En el servicio público de salud, durante los últimos tres lustros, la tónica ha sido el desabasto de algunos medicamentos. Eso lo tienen grabado miles de pacientes que acuden a clínicas, hospitales y centros de salud en gran parte del territorio nacional.
Que dicha problemática llegue al celular del Secretario de Salud Jorge Alcocer Varela, a los medios de comunicación, así como a oídos del Presidente de México, se debe tanto a las “benditas redes sociales”, como al hecho de que los manifestantes saben que si se bloquean avenidas del Aeropuerto de la Ciudad de México, es seguro que –viralización mediante-- llegarán a la Mañanera presidencial. Los medicamentos son la punta del iceberg de los muchísimos problemas que aquejan al sistema de salud pública en México. Para muestras van algunas dolorosas y corroídas perlas.
I. La demanda de atención. Que nadie se rasgue las vestiduras. El tiempo de espera para recibir a un paciente en áreas de especialidad, compite con el sueño de los justos. Detrás de la “programación” de consultas, del espéreme tantito y, del no hay citas hasta dentro de seis meses, se esconde esta inhumana incapacidad. Fuera máscaras, no importa el gobierno en turno ni el color del partido; hay pacientes que se han muerto en camilla mientras esperan ser atendidos. Esperan en el otro mundo.
II. La atención médica. En las 64 mil localidades dispersas que existen en nuestro país, sufren desatención, escasez de medicamentos, limitada tecnología, baja calidad en los servicios y, ante emergencias, sobreviene la tragedia. Hay quienes deben rezar para ver si mediante sus fervorosas oraciones se mantienen con vida. Cuando logran ser trasladados y atendidos en alguna ciudad o poblado, donde toque la suerte de llegar, quizá se salven porque finalmente llegó la luz o el personal. ¿Por qué hablan de mejora en estos servicios si no tiene nada que ver con la vida de los pacientes? ¿Por qué se burlan de esa manera y con estos asuntos tan desgarradores, mientras dicen que esperamos hasta diciembre de 2020?
III. El equipamiento o la tecnología médica. Para la atención, el sistema de salud tiene como constantes al menos tres características: 1) Lo mejor de lo mejor en hospitales y clínicas selectas; 2) Buena o aceptable tecnología pero carente de insumos o de consumibles para hacerlos funcionar los 365 del año y, 3) Aparentemente lo más avanzado, pero en realidad se dispone de equipamiento o tecnología rezagada aunque hayan pagado precios de clase mundial, como la que sí le brindan al presidente Obama.
IV. Personal escaso y mal pagado. No hay profesionales de salud suficiente para atender la creciente demanda. Así ha estado el escenario. Un médico general, si radica en Veracruz, Tabasco, Tlaxcala, Morelos o Guerrero, en promedio, obtiene un salario de 11 mil pesos mensuales; diez veces menos que el sueldo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). En el régimen anterior, dicho personal ganaba 23 veces menos que el titular de la silla presidencial. ¡Qué desconsideración de uno y otro!
¿Si la salud es una prioridad para el país de la 4T, no debería pintar un mejor panorama para quienes hacen funcionar todos los días un sistema que cuenta con presupuesto suficiente, según ha dicho el presidente AMLO?
Seguir repitiendo --cómo se ha hecho desde hace mucho tiempo—que es “gratis”, regalado, o peor aún, que no costará un centavo el servicio de salud, es tratar de aprovecharse de millones de personas que debido a su pobreza e histórica depauperación, son incapaces de ver más allá de su nariz. Lo siento, pero es así.
Ningún bien material o servicio puede costar… NADA. ¡No puede tener valor cero un trabajo realizado. Si algo implica esfuerzo de otra(s) persona(s) tiene y tendrá costos. Alguien ha pagado lo que cuesta. Cuando los gobernantes, del partido que sea, digan que tal cosa es… ¡Gratis! A usted le están tratando de catequizar y, viendo la cara de estúpido(a).
¿Por qué se dice que los servicios de salud serán gratuitos? La intención es una, la realidad otra. El Gobierno Federal y, también los gobernantes estatales mienten; declaran con descarado sesgo. También extreman algunos periodistas cuando dicen que los servicios de salud: “los pagamos con nuestros impuestos”. ¿Alcanzan nuestros impuestos? ¿Pagamos todos? ¿Alcanza la venta del petróleo? ¿Las remesas tapan un déficit que nadie ha querido ver? Ahora que tenemos “pueblo sabio y honrado”, y que todos pagamos impuestos, ¿el Sistema de Salud Mexicano será gratuito? ¡Vaya disfraz!
Red Internacional FAMECOM