Los supercontagiadores son personas cuya capacidad para transmitir un virus, por razones a veces desconocidas, multiplica a la del paciente medio, es decir, significa que alguien infectará desproporcionadamente a un gran número de personas con un virus.
Lo que califica como un súper propagador varía según el virus o la enfermedad y su tasa de infección habitual. Por ejemplo, durante el brote del síndrome respiratorio agudo severo en 2003, un caso índice probablemente infectaba directamente a otras 2.75 personas, mientras que un "súper propagador" se clasificó como alguien que infectaba directamente 10 o más personas.
Con el coronavirus Covid-19, los expertos creen que es probable que un caso índice infecte directamente entre 1 a 4 otras personas, sin embargo, todavía no está claro cuál es el umbral del súper propagador del Covid-19, que podría ser hasta diez veces más.
¿Qué hace a alguien un súper propagador?
Los diferentes factores que hacen que alguien lo sea pueden estar relacionados con la biología. Una persona puede producir más virus o infectarse con una cepa que se propaga más fácil o rápidamente y, por lo tanto, infecta a más personas.
O también cuenta su historial médico pues si alguien tiene un sistema inmunitario comprometido, es posible que no se recupere tan rápido como otras personas, por lo que sigue propagando la infección por más tiempo. Otra posibilidad son los lugares a los que van. Si se trata de una persona que tiende a estar en grandes áreas pobladas todo el tiempo, tendrán la ocasión de transmitir la infección a más personas.
El COVID-19 (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019), también conocida como enfermedad por coronavirus es una Enfermedad infecciosa
causada por el virus SARS-CoV-2. Se detectó por primera vez en la ciudad china de Wuhan (provincia de Hubei) en diciembre de 2019.
En diciembre de 2019 hubo un brote epidémico de neumonía de causa desconocida en Wuhan, provincia de Hubei, China; el cual, según afirmó más tarde llegó a afectar a más de 60 personas el veinte de ese mes.
Según el Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades el 29 de diciembre un hospital en Wuhan admitió a 4 individuos con neumonía,
quienes trabajaban en un mercado de esa ciudad. El hospital reportó esto al Centro y éste encontró más casos relacionados al mercado.
Los Detectives de la Salud de BlueDot: Inteligencia Artificial vs Virus Natural
Como buen detective de la salud, poco después de la medianoche del 30 de diciembre, la alerta sonó en la plataforma de inteligencia artificial BlueDot que detectó un grupo de casos de "neumonía inusual", que ocurrían en un mercado en Wuhan, China.
BlueDot había descubierto lo que se conocería como COVID-19, nueve días antes de que la Organización Mundial de la Salud publicara su declaración alertando a las personas sobre la aparición de un nuevo coronavirus.
BlueDot es una compañía canadiense de Inteligencia Artificial (IA) que emplea a un equipo diverso de 40 personas, incluidos veterinarios, médicos, epidemiólogos, ingenieros, científicos de datos y desarrolladores de software. Envía alertas, breves sinopsis de brotes de enfermedades anómalas que su IA ha detectado y los riesgos que pueden presentar, a clientes de atención médica, gobierno, empresas y salud pública.
La clave de BlueDot es Big Data. Utiliza el procesamiento del lenguaje natural y el aprendizaje automático para seleccionar datos de cientos de miles de fuentes, incluidas declaraciones de organizaciones oficiales de salud pública, medios digitales, datos de boletos de aerolíneas globales, informes de salud y datos demográficos de la población. Es capaz de procesar rápidamente toneladas de información cada 15 minutos, las 24 horas del día.
A partir de ahí, un grupo de médicos y programadores de computadoras revisan los hallazgos de IA, hacen una verificación y crean los informes que se envían. "No usamos la inteligencia artificial para reemplazar la inteligencia humana, básicamente la usamos para encontrar las agujas en el pajar y presentarlas a nuestro equipo", dice su director.
Además de detectar las amenazas de enfermedades infecciosas lo antes posible, el objetivo de BlueDot es comprender cómo las enfermedades pueden dispersarse a diferentes partes del mundo y luego determinar las posibles consecuencias de su propagación.
En el caso de COVID-19, además de enviar una alerta, BlueDot también pudo identificar correctamente las ciudades que estaban muy conectadas con Wuhan, utilizando cosas como los datos globales de emisión de boletos de aerolíneas para ayudar a anticipar dónde podrían estar viajando los infectados. Los destinos internacionales que BlueDot anticipaba que tendrían el mayor volumen de viajeros de Wuhan fueron: Bangkok, Hong Kong, Tokio, Taipei, Phuket, Seúl y Singapur. Al final, 11 de las ciudades en la parte superior de su lista fueron los primeros lugares en recibir casos COVID-19.
El 31 de diciembre, el Comité de Salud Municipal de Wuhan reportó a la OMS que 27 personas habían sido diagnosticadas con neumonía de causa desconocida, habiendo 7 en estado crítico; la mayoría de estos casos eran trabajadores del mencionado mercado. Para el 1 de enero de 2020 el mercado había sido cerrado.
El 7 de enero los científicos chinos habían aislado el virus causante de la enfermedad, y realizaron una secuencia del genoma de éste. Esta secuencia del genoma estuvo disponible para la OMS el 12 de enero de 2020, permitiendo a los laboratorios de diferentes países producir diagnósticos específicos vía pruebas.
El 12 de enero las autoridades chinas habían confirmado la existencia de 41 personas infectadas con el nuevo virus, quienes comenzaron a sentir síntomas entre el 8 de diciembre de 2019 y el 2 de enero de 2020, los cuales incluían: fiebre, malestar, tos seca, dificultad para respirar y fallos respiratorios; también se observó infiltrados neumónicos invasivos en ambos pulmones observables en las radiografías de tórax.
Expansión de la enfermedad
Tras el primer brote de COVID-19 en Wuhan en diciembre de 2019, la ciudad dejó de reportar casos hasta el 19 de enero, cuando se confirmaron 17 casos más. Para ese entonces ya se habían reportado los primeros casos por COVID-19 fuera de China: dos en Tailandia y uno en Japón.
Japón confirmó su primer caso de Coronavirus el 16 de enero. El paciente era un hombre de China que había viajado a Japón desde Wuhan. Durante la semana siguiente, Japón confirmó dos casos más, ambos ciudadanos chinos que habían viajado desde Wuhan. Pero pronto hubo signos de transmisión comunitaria, ya que un caso confirmado el 28 de enero se registró en un hombre que nunca había visitado China.
Singapur denunció su primer caso el 23 de enero: una mujer china que había volado desde Wuhan, el centro del brote. Pero a pesar de su rápida respuesta y preparación avanzada (Singapur decretó el aislamiento y el gobierno paga 73 dólares diarios a los auto empleados), Singapur aún se convirtió en la zona cero para un evento de "súper propagador" de coronavirus a fines de enero: un asistente a una conferencia de negocios organizada por la firma de análisis de gas del Reino Unido Servomex en el Grand Hyatt en Singapur contrajo la enfermedad y la transmitió involuntariamente a otras 11 personas cuando regresó al Reino Unido a través de Francia. Cinco de los 11 fueron confirmados infectados en Francia, mientras que uno viajó de regreso a Mallorca, España, antes de dar positivo.
Y se cree que uno de los súper propagadores un hombre de negocios británico de 53 años, al que pescó el coronavirus durante una conferencia en Singapur en enero de este año y lo propagó cuando viajó a una estación de esquí francesa. Luego regresó a su hogar en Inglaterra después de unas vacaciones de esquí en los Alpes. Se teme que haya infectado al menos a 11 personas antes de que mostrara algún síntoma. Al parecer entró en contacto con cientos de personas a su regreso a Gran Bretaña y sería una de las fuentes del coronavirus en su país. Estuvo en una unidad de aislamiento en el Hospital St Thomas en el centro de Londres y ya fue dado de alta.
La rápida expansión de la enfermedad hizo que la Organización Mundial de la Salud el 30 de enero de 2020, la declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional.
Habiendo llegado a más de 100 territorios, el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud la declaró pandemia.
En México
A partir del 21 de enero de 2020, se agregó el monitoreo del COVID-19 en el país (fase 1: Los casos de infección son importados del extranjero, y no existen casos de contagio local. Existe un número limitado de personas infectadas con el virus.No hay medidas estrictas de sanidad, con excepción de las acciones de prevención de propagación). Esta etapa duró hasta el 23 de marzo.
El primer caso detectado con Covid-19 fue confirmado el 28 de febrero por las autoridades y resultó el de un mexicano de 35 años de la Ciudad de México que viajó al norte de Italia a un Congreso. El posible transmisor fue un viajero italiano con residencia en Malasia que presentaba síntomas de enfermedad respiratoria, con quien el paciente mexicano tuvo contacto durante el viaje en avión.
Después del 23 de marzo, 12 días después de que la OMS declarara oficialmente la pandemia, las autoridades mexicanas decretaron la segunda fase para monitorear y enfrentar la transmisión comunitaria, con las medidas que se han venido conociendo día a día.
Aunque oficialmente no se declara todavía la fase 3, se han venido implementando medidas más estrictas. En la Fase 3, etapa epidemiológica, se registrarían miles de casos en varias localidades del país, lo que afortunadamente aún no ocurre. Al darse, requerirá la ejecución de protocolos sanitarios más estrictos, como decretar la cuarentena generalizada de la población.
Y el resto, es la historia que usted conoce y estamos padeciendo diariamente hasta nuevo aviso, dicho sea con todo respeto y sana distancia.
Abril, 2020