La época decembrina representa un gran riesgo para la sociedad en general ante la presencia de la pandemia que provoca el SARS-CoV-2.
De diferentes formas, las autoridades hacen un llamado a los ciudadanos para prevenir la propagación y contagio del coronavirus en todo el mundo; aún no son suficientes las medidas que se han adoptado.
Anima a la comunidad internacional el hecho de que la distribución de las vacunas, que ya ha sido aprobada, llegue a todos los confines de la tierra para contener al Covid-19.
Será un verdadero reto, pero los países se concentran en la logística para la distribución y aplicación de la vacuna. Lo más importante, es que ya se cuenta con el antídoto.
Pero, aún con la aprobación de su aplicación, la enfermedad que provoca el Sars-CoV-2 no desaparecerá como por arte de magia, porque el virus no desaparecerá, como lo han señalado los especialistas, llegó para quedarse.
Por lo que las medidas de prevención continuarán; quedarse en casa; cuidar la sana distancia; lavarse las manos continuamente; utilizar gel y especialmente: hacer uso del cubrebocas.
Es precisamente la recomendación que ha lanzado continuamente el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso del cubrebocas, lo que tiene a los mexicanos confundidos, porque tanto el presidente de México Andrés López Obrador, como el encargado de la pandemia Hugo López-Gatell, insisten en desestimar su uso.
Desde principios de año, cuando era eminente la llegada del COVID-19 al país, el mandatario aún invitaba a la población a seguir saliendo, y las recomendaciones de López-Gatell nunca fueron enfocadas a la utilización del cubrebocas, sin embargo, éste se vio de pronto en medio de una discusión política y no de salud pública.
De acuerdo a los especialistas de la OMS, su uso fue y siempre ha sido una de las principales recomendaciones, así como la aplicación de pruebas. En tierra azteca, ni una ni otra, al contrario: salgan, repartan abrazos, invitaba a la población el titular del ejecutivo federal. No hubo un cerco sanitario en las fronteras, ni en ningún lado y de las pruebas, ni hablar.
López Obrador y López-Gatell mostraron sin preocupación su desdén a las recomendaciones de la OMS y la Panamericana de la Salud. En cambio, el presidente promovió estampitas religiosas, ni siquiera tiene caso descubrir si es o no creyente, eso no importa. Así como no mentir, no robar, no traicionar “ayuda contra el coronavirus”, afirmaba.
¿Cómo entonces pedirle a la población que no acuda a reuniones, a las fiestas patronales, con un gran número de contagios como resultado? ¿cómo pedirle ahora a un pueblo profundamente guadalupano que deje de asistir a la basílica?
La morena del Tepeyac; es una de las imágenes con la que se identifican los mexicanos; a unos días de la tradicional celebración anual y tras el anuncio de Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que será resguardado el templo con la guardia nacional, una importante cantidad de personas se ha trasladado a visitar el lugar antes de su cierre; se espera un repunte en el aumento de los contagios.
Pero aún faltan celebraciones, porque el 12 de diciembre es apenas el inicio del tradicionalmente conocido por los mexicanos como el puente Guadalupe-Reyes; es decir, significa muchas fiestas y parrandas a partir del día señalado y que se extiende hasta el 6 de enero.
Por lo que desde ahora mismo puede adelantarse que el mes de enero del 2021 será terrible, las fiestas que acompañan al fin de año, con la presencia del frío, la influenza, y como invitado especial, el coronavirus, representan un coctel desafortunado que arrojará enfermedades respiratorias que se dispararán exponencialmente.
Claudia Sheinbaum y el gobernador Alfredo del Mazo tienen mucho trabajo por delante para atender adecuadamente lo que vendrá después de estas festividades; gobiernan dos de las entidades más complicadas en tiempos de pandemia, y comparten una franja importante de zona metropolitana, en la que diariamente transitan millones de ciudadanos.
Habrá más contagios y por supuesto, más muertos; la vacuna en todo caso podrá aplicarse en la forma que se está organizando el gobierno federal, pero a quien no esté enfermo, por lo que el trabajo será contener la propagación del COVID-19.
La pandemia aún está lejos de estar controlada, México en ningún momento atendió correctamente las recomendaciones que emitió la OMS, todo se le fue de las manos al subsecretario López-Gatell, quien prepotente, soberbio y sobrado cree que ha hecho lo justo para un mejor acomodo político; ha actuado más como político que como científico, algún día será diferente.
Nos esperan aún muchas penas por sufrir, los casos de contagio y muerte continuarán, y más vale que sea la propia población la que entienda el peligro que corre al salir a celebrar en reuniones que por el momento deberían limitarse. La enfermedad que puso de rodillas al mundo entero.