El poder, la riqueza y las amistades son los tres elementos que –para Aristóteles- constituyen la felicidad de una persona. De manera particular, en la obtención del poder, la transmisión de un mensaje juega un papel determinante.
El mensaje puede lograr que se cambie de idea, de percepción; puede convencer para que un producto, servicio, lugar o persona, se considere digno de ser elegido con respecto a otras alternativas.
En estos momentos, en los que ya iniciaron las precampañas para obtener tres mil 400 diferentes cargos de elección popular –entre los que destaca, naturalmente, la Presidencia de la República-, los mensajes juegan un papel determinante.
A partir de la medianoche de este jueves, empezarán a circular –en todos los medios de comunicación- 60 millones de spots distribuidos a lo largo del proceso electoral, los cuales “darán cuenta” de los atributos, las características, la trayectoria, los valores y/o la visión, de quienes aspiran a lograr una de las candidaturas que estarán en juego… o quizá solamente difundan sus nombres.
El poder, a través de un mensaje, significa la capacidad de persuadir, convencer a otros y hacerles ver la situación de manera que se sientan impulsados o motivados a decidir por lo que se les plantea. Un mensaje bien elaborado puede lograr que la gente se comporte de determinada forma, de acuerdo con los intereses de quien envía el mensaje, que en el caso de las precampañas y campañas serán los partidos políticos y los propios precandidatos.
En las últimas semanas, las diferentes fuerzas políticas han tenido sus momentos para divulgar sus mensajes, conforme se han “destapado” sus aspirantes: José Antonio Meade, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI); Ricardo Anaya, “Por México al frente”, que integran los partidos: Acción Nacional (PAN), de la Revolución
Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC); así como Andrés Manuel López Obrador, por Morena y el Partido del Trabajo (PT), a quien ayer se sumó Encuentro Social (PES) ¿?.
Sin embargo, no solamente entra en juego el mensaje, sino también la “recompensa” que los precandidatos y sus partidos políticos le ofrezcan a la gente. Dicen que las personas nos movemos o decidimos por dos elementos: esperanza o miedo, y todos –de manera consciente o inconsciente- buscamos una recompensa para mejorar nuestras condiciones o ver satisfechos nuestros intereses.
Quienes disponen de capacidad para ofrecer recompensas materiales siempre dispondrán de ventaja con respecto a sus competidores, a fin de lograr que la gente opte por sus ofertas e incluso las recompensas pueden modificar la estructura de la situación. Habrá que ver qué tanto se mueven los operadores, pero es evidente que quien lleva ventaja ahora es el PRI, por tener el sistema del Gobierno de la República, diseminado en todo el país.
¿Alcanzará eso para “convencer” a la gente? Ian MacMillan, profesor de la Universidad de Pensilvania, identificó que, en la interacción del poder, una de las partes siempre manipula la situación, de manera que repercute en las acciones de la otra parte. Expone dos preguntas para identificar qué forma adopta la manipulación: ¿La manipulación cambia la estructura de la situación actual o cambia la valoración que hace la otra parte de esa situación? Y ¿La manipulación ofrece a la otra parte una mejora o la empuja a aceptar un resultado que no es una mejora?
Será muy interesante analizar de qué forma los precandidatos generan sus mensajes y qué tipo de recompensas ofrecen al electorado. En esos ejes se moverán los mensajes: cambiar la situación o la valoración de la situación, o bien mejorar o aceptar una “no mejora” y que todo siga igual.
VOTO 2018 PERCEPCIÓN
A partir del primer minuto de este jueves, con el arranque de las precampañas se notará la operación de los estrategas de comunicación… nada más no olvidemos que la campañas no se ganan solo con mensajes, ya que en la operación electoral es donde se cimentan los triunfos… pero la comunicación sí legitima la percepción de un régimen.
PERCEPCIÓN
Continúan los reacomodos en las áreas de comunicación (si es que existen) o de los enlaces de comunicación de las diferentes dependencias del Gobierno del Estado de México. Algunos excelentes y buenos elementos han sido desplazados, y algunos –bastante malos- retornan a esas funciones. Otras áreas definitivamente no tienen interés en contar con expertos en esa materia. Al tiempo los resultados.
