Más de 100 mil muertos por COVID-19 y no hay cambios

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Más de 100 mil muertos por COVID-19 y no hay cambios

Domingo, 29 Noviembre 2020 00:12 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

No fue necesario esperar la llegada de diciembre para que México rebasara los cien mil muertos por COVID-19; sin estrategias, sin hacer caso de las recomendaciones que ha repetido constantemente el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin tomar en cuenta la experiencia de países europeos y asiáticos: no pudo haber sido de otra manera.

En las cifras oficiales México reporta más de 103 mil muertes y más de un millón de contagios que se aceleraron por causa de las festividades que parecen imposibles de frenar, y ahora, hasta un partido de futbol con la presencia de aficionados ¿Qué más hace falta para corregir?

El gobierno federal insiste en presumir un éxito inexistente, gracias, según lo remarcan tanto el subsecretario y encargado de la atención del coronavirus Hugo López-Gatell como el propio presidente Andrés López Obrador, a que el número de camas desocupadas no ha sido rebasado, lo que para ellos demuestra que se ha atendido de buena forma el problema.

No puede aceptarse como único indicativo inobjetable lo señalado por ambos responsables; según testimonios que reportan diversos medios, en los hospitales regresan a la gente a sus casas en donde mueren, pero, además, es altísimo el porcentaje de mortandad que se reporta en los centros de salud pública.

Recientemente en la Ciudad de México se están realizando pruebas rápidas para detectar casos de contagios. Sí, pero no se da seguimiento a las personas reportadas con resultado positivo, y por lo regular son gente de bajos recursos y tienen que viajar en el transporte del servicio público para volver a sus domicilios; que, sin querer, siguen esparciendo el virus mortal. ¿qué hace el gobierno para evitarlo?

México nunca se preparó para la llegada de la pandemia, y que esto se diga, le molesta en exceso al mandatario, quien lo que sí hace, por cierto, es quejarse que se cuenten el número de muertos. Son familias, alguien debería recordárselo, no son sólo números, las que sufren la pérdida de sus seres queridos.

Ante la indiferencia que mostró el titular del ejecutivo federal por la inevitable llegada del SARS-CoV-2 a tierra azteca, los ciudadanos se quedaron desorientados y el gobierno no hizo gran cosa, hasta parecía un festín. ¿Cómo olvidar que le vino como anillo al dedo al de Macuspana?; es la fecha que López-Gatell sigue necio con desestimar el uso del cubrebocas.

La agencia Bloomberg coloca a México en un estudio que realizó a 53 países medidos en el ranking de resiliencia en último lugar, es decir; México es el peor lugar para vivir en época de pandemia, pero, lo que señale la agencia mencionada, o algún medio nacional o internacional que no hable bien del gobierno lopezobradorista terminará por ser descalificado, lamentablemente. Además de señalar el mandatario, con descaro, que el pueblo ni se entera, ¿o sea, festeja que la mayoría no lee?

López utiliza el púlpito presidencial para atacar adversarios, mentir y desviar la atención, nunca lo hará para aceptar errores o culpas; eso debe quedar muy claro. Por lo que ya se ha vuelto costumbre escuchar que hable sobre prensa amarillista, pasquines, conservadores, etcétera.

Por lo mismo, no sorprende que diga que están como zopilotes contando los muertos, insulto que también le acomodaría en la época en la que se encontraba cómodamente del lado de la oposición: sin obligaciones, sin responsabilidades, sin tener que dar la cara, únicamente acusando y señalando. Tantos años que presumió tener todas las respuestas para que al llegar al poder salga con todos los pretextos.

Pero el líder siempre será ejemplo.

Pongámoslo de esta manera: fueron 30 millones de ciudadanos que votaron por López Obrador, es lógico pensar que todos o la gran mayoría lo ven y aceptan como el líder que querían como presidente. Ahora bien; si su líder pone el ejemplo de no utilizar cubrebocas, de minimizar la pandemia, de viajar por toda la república, ¿en dónde está la coherencia de exigir a la gente que utilice el cubrebocas, que guarde la sana distancia, y que no salga de sus domicilios de no ser necesario, cuando el ejemplo es otro?

Mientras que los demás, y, sobre todo, los que ya adivinaban el comportamiento del actual gobernante, prefirieron seguir las recomendaciones que se le daba a los ciudadanos de otros países, por lo que desde antes de la orden del “quédate en casa”, muchos ya lo habían hecho.

Pero mientras unos van para un lado, otros van para el otro; eventos como el “Vive Latino” son muestra de ello. Ahora bien, ¿cuántos de los que siguen el ejemplo presidencial no se han contagiado?, imposible saberlo, pero lo que es seguro, seguirán contagiando. Muy a pesar de que el presidente diga que no mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no dé el coronavirus, porque en ese caso la mayoría del gabinete ya mintió, robó o traicionó.

Por otro lado, para la gente que necesita subsistir y depende del trabajo diario para proveer a su familia, el larguísimo confinamiento los orilló a salir de casa, no todos trabajan en el gobierno para seguir aislados por tiempo indefinido. Nos aproximamos a un año de la llegada del COVID-19, para el pueblo parece eterno, porque México nunca bajó la curva, se estancó en una terrible meseta.

Ahora, los que sí siguieron las recomendaciones sin salir de casa, no dejan de estar en riesgo porque nunca se contuvo la enfermedad a pesar del esfuerzo social; muchos terminarán contagiados inevitablemente por quienes no siguieron recomendaciones, o les valió madres, siguiendo el ejemplo presidencial.

No obstante, tuvo que llegar la funesta cifra de 100 mil muertos para que por fin el gobierno federal anunciara un apoyo; que más bien parece limosna. Con bombo y platillo como ya es su costumbre, anunció la entrega de 11 mil 460 pesos para gastos funerarios que se entregarán a quienes demuestren que su familiar murió a causa del coronavirus, ¿y los que aparecen como anemia atípica?

Los muertos por COVID-19 le salen al gobierno en 11 mil 460 pesos, la atención en un hospital privado a los familiares les sale en más de 500 mil pesos, es decir; es más barato pagar por el muerto que por su atención, lo terrible es que son los propios familiares los que tienen que desembolsar esas grandes cantidades, y en muchas ocasiones se quedan en la ruina.

Independientemente de lo anterior, además es imposible dejar de lado el hecho de que es México el país con mayor número de decesos de su personal de salud.

Es, en resumen, una desgracia para el pueblo la ineficacia del gobierno para hacer frente a la pandemia, y, sobre todo, para los más pobres. No estamos bien, no vamos bien y todo esto terminará muy mal. La única esperanza es que llegue la vacuna que pueda rescatarnos del infierno. Y eso, si hay dinero para adquirirla, y si se coordina bien la logística. A ver si no aparecen por ahí los siervos de la nación.

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Alfredo Albíter González

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