Parte I
Introducción
Parece una pesadilla de países donde imperan a rajatabla los arreglos familiares; donde el peso de los clanes avasalla sin consideración alguna; donde la religión, a través de su voraz patriarcado y machismo, pasan impunemente sobre la dignidad de las niñas, a quienes casan forzadamente con adultos; donde el paso de las guerras, dejan niñas y mujeres violadas. Pero no, también se trata de México y de varias entidades en el país.
A escala internacional, se ha establecido que el embarazo y la maternidad en niñas que tienen entre 10 y 14 años de edad, debe ser erradicado, punto. La mayoría en el mundo estaríamos de acuerdo. Se trata de la franja de menores de edad más vulnerable, pues incluye a quienes tienen 17 años o menos.
Detrás de esta aberración, se esconden otros fenómenos sociales lacerantes. Se ocultan: historias de abusos sexuales prolongadas; de violaciones encubiertas; del perverso estupro; de relaciones incestuosas recurrentes; también de ocultamiento --quizá por vengüenza—o, debido a una supuesta e insostenible “tolerancia” por parte de quienes se enteran o sospechan de tales barbaridades.
Sin duda, se traslucen las deficiencias en los procesos de investigación judicial, así como el vínculo con la esquiva posición de médicos, enfermeras y trabajadoras sociales, que llega a ocurrir al atender una gestación o parto de una madre-niña, que tiene entre 10 y 14 años de edad. Entonces optan por la comodidad de “no meterse en un problema mayor”. He ahí un pozo digno de explorar.
¿Dónde está el otro problema de la maternidad infantil?
Aunque el foco de atención, por parte de la política pública internacional, así como en México, está en las niñas-madres, ambas políticas me levantan una hedionda pústula emocional por el hecho de que escasamente o, peor aún, casi nunca salen a la luz otros aspectos de la problemática que impera. Se trata de los siguientes cinco problemas subsecuentes o concomitantes que al respecto considero:
1) ¿Quiénes son los masculinos que embarazaron a esas niñas?
2) ¿Qué pena o castigo les fue impuesto, penalmente?
3) ¿Cuál es el perfil social de los abusadores o violadores de esas niñas que llegaron a ser madres?
4) ¿Dónde están los violadores de esas niñas-madres, de los que no se tiene ningún dato registrado en el sistema de salud, o bien, en la Fiscalía Estatal correspondiente?
5) Qué características tienen las familias, cuya hija menor de 15 años fue embarazada y, le permitieron llegar hasta el parto, convirtiéndola en una niña-madre?
ENAPEA va y viene, aún en la 4T, pero nada claro
Desde el año 2015, con bombo y platillo fue presentada la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (ENAPEA), en tiempos del presidente Enrique Peña Nieto. En 2014 habíamos aparecido en el mapa de la OCDE, al conseguir el primerísimo lugar, entre los 32 países de esa organización, por nuestra alta tasa de natalidad adolescente, en el grupo de las chicas que tenían entre 15 y 19 años de edad.
Dentro de la ENAPEA, como era de esperarse, inmediatamente el Gobierno de México se pronunció por la erradicación del embarazo infantil. Era lo políticamente correcto. Ipso facto, como nos gusta presumirlo, fueron puestos en marcha Grupos Estatales para la Prevención del Embarazo Adolescente (nada menos que 32 GEPEAs). Bueno, tuvimos la desfachatez de llegar hasta los grupos municipales para atender dicha problemática social. ¡Estábamos con todo…!
Nuestra capacidad para crear acrónimos y comisiones, siempre ha ocupado los primeros sitios en el concierto internacional, aunque no entreguemos los resultados esperados. Agrandar la burocracia es parte de nuestra afición institucional. Luego, ya veremos los resultados. Eso pasa al último sitio, aunque desde el más alto rango estatal o federal, se diga: “Hay te lo encargo; me interesa mucho; es prioritario; debemos tener el mejor programa en nuestra entidad… bla, bla, bla…”
Inexplicablemente, en unos cuantos meses de aquellos ayeres, se pusieron a la cabeza de tales consorcios estatales, a los correspondientes Consejos Estatales de Población (COESPO). Así había sucedido a escala federal y, nadie se iba a oponer a las decisiones del primer mandatario. Ahora es igualito, no digan que no.
¿Qué saben del tema del embarazo adolescente e infantil los Consejos Estatales de Población de este país? ¡Poco o casi nada! ¿Ha leído usted estudios, investigaciones, reportes, informes al respecto, procedentes de CONAPO o de algún COESPO? Coediciones, tal vez, pero ninguno de su autoría. Mucho menos signado por especialistas.
La experiencia de estos indispensables organismos públicos (COESPO) está en contar personas y en hacer proyecciones. La sexualidad, así como su icosaédrica problemática, no forma parte de su campo de estudios. En todo caso, ellos miden la consecuencia de tales encuentros íntimos. Mis respetos para sus proyecciones, por supuesto. Ninguna otra cosa digna de escribir a casa.
También hay que decir que durante los últimos siete años estos consejos tampoco han creado áreas con profesionales avezados en sexualidad, para realmente atender aquello que cínicamente les han encargados. ¿Solamente en el Estado de México? No… ¡en todo el país!
¿De qué tamaño es la natalidad infantil en México?
Aquí, debido a nuestro lerdo sistema de información, tenemos que esperar varios o muchos meses antes de saber qué sucedió el año anterior. Así que los datos más actualizados que tenemos sobre la natalidad específica infantil en México, en este año 2020, corresponden al año 2018. Es lo más actualizado, lo siento.
Quizá habría que pedirle al “pueblo bueno y sabio” que, así como es capaz de construir caminos y casas, sin arquitectos o sin ingenieros, nos produzca este año un sistema de información computadorizado ágil, eficiente e hiperconectado, después de que colectivamente hundieran su nariz en la sabiduría náhuatl. Creo que por ahora, tendremos que esperar.
Los indicadores de 2018 advierten que un total de 8,862 niñas, que tenían entre 10 y 14 años de edad, fueron madres. Que 75 de cada cien de ellas, tenían apenas 14 años de edad.
Uno de cada dos casos, fueron embarazadas por personas mayores de edad. Que, por el número de casos, el Estado de México está ubicado en el primer lugar, con 697 madres-niñas, en 2018. Que las tasas más altas de maternidad infantil las resportan Chiapas (10.9); Coahuila (10.6) y, Guerrero (9.1).
Seguiré…