México se encuentra viviendo la peor crisis en seguridad desde hace mucho tiempo. Para este primer año del nuevo gobierno la cifra de muertes amenaza con rebasar los treinta y cinco mil, mientras tanto, la política implementada por el gobierno del presidente Andres Manuel López Obrador no termina por aparecer.
Desde que se ha tomado nota de la estadística que se registra cada año en este sentido, la de los homicidios representa uno de los indicadores más consistentes para medir el avance o retroceso de la política implementada por el gobierno para enfrentar la inseguridad.
Atender a la población en uno de los temas más sensibles, y por las condiciones actuales, es de urgencia, por los enfrentamientos, balaceras y ejecuciones que han ocurrido en el territorio nacional, y que han sido la constante en los últimos meses, a tal grado que se empiezan a ver como algo normal, nada más preocupante.
Pero, ¿cuál a sido la respuesta del ejecutivo federal al respecto? En realidad, es obvio que a AMLO le molesta hablar del problema, no le gusta, sin embargo, es un reclamo que ha venido en aumento por parte de la sociedad. Lo que le ha costado puntos porcentuales en aceptación, que tanto le interesan.
La respuesta del mandatario ha sido esquiva, porque no existe garantía alguna de que atacando las causas con programas sociales se den los resultados que presume.
En especial, porque no se tiene precisa la forma en la que se deben medir los avances de la implementación de alguno de ellos, en particular el que debe ser destinado en contener la inseguridad. La poca transparencia con la que se manejan los programas, dejan en el aire muchas interrogantes.
Aunque para el gobierno encabezado por el tabasqueño, es lo que menos importa, pues con la cantaleta de que tiene otros datos, no hay forma de cómo comprobar su avance, y entonces cualquier cosa es posible. Sólo que tratándose de la seguridad, es muy complicado, la percepción de los ciudadanos es muy diferente, aún para este gobierno transformador.
México se encuentra sumido en la violencia, en el miedo y el abandono, lo que ha venido sucediendo desde hace varios meses a la fecha, y eso tiene molesta a una buena parte de la población, por lo que los reclamos por la inseguridad cada vez se hacen más fuertes, y no se acepta que el gobierno sea omiso para combatir al crimen.
El malestar social se traduce en la disminución de la aceptación del tabasqueño, lo que es elocuente, pues llegó con grandes expectativas y un gran apoyo, pero colocó la vara demasiado alta, y está llegando al límite de la paciencia ciudadana.
Uno de los referentes que ha exigido un alto al clima de violencia en el país, de entre muchos otros, es el activismo del poeta Javier Sicilia Zardain, desde el 2011, como consecuencia de la muerte de su hijo junto con otros seis jóvenes a manos del crimen organizado en el estado de Morelos, y desde entonces, ha encabezado distintas manifestaciones.
Dadas las condiciones por las que atraviesa la nación y los nulos resultados del presente gobierno, Sicilia anunció una nueva marcha para inicios del 2020, por la justicia y la paz con dignidad, en la que pedirá sacar al país de la época de terror que lo ha convertido en un rastro y un campo de concentración, en donde los criminales someten y exterminan a miles de mexicanos.
En una carta dirigida al presidente López Obrador, le pide una reunión y hacer políticas de estado profundas, porque “nos están matando, desapareciendo, violentando” y le pide cambiar la estrategia de seguridad, por una a la altura de la emergencia nacional, y finaliza la misiva preguntando “¿tú, qué decides presidente, caminarás rumbo al horror que tus primeros pasos han transitado? O ¿rumbo a la esperanza a la que un día nos llamaste y a la que hoy esta nación ensangrentada nos convoca?
Como respuesta, AMLO lejos de conmoverse por lo solicitado por el poeta, respondió en una de sus comedias mañaneras, que podía ser atendido por la Secretaria de Gobernación o por Alejandro Encinas, y remató, “tengo que administrar mi tiempo”.
Y como de costumbre, arremetió de nueva cuenta en contra de sus adversarios, los conservadores y la prensa fifí, señalando que ya los veía dándose vuelo para sentarlo en el banquillo de los acusados.
Finalizó el originario de Macuspana su comentario sentenciando; “hasta que hubo alguien que le dijo sus verdades” y soltó “da flojera eso ¿eh?, en referencia a lo que dijo el padre Solalinde, quien acusa a Javier Sicilia de oponerse al régimen “que lucha por la paz”, mientras tanto, el escritor lamentó lo dicho por el presidente, al señalar que AMLO no entiende la dimensión del monstruo que enfrenta (en referencia a la violencia) y que ha representado sufrimiento a indefensos y muerte.
La postura de AMLO desafortunadamente no sorprende, pues la misma adoptó cuando las crisis que debió atender personalmente; del “culiacanazo” y la de la familia LeBarón, ya que por un lado, sin recato alguno, viajó a Oaxaca y por el otro, prefirió al béisbol, esto, sin contar con la poca sensibilidad que ha demostrado por la caída de miembros del ejército y policías en diversas partes de suelo mexicano.
Pero aún se encuentra Evo Morales para distraer la atención con los privilegios con los que goza, aunque la política exterior con ello se meta en lo que antes prometió no hacerlo.
