Hoy hablaremos de un personaje de carácter fuerte, con un espíritu emprendedor, fue uno de los pilares inobjetable en la construcción histórica de la UAEMéx (otrora UAEM); y particularmente en el área de medicina; él fue el doctor Mario C. Olivera Gomeztagle; Facultad de Medicina, legado de Toluca para la juventud:
El doctor Mario Cesar Olivera Gomestagle, nació en la ciudad de Toluca en el año de 1926, hijo del médico Mariano Olivera, quien era originario de Lerma y cuyo principal trabajo por el que fue reconocido en la incipiente ciudadanía mexiquense era por ser el médico de los ferrocarrileros de la ciudad, ubicando su consultorio en la calle de Villada, en el centro de la ciudad; teniendo como vecinos a las conocidas familias Molina Reyes, Molina Carbajal, Ortiz Solalinde, Pineda, López Escobedo, Díaz Gomeztagle, Pulido López entre otras.
Mario Olivera, innovador y constante creador de proyectos, estaba interesado en muchas ramas de la ciencia, de tal forma que la definición de su profesión la decidió en un volado como conto su esposa, doña Celia Martínez Peñaloza de Olivera (qepd), quien señalo que su esposo saco una moneda al momento de su inscripción para determinar si estudiaría medicina o Ingeniería, quedándose al final según la suerte en el área de la salud.
Doña Celia Martínez recordó en su momento que el proyecto de la escuela de medicina inicio con la pregunta que le hizo el licenciado Juan Josefat Pichardo al doctor Olivera: “se podrá hacer una escuela de Medicina”? y desde ese momento se convirtió en el principal motor del doctor Mario Olivera, ya que se reunió con un grupo de siete u ocho amigos ente los que destacaban: Guillermo Ortiz Garduño (qepd) esposo de mi querida prima Guadalupe Solalinde Ozuna; Gustavo Estrada Ocampo (qepd), Samuel Pérez (qepd), Enrique Castro Carmona (qepd) Enrique Robiu (qepd) y Jorge Hernández García (qepd) entre otros, todos ellos ya inmortalizados en la historia en una placa de bronce que está en la entrada del inmueble de la facultad en referencia.
El doctor Olivera fue un luchador incansable para lograr que la ciudad de Toluca tuviera su propia escuela de medicina (recuerdo que a principios de la década de los 70`s dicha facultad tenía un ambiente estudiantil de los mejores en Latinoamérica teniendo una matrícula impresionante de extranjeros por su alto nivel académico), por lo que desde sus primeros años de estudio en el Instituto Científico y Literario busco la forma de visitar la ciudad de México para obtener información sobre la apertura de la escuela, las currículas a aplicar, horarios, tamaño de anfiteatro e instalaciones mínimas necesarias ò sea estamos hablando del programa en general para arrancar el ambicioso proyecto en nuestra ciudad.
En el año de 1955 inicio sus actividades la escuela de medicina en la parte de atrás del Instituto teniendo sus primeras clases del primer años de medicina, así mismo contando con un anfiteatro y, siendo el primer director el mismo doctor Olivera quien de esa manera logra culminar uno de los grandes proyectos de su generación, la primera generación estuvieron dedicados a estudiar para estar listos para la docencia, entre las materias a impartir estaban Medicina, Anatomía, Fisiología y Anestesia entre otras, mencionaremos que de los primeros egresados de la facultad están las doctoras Esthela Ortiz Romo y la doctora Mancilla.
A pesar de su corta edad y de los críticos comentarios de los doctores previamente establecidos en la ciudad, el doctor Mario logró, con el tiempo, que la escuela fuera reconocida internacionalmente, sobre todo por haber iniciado un proyecto sin presupuesto y solo con el empuje de una juventud comprometida de la ciudad que los vio nacer. El doctor Olivera lideraba a todos sus compañeros, se reunían para desayunar o cenar y platicar sobre el proyecto y cada año invitaban de la ciudad de México al maestro Fernando Quiroz Gutiérrez, reconocido en ese tiempo por sus estudios en Anatomía, quien acudía como jurado a los exámenes orales para darle respaldo al aprovechamiento de los estudiantes y al desempeño de los maestros, también así se hicieron las jornadas médicas en primer y segundo año, por los que médicos de nutrición y cardiología llegaban a nuestra ciudad provenientes de muchas partes del país.
Hombre compenetrado con sus deberes, sus amigos le llamaban “el burro” aunque de esto no tenía nada porque le interesaba todo y tenía un carácter muy especial, en el Instituto Científico y Literario conoció al licenciado Adolfo López Mateos con quien tuvo una enorme y sincera amistad, lo que se vio reflejado en el apoyo a la Escuela de Medicina y en la Universidad Autónoma del Estado de México, ya que siempre estuvo al pendiente de las mejoras en la máxima casa de estudios.
A su estimada esposa doña Celia Martínez Peñaloza la conoció en la secundaria, cuando estudiaban en 1943, en el Instituto Científico, pero ante los problemas de huelga, a los estudiantes de primer año los colocaron en un edificio ubicado junto a la iglesia del Carmen por lo que fue miembro fundador de la secundaria número 1 con el maestro Fernando Aguilar como director del plantel (el famoso Torito), época en la que recuerda no podía salir alumno alguno de la escuela sin permiso.
Doña Celia comento la ocasión en que el doctor Gustavo Baz Prada fungiendo como gobernador del Estado (1957-1963), le hablo al doctor Olivera y le dijo “te quiero regalar un cerro” llevándose la sorpresa de que se trataba del cerro de Coatepec, donde incluso había un rio, con la idea de que, conociendo su carácter, empeño y dedicación, apoyara a la construcción de los edificios de la Universidad ante la falta de espacio en el Instituto Científico y Literario, iniciando poco tiempo después con la construcción de las facultades de Ingeniería, Contaduría y Leyes cuando culmina la Rectoría de la Universidad (su ascenso “26 de marzo de 1962” a la rectoría se produjo al final de una intensa campaña en la que compitió con el licenciado Enrique González Vargas catedrático que gozaba de gran prestigio y popularidad en la Universidad renunciando poco tiempo después el 11 de abril de 1964 porque es nominado candidato a la Senaduría de la República) deja casi terminadas las construcciones de las facultades de Leyes y Contaduría pero Ingeniera seguía en obra así como la construcción del estadio Universitario diseñado por el arquitecto Augusto Pérez Palacios terminada su gestión como gobernador del Estado del doctor Gustavo Baz Prada, el nuevo ejecutivo licenciado Juan Fernández Albarrán (1963-1969), y estando ya como rector de la Universidad el doctor Jorge Hernández García, dieron cima al proyecto universitario y por fin es inaugurado oficialmente por el licenciado Adolfo López Mateos el 5 de Noviembre de 1964. (próximo 57 aniversario de este digno acontecimiento para la comunidad universitaria).
Por otro lado el doctor Olivera en su cargo como Director General del ISSEMyM, modifica en su totalidad el asilo y al Hotel de Tonatico (pensionados), también se uniformaron a los médicos y gente de mantenimiento, se promovió además el Congreso Internacional de Prevención y Atención de la Arterosclerosis Múltiple, llegando invitados de Suecia, Holanda y Estados Unidos, que lo llevo a obtener el Premio Nacional de Medicina en 1981, y se construyó el actual edificio central del mismo organismo ubicado en avenida Hidalgo Pte. esquina con Quintana Roo enfrente de nuestra alameda.
Doña Celia y el doctor se casaron en 1952, procreando a cinco orgullosos hijos universitarios de nombres Celia, Martha, Sonia, Javier y Mario, el doctor fue Senador de la República, en la época del licenciado Adolfo López Mateos, Rector de la UAEMéx (otrora UAEM), director general del ISSEMyM, Presidente del PRI Estatal, Secretario de Educación, Cultura y Bienestar Social, Representante del Gobierno del Estado en el Distrito Federal hoy Ciudad de México, y precandidato a la gubernatura del Estado; en entre otros importantes cargos públicos.
El doctor es recordado por sus familiares y amigos como un padre cariñoso, esposo ejemplar, abuelo consentidor y excelente amigo.
Al ejemplar matrimonio le sobreviven sus cinco hijos, nietos y bisnietos, por este medio les hago llegar un afectuoso abrazo.