En los últimos días hemos visto al presidente Andrés López Obrador ocupando gran parte del tiempo de sus mañaneras tratando de convencer, principalmente a sus seguidores, que Morena, su partido, arrasó en las elecciones celebradas el domingo pasado.
Pero si fue así, entonces ¿por qué dijo que iba a buscar a otra fuerza política para llevar a cabo las reformas constitucionales que necesita para que su proyecto siga adelante?
Es claro que al presidente le afectó la nueva composición que tendrá la próxima legislatura por mandato ciudadano, pero no lo va a aceptar, para no enviar un mensaje de debilidad a sus simpatizantes; es por eso que apoya su discurso triunfalista en las entidades en las que su instituto político ganó.
Es de esperarse que el discurso se repita por un buen tiempo, el mismo tabasqueño lo ha dicho, una mentira repetida mil veces termina por parecer verdad, no obstante que aceptó que tendrá que negociar con una fuerza política diferente a las que se han rendido a sus pies.
A esa necesidad de negociación ya le puso nombre. Buscará la forma de llegar a acuerdos con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y aunque también mencionó que podría hacerlo con otras, como el Partido Acción Nacional (PAN), difícilmente se puede pensar que así lo haga.
Pero por otra parte, y aunque López Obrador quiera dar por descontado que es un hecho que el Verde Ecologista (PVEM) lo acompañará en todo lo que envíe al Congreso, como lo hizo en la primera mitad de su gobierno, debería analizarlo mejor; porque el Verde le apuesta a lo que mejor le conviene, y ahora con mucha más razón, porque es de los que mas creció y de acuerdo a sus antecedentes, puede cambiar de parecer en cualquier momento.
Para el titular del ejecutivo es importante presentar una imagen fuerte como la que tuvo al inicio de su gobierno, y aunque nadie sabe en donde quedaron casi quince millones de votos de los 30 que presumió durante este tiempo, el apoyo que aún conserva no se puede menospreciar.
Y sí que resulta importante que conserve ese apoyo, porque el próximo año el pueblo decidirá si sigue en el cargo o no, lo lamentable de la consulta que decidirá su destino, es que el presidente continuará en campaña, que; hay que aceptarlo, es lo mejor que sabe hacer.
No obstante del deseo presidencial, la sociedad se manifestó en las urnas, con la esperanza de que su decisión sea respetada tanto por parte del gobierno, como por parte de la oposición a la que le dio un fuerte impulso y un voto de confianza, el cuál parece estará a prueba.
El acuerdo al que llegaron las fuerzas políticas de la coalición Va Por México integrada por PAN, PRI y PRD para trabajar en bloque en el Congreso, alienta la esperanza de los ciudadanos que exigieron a través del sufragio que haya un contrapeso para frenar las decisiones tomadas por un solo hombre y que afectan a toda la Nación.
Es importante que así lo entiendan y así lo cumplan, porque de otra manera el reclamo no se hará esperar. La forma en la que se ha venido gobernado parece no ser del agrado de todos y lo que quedó claro el 6 de junio es que existe una gran pluralidad en la sociedad mexicana.
Por eso parece absurda la terquedad de dividir únicamente en dos bandos al pueblo, llámesele como se le llame. Sobre todo, con la obligación de salir poco a poco de los daños causados por un encierro obligado que duró más de un año, en el que sin remedio alguno, los mexicanos tuvieron que aprender a sanar y salir adelante por sí mismos, únicamente con el apoyo de amigos y familiares porque de las autoridades poco tuvieron.
Por lo anterior, es complicado aceptar de buen modo que cualquiera de los actores políticos salga a cantar victoria, porque ésta le pertenece única y exclusivamente a la sociedad, que es la que en verdad merece el reconocimiento.
Ahora bien, por más que López minimice el avance de la oposición con sus cuentas raras, y pretenda culpar de nuevo a los medios de comunicación, la verdad es que las cosas están dichas y ahora se verá obligado a negociar. En una entrega anterior hacia la pregunta: ¿se imagina a López Obrador negociando con sus adversarios? Bueno, pues el destino ya lo alcanzó.
El presidente no lo quiere aceptar, pero el golpe ha sido duro, la división de la Ciudad de México debería verlo como un fuerte mensaje y observarlo con humildad para corregir el camino, pero desafortunadamente no lo hará. Aunque con la Línea 12 también se derrumbaron sus principales propuestas presidenciales.
El triunfo social impedirá que siga con la tentación de ampliar su mandato, ahora le será más difícil, aunque se ha gastado la mayor parte del tiempo en campañas electorales, tuvo una oportunidad de oro para en verdad escribir su nombre como lo soñó en la historia de México.
Al final se puede llegar a la conclusión que no puede declararse a un vencedor, el mapa político de todo el territorio nacional así lo dice. Pero si es necesario declararlo, entonces sería sin lugar a dudas la sociedad mexicana que pese a la violencia y el cochinero que se vio en la contienda, salió a expresar su voluntad a través del voto.
Le espera, como a otros gobiernos, una segunda parte más complicada, porque inevitablemente se empezará a hablar del sucesor, y los que han pensado en proponer el propio se empezarán a alejar de la actual administración para preparar su propio proyecto, es cuestión de tiempo.
