Ante la declaración de la fase dos de la pandemia del Coronavirus en nuestro país, a estas alturas, para nadie puede ser un secreto que las autoridades sanitarias no se encontraban preparadas para la atención que merecía la enfermedad que ha puesto de rodillas al mundo.
Hasta hace unas semanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumía que en el país, el coronavirus no representaría ningún problema y que eventualmente, el brote, casi, casi pasaría de largo sin mayores complicaciones.
La verdad, es que a pesar de lo que presumía López Obrador todas las mañanas, el semblante del sub secretario Hugo López-Gatell ya acusaba preocupación, el especialista bien sabía que el panorama se pintaba negro, y habría que hacer algo para adecuar las cifras, como ya lo hizo, porque tarde o temprano las cosas cambiarían.
Más aún, la llegada de la pandemia desnudó la fragilidad del sistema de salud, debido al cambio del Seguro Popular al Insabi, los tomaron por sorpresa; las manifestaciones del personal del sector anunciaban lo que ya muchos sabían, no había medicamentos, no había equipo, no había personal suficiente, no había protocolos, en pocas palabras, México no estaba preparado para el arribo del COVID-19 a suelo azteca.
Pero, si para los trabajadores del sector no hay los insumos que requieren, a pesar de estar el la primera línea, en la línea de fuego, peor es el panorama para las demás corporaciones que no pueden suspender actividades y tienen que enfrentar, sin la mínima protección, su trabajo.
Me refiero a los cuerpos de seguridad, que tienen que buscar la forma de hacerlo, corriendo el riesgo natural de estar en contacto con la gente, pero también con la delincuencia, esto pasa en todas partes, y el Estado de México, desde luego que no es la excepción.
De la misma forma, el personal de la Fiscalía General de Justicia de la entidad mexiquense no puede darse el lujo de suspender actividades para guardar cuarentena, y es una de las instituciones que más padece por falta de previsión, no saben cómo deben actuar, porque no cuentan con los protocolos que a estas alturas ya deberían tener.
Recientemente se reportó el fallecimiento de la licenciada Silvia “N” que se encontraba adscrita a la agencia de Chimalhuacán, quien presentó los síntomas del COVID-19, la funcionaria y uno de sus familiares, que también trabaja en la institución, fueron hospitalizados en Tlalnepantla.
Desde luego que tal acontecimiento ha puesto nerviosos a sus compañeros con los que tuvieron contacto, y gran parte de los servidores públicos de la Fiscalía mexiquense se encuentran preocupados, no es para menos, no cuentan con el equipo necesario para su protección.
Los Agentes del Ministerio Público, elementos de la Policía Institucional y de Servicios Periciales, en muchas ocasiones han tenido que aportar de su propia bolsa para hacerse del material de oficina que se requiere para poder cumplir con su trabajo, pero, el equipo para resguardar su salud, los supera.
Para el personal de la Fiscalía no es extraño tener que recorrer grandes distancias para llegar a su lugar de adscripción, y ahora, con la presencia de la pandemia, eso representa un doble riesgo. La atención que debe darse a estos servidores públicos ha estado muy lejos de ser correspondiente con el desgaste que su trabajo representa, lo peor, es que es de los más olvidados.
Aunque se espera que los análisis que se le hicieron a los Agentes del Ministerio Público puedan confirmar el contagio por COVID-19, porque también pueden señalar neumonía atípica, o como fue diagnosticado el comandante Isaac “N”, como rinofaringitis aguda, gastroenteritis infecciosa, quien recién falleció y presentaba las características del virus mortal, lo cierto, es que de no poner atención el Fiscal General, Alejandro Jaime Gómez Sánchez, para solucionar el problema, puede enfrentar la inconformidad de su personal, quienes, además de estar en peligro de contagio, también ponen en riesgo a sus seres queridos.
La falta de previsión y la falta de aplicación de pruebas que recomendó una y otra vez Tedros Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no fue acatada por todos los países, ha arrojado como consecuencia que Italia, España, Estados Unidos, entre otros, y probablemente muy pronto México y Brasil, no vean cerca el punto de inflexión deseado.
Las invitaciones a salir, a abrazarse y besarse cobrarán una factura demasiado cara, cada quien tendrá que hacerse responsable de lo que hizo y dejó de hacer, para muchos, se dejó pasar tiempo valioso. Tampoco podrá olvidarse que el subsecretario, Hugo López-Gatell, se ajustara mas a la política lopezobradorista que a su obligación como especialista.
López-Gatell, adecuó su discurso al oído del presidente, a tal grado que se empezó a dudar de su profesionalismo, las recomendaciones para todo el pueblo, excepto para el presidente, evidenciaron a un funcionario a modo, interesado más en buscar mejor futuro.
Para Gabriel O`Shea Cuevas, secretario de Salud de la entidad mexiquense, el presente no luce mejor, se le ha complicado la entrega de hospitales al Insabi, y materialmente están detenidos, no hay insumos, ni medicamentos, peor aún; médicos y enfermeras se contagian porque no cuentan con el equipo mínimo de protección, y no hay recursos para solucionar el problema.
En las próximas semanas, el sistema de salud podría colapsar.
