Aún sin tener certeza, que en realidad nunca se ha tenido, respecto del reinicio de las actividades que fueron consideradas como normales hasta el presente año, y que se enfrentaron a un cambio radical por la llegada a México de la pandemia que provoca el SARS-CoV-2, el ámbito político parece no sufrir el clima de incertidumbre que comparte la mayoría de los ciudadanos.
La tragedia que representa la ineptitud del gobierno para enfrentar la pandemia del coronavirus parece sólo afectar a una parte de mexicanos, porque la otra, la de la clase política, no, ya que se prepara para sostener una dura batalla por la conquista de los cargos de elección popular en disputa para el próximo año.
Las promesas se dejarán caer como cascadas por los políticos, mientras que millones de mexicanos estarán enfrenando una dura realidad, alejada de la verbena provocada por aquellos, para atraer simpatizantes.
Las complicaciones económicas que arrojará el próximo año la pandemia y el abandono por parte del gobierno a la planta productiva del país, contrastará con los actores que estarán más preocupados por buscar acomodo y no quedarse sin el “hueso”, aunque para asegurarlo, tengan que brincar de un lado para el otro, como auténticos “chapulines”, que por causas más justas.
El partido en el poder apuesta por la continuidad de su proyecto, y aunque existe un gran margen de personas que se colocan entre los indecisos, por estar decepcionados de los pobres o nulos resultados de éste o anteriores gobiernos, o no se identifican con algún partido político, o no les interesa votar, parece no preocuparles demasiado.
Esto bien lo sabe el presidente Andrés López, por eso su insistencia por aparecer de una o de otra forma involucrado en las campañas del 2021, porque reconoce que si no interviene, los candidatos de su partido, Morena, difícilmente conseguirán lo que obtuvieron en 2018.
Por ello, celebró como un gran triunfo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aprobó la constitucionalidad de la consulta que pretende para, según el tabasqueño, que el pueblo decida llevar a expresidentes a juicio. Sólo fue el pretexto, porque nunca hubo la intención de convertirla en realidad, pero al enterarse que no contaría con el aval de los ministros, metió la mano, dejando al Poder Judicial en el fondo del reconocimiento social.
Ahora bien, con el permiso otorgado por la Suprema Corte, que ha caído en el peor descrédito, López Obrador se involucrará de lleno en la contienda para hacer lo único que sabe, proselitismo. Los estragos que dejará la pandemia en salud, inseguridad, economía, desempleo, entre otros, se irán atendiendo como hasta ahora, de forma improvisada. Las miles de batallas iniciadas por los diferentes sectores sociales, en justo reclamo por atención, no verán la respuesta que merecen, porque lo verdaderamente importante seguirán siendo las elecciones.
Mientras tanto, la oposición trabaja como puede, enfrentando el acecho del partido en el poder, principalmente y de manera directa del mandatario, que insiste en convertir a su mínina expresión cualquier intento opositor; la propuesta de reducción de las prerrogativas, es una de ellas. Por lo que la reacción de éstos ha sido mínima en extremo, a tal grado que la fuerza ciudadana aparece con más bríos.
Así es en todas partes. En el Estado de México las cosas no lucen diferentes, la posibilidad de un debate entre Higinio Martínez Miranda, senador por Morena, y Enrique Vargas del Villar, Presidente Municipal de Huixquilucan del Partido Acción Nacional, se diluyó, al hacerse a un lado el primero, que de hecho fue el que retó al edil.
La apuesta lucía interesante, por tratarse de dos fuertes aspirantes a la sucesión de Alfredo del Mazo Maza. No obstante, Higinio Martinez reculó y mandó una cargada de alcaldes de su partido para debatir con Vargas del Villar, entre los que se encuentran: Juan Rodolfo Sánchez Gómez, Gabriela Gamboa Sánchez, Sandra Luz Falcón Venegas y Elena García Martínez, de Toluca, Metepec, Texcoco y Tultitlán, respectivamente, pero, desde luego que no es lo mismo.
Para el caso, sería más adecuado que Juan Rodolfo Sánchez considerara hacerlo con Ricardo Moreno Bastida, Juan Carlos Núñez Armas o Gerardo Pliego Santana, incluso hasta con Raymundo Martinez Carbajal, ex secretario de Movilidad, que posiblemente busque la candidatura del PRI para Toluca, que por cierto, será interesante conocer su propuesta, porque hay muy poco que presumir de su paso por dicha dependencia.
Pero para el PRI, otrora poderoso partido, el trabajo político debería ser más intenso, no sólo estar preocupado en rescatar algunos municipios y distritos; tendría que estar ocupado en reconstruirse y reposicionarse para poder ser considerado como opción.
Pero para eso necesitarían ponerse las pilas, el PAN se ha venido organizando de mejor manera, vía Enrique Vargas del Villar, pero el PRI, duerme el sueño de los justos con Alejandra del Moral al frente del estatal, tal vez un cambio de estafeta no le caería mal, cuadros de reconocida trayectoria, como Martha Hilda González Calderón, por ejemplo, parece estar desperdiciada en su actual cargo, entre otros, en fin, al tricolor le sobran cuadros que pueden mejorar el negro panorama que se posa sobre sus cabezas.
El PRD parece mas un partido que busca su campo santo, a la salida de Juan Zepeda Hernández, y otros tantos, aparece como un partido moribundo, tendrían que reinventarse y dejar sus luchas internas para acuñar una mejor oportunidad.
El que se presenta cobrando fuerzas, es el Verde Ecologista, aún tienen sorpresas por presentar, han venido trabajando de forma callada, pero constante, y lo han hecho mejor que otros, al menos en la entidad mexiquense.
El ambiente político se calienta, y hay que observar los movimientos de cada instituto para intentar entender la dirección que pretenden, aunque parece que todo lo decidirá ese enorme margen de indecisos, ¿cómo los convencerán? Sobre todo ahora que el prestigio de los políticos no es el mejor.
