En los últimos años hemos escuchado y visto en nuestro entorno, o a través de los medios de comunicación, diferentes episodios donde la naturaleza ha sufrido cambios significativos, todos ellos derivados de la contaminación y del calentamiento global. Seguramente nos hemos preguntado de qué manera afecta a los glaciares que se encuentran en los polos, el incremento de la temperatura de nuestro planeta.
Es importante mencionar que 75 por ciento del agua dulce del mundo está, justamente, en los glaciares. Se acumula principalmente en dos zonas: la Antártida, que representa 84 por ciento, y Groenlandia, 14 por ciento. Estos casquetes polares, que tienen una extensión de 15 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente, los hace sumamente importantes, ya que además de formar parte de un ciclo hidrológico, son las reservas más grandes de agua dulce de nuestro planeta.
Sin embargo, en la Antártida, a 30 kilómetros al este del Monte Murphy, se encuentra situado el glaciar Thwaites, una masa de hielo comprimido que tiene una longitud casi del tamaño del Reino Unido y que, hasta ahora, es responsable de 4 por ciento del aumento global en el nivel del mar, pero que si se derritiera completamente, el efecto sería el incremento del nivel del mar en por lo menos medio metro. Esta es la causa porla que lo han decidido llamar el glaciar del “Día del Juicio Final”.
Lo preocupante de la situación estriba en que el último estudio realizado por la Universidad de Nueva York, a través de un grupo de científicos, revela que el agua marina que rodea el glaciar ha incrementado su temperatura a 2 grados Celsius, cuando normalmente las temperaturas de esa zona oscila en los -10 a -55 grados.
Una alerta más que los científicos ponen sobre la mesa, ya que por más remota que parezca está zona, los resultados de la investigación deben servir para hacer conciencia de los problemas derivados del calentamiento global.
