Respecto al debate acerca de la despenalización del aborto en México, por decisión de la mujer desde la primera hasta la doceava semana, sigue dando de qué hablar. Como se sabe, en la Ciudad de México a partir de 2007 se reformaron cuatro artículos del Código Penal de la capital del país y, en la Ley de Salud para el entonces Distrito Federal, se agregaron los artículos 16 bis 6 (en su tercer párrafo) y el 16 bis 8, en su último párrafo.
Con lo anterior, se despenalizó el aborto hasta la semana número 12 de gestación, al tiempo que se indicaba que las instituciones de salud pública de esa entidad atenderían, sin costo para la solicitante, la Interrupción Legal del Embarazo (ILE). Ahora existe una red de clínicas de sostenimiento público que atienden estas peticiones vinculadas a los Derechos Humanos.
Como lo escribió el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Harvard, Laurence H. Tribe, este asunto ha desatado una lucha entre concepciones polarizadas o absolutistas, a veces sin cuartel. Por un lado, la óptica conservadora (pro-vida y el Estado Vaticano, entre los más acérrimos) pugnan por el respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Por el otro, están los grupos vanguardistas, muchos de izquierda, otras feministas y otros más que postulan la defensa de la igualdad de las mujeres en todos los órdenes; son quienes tienen como base el ejercicio de la Libertad, para que las mujeres que así lo decidan, ante un embarazo no intencional puedan: 1) No permanecer embarazadas; 2) No enfrentar (por ahora) un parto y, 3) No convertirse en madres, al menos durante esa etapa concreta de su vida.
Hay mentes obtusas que creen que con la existencia de este tipo de leyes o de reformas para lograr la ILE, todas, todas, todas las mujeres van a salir corriendo, enceguecidas y entusiastas a abortar por el solo hecho de que existen tales posibilidades legales e, incluso, que serán capaces de solicitar la ILE, aunque no estén embarazadas.
Hasta el momento, en 70 países se aprueba legalmente el aborto, aunque los lapsos señalados para ello varían, permitiendo que ocurra dentro de las primeras diez semanas hasta las primeras 24. Los periodos más amplios para la ILE se aprueban en Canadá, Países Bajos, Reino Unido y Singapur.
Hay que decirlo claro: Por ahora las mujeres de este país solamente pueden ejercer ese derecho a la ILE en la Ciudad de México; en la mayoría de las entidades federativas los Congresos Locales y los partidos políticos de “izquierda” no le han querido entrar al tema, por temor a perder votos y generar rechazo de la ciudadanía, así como de la poderosa y omnipresente Iglesia Católica.
Como se puede ver en el siguiente mapa, según datos oficiales de la Secretaría de Salud de la CDMX, nada más en el año 2018, se aplicaron poco más de 17 mil Interrupciones Legales del Embarazo.
De ellos, el primer sitio lo ocupó la propia ciudad capital. ¡Tres de cada diez mujeres que optaron por la ILE radican en el Estado de México! De no haber tenido esa opción legal, más de cinco mil mujeres habrían corrido graves riesgos para su vida, al tener que buscar de manera clandestina la suspensión de su embarazo. Lo habrían hecho –como lo llevaron a cabo—en uso pleno de su libertad y de la autonomía que ejercen sobre su cuerpo; en pro de su salud sexual; como una decisión libérrima para no convertirse, al menos en el año 2018, en madres.
La edad promedio que tenían las mujeres que acudieron a la ILE, donde sí se respetan los derechos sexuales y reproductivos, fue de 25.7 años. Poco más de 8 mil de ellas (50 %) tenían 25 años o más (hasta 52) al momento de acudir a este procedimiento. De cada cien chicas, 25 tenían entre 12 y 22 años de edad.
Acerca de la ILE, procedente de todo el país, en 77 % de los casos, se aplicó entre la cuarta y la octava semana de gestación. En 87 % de las muchachas la ILE se aplicó a través de la ingesta de medicamentos (mifepristona y/o misoprostol) y, desde luego, regresaron a consulta médica para revisión; únicamente en 8 % de los casos se recurrió a la técnica de la Aspiración Eléctrica Endouterina (AEE). La ciencia y la tecnología han avanzado.
La pregunta es: ¿Hay que seguir viajando a la Ciudad de México para que las mujeres del resto del país puedan ejercer su derecho a la salud sexual y reproductiva? ¿Hay que llegar a la capital del país porque en el resto de la entidades se vive en la época medieval y fuera del Estado Laico? Me parece que no.
La libertad de la mujer, en caso de sexo voluntario pero de embarazo no intencional, tiene un lapso para su deliberación y ejercicio: de la primera a la doceava semana de gestación. Después de ese corto periodo, entra el derecho a la vida del nasciturus, es decir, de la persona que aún no ha nacido, mientras permanece en el seno materno.
*Red Internacional Famecom