Uno de los pocos economistas e investigadores (si no es que el único) que anticipó el fracaso de las “reformas estructurales” derivadas del mal llamado “Pacto por México”, que en realidad resultó un “Pacto contra México” suscrito e impulsado por casi todas las fuerzas políticas y otras fuerzas económicas, fue Jaime Ros Bosch.
Al abordar el fenómeno del estancamiento económico que durante los últimos seis sexenios ha sido no más allá de un mediocre 2 por ciento, y que las tan cacareadas “reformas” iban supuestamente a dejar en el anecdotario de las buenas intenciones, el investigador y catedrático de la UNAM, además de profesor emérito de la Universidad de Notre Dame y profesor asociado de El Colegio de México, lo hizo no con los métodos metafísicos del Ogro Salvaje y otras patrañas neoliberales casi de corte galáctico, sino mediante un trabajo serio de análisis y de contraste, concluyendo que se le dio mucha importancia a una agenda reformista, dándole un lugar central en la vida pública, cuando en realidad lo que se necesitaba, de plano, era otra agenda.
¿Se requerían reformas para salir del mediocre atolladero neoliberal, denominado zumbonamente “estancamiento estabilizador? Bueno. Eso fue lo que promovió desde el inicio del sexenio encabezado por Enrique Peña Nieto.
Pero Ros Bosch, a quien la UAM distinguió con con el grado de Doctor Honoris Causa en 2017, hizo ver que esos lances no iban a servir de mucho para ello y que lo que se necesitaba era “cambiar de agenda”. Por supuesto, nadie le hizo caso.
Hoy que los responsables de la “Cuarta Transformación” ofrecen muestras vacilantes de lo que deben hacer para modificar en forma sustancial la política económica, bien harían en al menos “hojear” parte de los escritos de Ros, porque va justamente contra una doctrina que ha resultado lesiva y perniciosa.
Como dato, los sacerdotes del capitalismo conservador vaciaron los estantes de las librerías en plena euforia de “reformas estructurales”, por allá del 2013-2014, pero deben quedar algunos ejemplares de, por ejemplo, “Algunas Tesis Equivocadas sobre el estancamiento económico en México”, donde Jaime Ros refutó al espíritu que cree que la civilización debe constar de millones de miserables y unos cuantos pretendidamente iluminados.
Básicamente, Ros Bochs enfocó sus baterías en las causas del “estancamiento económico” de las últimas casi cuatro décadas: las políticas macroeconómicas en materia fiscal, monetaria y cambiaría.
Todas han jugado un papel importante a la hora de los balances que arrojan el saldo vergonzante de millones de miserables y unos ricos, según se desprende el estudio de Jaime Ros.
Pero destaco de entre ellas la fiscal en la que, dijo Ros Bosch, el pretendido bienestar de los mexicanos no se va a lograr sin un “Estado” -entendido aquí como gobierno- que redistribuya los ingresos de los más ricos entre los más pobres y garantice tanto educación de calidad como acceso universal a la salud.
Remarcó que una nueva vida para millones (de miserables) no se va a lograr sin un aumento de los recursos públicos, es decir, en la ampliación de impuestos, esto por parte de quienes los puedan pagar, transformando el sistema impositivo nacional en uno progresivo que redistribuya.
La contracción del gasto público, es decir, la casi no inversión del gobierno, ha sido el resultado de la falta de cobro de impuestos y la evasión sistemática. Y sin fondos es imposible invertir ni fomentar otras cosa más que comedores populares y becas para estudiantes, como se ha venido haciendo.
Jaime Ros se refirió también a la política fiscal que opera de manera “procíclica”, esto es, “que exacerba el ciclo económico profundizando las recesiones” ya que por un lado busca evitar los desequilibrios entre gasto e ingresos, pero por otro deja de cobrar impuestos a eventos “volátiles” (especuladores) que provocan aumento de la deuda y más contracción del gasto.
Por último, sugirió revisar la política que ha mantenido un peso fuerte frente al dólar, lo que ante “una economía tan abierta como la mexicana, es extremadamente adverso al desarrollo económico”, haciendo mención de los resultados negativos de mantener altas las tasas de referencia (8.25 por ciento), que supuestamente son para mantener baja la inflación, pero que en realidad ocasionan que el peso se aprecie.
Jaime Ros Boch falleció el pasado 7 de julio, pero sus obras, muy apostatarais en el terreno de las ideas, podrían orientar la confección de alguna agenda para atender parte de los problemas más sentidos de la sociedad, como la desigualdad, y no extraviarse en laberintos de confusión, caer en provocaciones o dejarse intimidar por quienes demostraron que su credo careció de contenidos benéficos para millones de ciudadanos.
