El próximo mes de agosto parece que el asunto sobre el matrimonio igualitario será recuperado como parte de la agenda legislativa en la Cámara de Diputados del Estado de México. Esta entidad, es una de las 14 que todavía no pone al día el concepto moderno de lo que significa el matriomonio civil. El Código Civil del Estado México, en su artículo 4.1 Bis, continúa enterrado en la tradicional óptica heteronormativa, reproductiva, patriarcal y machista. En este aspecto, parece absolutamente antidemocrático, por excluir a las minorías.
Dicho código contraviene, tanto los artículos 1º y 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al tiempo que ha estado pasando por alto las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Este máximo tribunal, ha emitido tesis jurisprudenciales, de observancia obligatoria, para que se permita el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ante la improcedencia del Código Civil mexiquense, como se sabe, desde el año 2001, una pareja del mismo sexo, mediante un juicio de amparo, logró casarse en sacrosanto, católico, conservador e impoluto suelo mexiquense.
El Código Civil del Edomex, en ese artículo 4.1 bis, continúa definiendo al matrimonio como “una institución de carácter público e interés social, por medio de la cual un hombre y una mujer voluntariamente deciden compartir un estado de vida para la búsqueda de su realización personal y la fundación de una familia”. Lo que ahora corresponde es que se haga un cambio paradigmático y, nada sencillo, que diga que se trata de la unión civil por por la que dos personas, voluntariamente, optan por… todo lo que sigue.
Originalmente, es una iniciativa que había impulsado el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, también el Partido del Trabajo (PT). En el año 2016, la bancada priista mexiquense trató de hacer bien y rápido la tarea, cuando el entonces presidente Enrique Peñá Nieto lanzó una temeraria iniciativa para impulsar en todo el país este tipo de matrimonios. Como se recordará, en el territorio estatal y en muchas otras entidades, no se pudo hacer la tarea ni cumplirle a EPN.
El diputado Maurilio Hernández, presidente de la Junta de Coordinación Política de la actual LX Legislatura, dijo el pasado mes de febrero de este año, que habría que hacer una consulta al respecto, para tomerle el pulso al tema.
Indudablemente los diputados, diputadas y sus respectivas fracciones parlamentarias van a calcular el costo político-electoral que tendrá pronunciarse abierta, sigilosa o sinuosamente a favor o en contra del matrimonio igualitario. Morena, PRD, PT y el PRI conocen de sobra que poderes fácticos como la Iglesia Católica, otros grupos conservadores, empresarios al más puro estilo del extinto Carlos María Abascal y, las familias de la rodilla ensangrentada, saltarán rabiosamente en contra del “matrimonio Gay u homosexual”.
El Poder Legislativo va a tener que tomar más tiempo y deliberación para saber si la veleidosa “consulta ciudadana” está de humor o no y hace funcionar el aplausómetro. La idea, desde luego, será no perder feligreses, perdón, seguidores(as) ciudadanos(as) que están luchando por la trasformación social de México.
No descarte usted que opten por una figura “menos agresiva” como: las sociedades de convivencia, con tal de no tocar la inmaculada figura social del matrimonio y, con ello, se evite despertar a los demonios, que de por sí andan sueltos desde el antepasado primero de julio.
Serán cautelosos(as) para que la sangre no llegue al rio, pues dirán que, dentro de los homocasorios civiles, no se incluya la adopción; pues eso sí que sería una abominación. En la medianía de las mentalidades colectivas, existe el prejuicio de que “el ejemplo arrastra”. Por ende, que toda madre lesbiana o todo padre gay, por tozuda imitación social formará diabólicamente un hijo homosexual o una hija lesbiana. Si eso fuera así, ningún padre o madre heterosexual tendría jamás descendencia que fuese parte de las minorías sexuales. No cabe duda que el avance de las ciencias dan largas para llegar a las mayorías y, jamás les alumbran el pensamiento.
Abrigo esperanzas de que los(as) legisladores(as) mexiquenses consulten o lean visiones científicas, laicas y fundadas en la investigación sociocultural. La labor legislativa debería ser propia de un Estado Mexicano laico, en tanto se profesa defender bajo la Libertad, Igualdad, Fraternidad, con pleno respeto a los Derechos Humanos y, dentro de una entidad que se asume democrática.
* Red Internacional FAMECOM
