A finales del mes de abril del presente año el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) emitió un acuerdo mediante el cual se pretendía suspender por plazo indefinido la entrada en operación de energías renovables y limitar la generación de energía por centrales eólicas y fotovoltaicas en operación, esto a raíz de la sobreoferta que existe actualmente en el mercado energético.
Hemos de recordar que la industria automotriz y en general el sector industrial paró sus actividades después de que se emitiera a finales del pasado mes de marzo, la emergencia sanitaria por causas de fuerza mayor ante un aumento considerable de casos de coronavirus, lo que ocasionó que la energía que se consume normalmente en los diferentes sectores de actividad económica disminuyera considerablemente.
A diferencia de otro tipo de energéticos como el petróleo, el carbón, el gas natural, la energía eléctrica dentro de la cadena energética no contempla el almacenamiento, esto quiere decir que la energía eléctrica que se produce se distribuye e inmediatamente llega a los consumidores finales.
En palabras llanas, la energía eléctrica no se puede almacenar, debido a ello la oferta debe ir en función de lo que se está demandando.
Por otro lado el pasado viernes 15 de mayo, la Secretaría de Energía (Sener) dio a conocer mediante el Diario Oficial de la Federación, la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional, que busca fortalecer a CFE y al Sistema Energético Nacional y que genera cierta incertidumbre a los proyectos de inversión de energías renovables, esto debido a la contracción de la demanda.
Por su parte la embajada de Canadá hizo llegar un escrito donde manifestaba su preocupación ya que dicha política pone en riesgo la operación y continuidad de proyectos de energía de Centrales Eléctricas con Energías Limpias Intermitentes Canadienses equivalentes a 450 millones de dólares y la creación de mil empleos.
La Unión Europea también manifestó que esta política impactará de manera negativa 44 proyectos de generación de energía limpia en 18 Estados equivalentes a una inversión de 6 mil 400 millones de dólares.
Lo que debemos de tener en cuenta son dos cosas. La primera es que no se puede producir más energía eléctrica de la que un país requiere, porque ya sea fósil o “limpia”, eso se traduciría en pérdidas de energía debido a que no se estaría utilizando. Y la segunda es que la falta de utilización de la energía que se genera a través de las empresas de energías limpias, que son los inversionistas privados, ciertamente está provocando un ambiente de incertidumbre y preocupación por los proyectos de inversión que ya están en el país y que se tienen proyectados a futuro y más por ciertos antecedentes que se tienen en el actuar por parte del Gobierno Federal, como la cancelación del NAIM.
