En los últimos tiempos la percepción que la ciudadanía tiene respecto a la seguridad no es buena. Atendiendo a que las quejas se realizan por cualquier medio, llámese periódico; televisión; de persona a persona o en redes sociales, y hacen ver que la presencia policial es mínima o nula, que los sucesos delictivos ya no se dan como antaño, en zonas marginadas, de poco tránsito u obscuras; sino que en la actualidad, estos hechos se llevan a cabo a plena luz del día, en cualquier barrio, comunidad o colonia y de manera diversa.
Se realizan conductas que son constitutivas de un delito, tal es el caso del robo a transeúnte, robo a cuentahabiente, robo a casa habitación y en muchos de ellos va implícita la violencia física, ya que se utiliza algún arma para agredir, amenazar y lograr el objetivo deseado por el delincuente; desgraciadamente en muchos de estos hechos se termina con la vida de alguien. Si bien es cierto que la seguridad está definida como: la calidad de seguro, la certidumbre de realizar algo, confianza, aplicación de dispositivos destinados a evitar accidentes.
Etimológicamente la palabra seguridad proviene del latín securitas que a su vez se deriva del adjetivo securus que significa libre y exento de todo daño o riesgo indubitable, así como cualquier método utilizado para proteger los datos almacenados en algún dispositivo. Conforme al diccionario de la real academia española por seguridad se entiende calidad de seguro, es decir, cierto, indubitable y en cierta manera infalible, así como firme, constante y que no está en peligro
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La seguridad se manifiesta como elemento esencial de la propia naturaleza del hombre, es decir nace con la necesidad de certeza en la realización de sus fines, pues como apunta Garza Salinas, el hombre requiere de mayor seguridad en el momento de ejercer su libertad, valorando así el orden social que le permite condiciones para su desarrollo individual. Por lo que la seguridad se visualiza como un derecho inalienable del hombre y parte de los derechos humanos, por ser facultades que emanan del propio ser humano, los cuales poseen por el hecho de serlo y deben ser garantizados por el propio estado. La inseguridad es todo aquello que quita la tranquilidad y certeza de contar con una vida pacifica, alejada de un resultado negativo que atente contra la vida, la integridad, los bienes y las posesiones; es por ello que resulta importante que la población tenga una participación activa en materia de seguridad pública, esto es; todo aquel que vulnere los intereses de la población en la que nos desarrollamos, el acercamiento de la población a las autoridades, la cultura de la denuncia, el intercambio de información entre población y gobierno son coadyuvantes en los resultados que se pueden obtener en materia de seguridad.
La participación ciudadana siempre será una herramienta indispensable en la proyección de estrategias y guías para fines de garantizar la seguridad entre la población de un determinado territorio, convirtiéndose la misma en un supervisor del actuar de los cuerpos policial.
Y porque no decirlo… la obligación de cuidarnos, es de todos.
¡Los abrazo de corazón!
