La compasión como vía de evasión y de lucro

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La compasión como vía de evasión y de lucro

Domingo, 07 Febrero 2021 09:05 Escrito por 

La estrategia es sencilla pero ha tenido grandes efectos, incluso en tiempos de pandemia: hay que auto-quemarse incienso como integrantes caritativos de la sociedad y en esas forma evadir o pagar cada vez menos impuestos.

Si esto suena al falso “filantrocapitalismo” y a “fundaciones” de asistencia y menesterosos, en efecto, eso es, si bien los mismos practicantes o sus medios informativos y otros afines hablan de una nueva “era dorada de filantropía”.

Empero, “esto no es caridad, es negocio”, soltó claridoso el cantante Bono (sí, de la banda rocanrolera U2), cuando una revista (Advertising Age) criticó que “en la campaña de la publicidad de empresas participantes en RED -70 mil dólares por segundo en su primer año- era cinco veces superior a lo recaudado para los proyectos humanitarios en Africa” (Andy Robinson, “Un Reportero en la Montaña Mágica, cómo la élite económica de Davos hundió al mundo”, Ariel, p. 101).

En la lista de “desprendidos” benefactores de RED, como es de suponer, no faltan firmas que figuran entre la clientela de conocidos paraísos fiscales, entre ellas Apple y Microsoft y su fundación “Melinda y Bill Gates”.

La lista de evasores tropicales es amplia y faltaría incluir a Facebook o farmacéuticas como Pfizer, financieros como Citigroup, Nike, Fiat, Google y muchas más, también con programas sociales y de superación presuntamente conmovidos por el drama social, esto mientras trasladan el 60 por ciento de sus ganancias a las Bermudas para no pagar impuestos, según recientes investigaciones.

Estos son algunos de muchos ejemplos, pero abundan por todos lados a nivel mundial y gozan de las simpatías de otras “almas” (también caritativas) que no dudan en echar mano del presupuesto para paliar el hambre de sus gobernados (en nuestro país, los comedores populares de corte neoliberal deben ser remarcados pues no sólo hicieron las delicias para la foto con gestos de pose, entre solidarios y circunspectos, de supuesta preocupación oficial, sino que son estampa precisa del asalto a la hacienda pública y la caridad en una sola doctrina).

De esa manera se puede ver a “generosos” empresarios despertarse cualquier día “con las ganas de regalar un millón de pesos”, y “regalárselo a cualquiera” porque, al final, es “mi dinero”, y al otro ver su figura en algunos medios informativos en la lista de los principales evasores de impuestos.

(Cualquier parecido con Ricardo Salinas Pliego, de Grupo Salinas no es mera coincidencia, sino una descripción en la que encajan muchos otros de su mismo pelaje (con 40 mil millones de pesos o más de no pago de impuestos), los cuales si no evaden y al mismo tiempo no figuran entre las celebridades de la compasión, están perpetrando una de las blasfemias más graves de su credo).

Ello, a pesar de que nuestros “capitanes del universo” pagan las tasas de impuestos más miserables en el mundo: no más de 12 por ciento en forma efectiva (y cuando pagan, claro), mientras el contribuyente paga 51 por ciento de sus enflaquecidos ingresos en una sola exhibición y sin chistar: 35 por ciento de ISR y 16 por ciento de IVA.

Es el mismo caso del político-empresario, ese que lleva como segunda piel la vieja pero vigente máxima de sus mentores, “político pobre es un pobre político”, y por eso primero su primera tarea es amasar fortuna al amparo del poder público y después trasladarla al sector privado, siguiendo luego la escuela que se impulsó desde el cargo: no pagar impuestos o pagar lo menos que se pueda.

Andorra y los 48 mil millones de pesos confiscados a 23 “inversionistas” o ex funcionarios en días recientes es apenas una pequeña lista de personajes -de identidad todavía no revelada- que al tiempo que se sirven de la hacienda pública hacen todo lo posible por dinamitarla.

El micro-estado pirenaico, de apenas 76 mil y pico de habitantes, situado entre España y Francia, salió de las listas como “paraíso fiscal” hace apenas tres años al abandonar el secreto bancario, el peor instrumento mediante el cual las naciones se roban una a otras de manera descarada, pero tiene tasas de impuestos insultantes: IVA 4.5 por ciento y corporativos 10 por ciento o hasta 2 por ciento.

En suma, así es como la tributación es sustituida por la evasora compasión o, para decirlo en otras palabras, de esa manera es como se genera el vacío de gobierno frente a los que se creen y hasta tienen tiempo de auto-publicitarse como parte de los “nuevos titanes de la filantropía” o incluso como rebeldes ante la autoridad (ajá).

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Jesús Delgado

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