Aún antes del Covid, se advertían expresiones de enojo, resentimiento, violencia social, búsqueda de revancha. Después, no sólo los olvidados del sistema sino los grupos de interés afectados por las nuevas formas de gobierno invadieron las calles, los medios de comunicación y las redes sociales. La resistencia a la norma se convirtió en una constante.
Las mujeres, víctimas de diversas formas de maltrato, el 8 de marzo poblaron las calles de las ciudades del país con su reclamo de justicia, de no más violencia, de castigo a los violadores. Nunca se habían visto marchas de estas dimensiones; pero pronto quedaron atrás, la presencia de la Pandemia del Covid nos llegó en febrero, invadió la preocupación social y gubernamental. El frágil sistema de salud institucional quedó al descubierto, los padres de los niños con cáncer sin acceso a quimioterapia se siguen manifestando. Médicos, enfermeras y el resto del personal de salud que atienden el Covid empezaron a contagiarse y a morir, no sin denunciar la falta de equipo y de personal. Los familiares de los contagiados, los enfermos y los muertos hicieron escuchar su voz.
Estalló la verdad.
A la sociedad indignada y dispuesta a defender lo suyo, le seguiría la rebelión de varios gobernadores de los estados que demandaban un trato fiscal justo y recursos para la salud, por parte de la federación.
Finalmente, acabaron rascándose con sus uñas, lo que puso en riesgo el Pacto Federal. Vendría después lo que se gestaba tiempo atrás: la visibilización de las inconformidades de la clase media, de los empresarios, los intelectuales, científicos, periodistas, y de otros gremios.
El discurso del odio, la incapacidad para atender la emergencia sanitaria y la profunda crisis económica, así como el incremento de la violencia, despertaron la ira que movilizó a muchos. No hay región del país donde no se hayan expresado los inconformes, los hartos, los arrepentidos de haber votado por AMLO, “Los Anarcos”, los preocupados por el futuro del país; y, como si esto no fuera suficiente, el asesinato del afroamericano George Floyd desataría el rechazo a las expresiones de racismo, también en México, a unos días de conmemorarse el halconazo del 10 de junio. Despierta el México bronco.
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@MargaJimenez4
