Siempre que llega el mes de diciembre nos ponemos nostálgicos, tristes, pensativos, adoloridos del espíritu y del alma; y nos da por recordar. Hay quien dice que es el recuento de lo sucedido durante el año y que es momento de hacer un balance de lo bueno y lo malo, me pregunto ¿para qué? a fin de cuentas ya paso y ningún remedio tiene, pero lo que si se tiene es la posibilidad de cimentar el futuro y valorar el presente.
En el brindis navideño levante mi copa y brinde por ella, pero no por la mujer de la que habla José Alfredo Jiménez en una de sus canciones, sino por ella, por la vida, que hasta este momento gozo y me precio de tener.
Se dice con frecuencia que mientras haya vida hay esperanza; yo digo que mientras haya vida en lugar de sentarse a sentir la esperanza, se sienta el viento, el frio, se observe el paisaje, se deguste una buena bebida, se escuche el silencio y se huelan los olores que da la época del balance.
Época de apreciar la vida que todos y cada uno tenemos, que la disfrutemos, que hagamos a un lado la condición que le ponemos nosotros mismos y los candados para no movernos los quitemos de una vez por todas, ya que cada uno los coloca disfrazándolos con el nombre de enfermedad, flojera, no tengo dinero, no puedo, es muy difícil, mejor luego.
La vida es lo más valioso que tenemos, lo que nos permite estar, sentir, abrazar, amar. Elección de cada uno para consigo y para con los otros.
De la vida se ha escrito en verso y en prosa, se le han hechos melodías, en las leyes se menciona, en la biología se le reconoce, en la historia es protagonista, en la geografía se le ubica, en las matemáticas cuenta, en la palabra de cada hombre se evoca.
Se han escrito de ella cosas maravillosas, otras tristes algunas más dramáticas, unas alegres y de vez en cuando con color, algunas hasta en blanco y negro; se ha hablado de la vida, se festeja y cuando ya no se tiene se añora.
El recuento del año, lo bueno y lo malo, las perdidas y las ganancias, los logros y las derrotas, el suspiro por quien ya no está, el suspiro por quien está pero no cerca.
Fin de año, contar lo que se acumuló, restar lo que se perdió, brindar por los seres queridos, vivir querido lector, vivir; la clave para que la vida no nos quede a deber y nosotros no tengamos cuentas por pagar.
Hoy, aquí y ahora, está la vida para caminarla, correrla, disfrutarla, alimentarla, abrazarla, porque ¿sabe?… la vida se abraza y se puede abrazar tan fuerte que podamos fundiros en ella y disfrutarla al máximo.
No se trata de riqueza económica sino de riqueza de espíritu, ser agradecidos con ella, por medio de una oración, de observarla, de escribirle... Sí, de escribirle ¿usted alguna vez le ha escrito una tarjeta, una carta o una nota a la vida? ¿No lo ha hecho? lo invito a que lo haga y tenga este sentimiento de gratitud hacia ella y confort hacia usted por voltear hacia lo que tanto queremos y poco disfrutamos.
Hoy, al hacer el recuento del año me doy cuenta que no puedo ya contar en esta vida a cuatro seres queridos que han dejado de estar en el aquí y en el ahora. Que han muerto, como muchos dirían, o que fallecieron, otros nombrarían y algunos más sugerirían que han trascendido. Sea como lo quiera enunciar, lo cierto es que dejaron de vivir en este mundo y usted ¿despidió a alguien, lloró en su féretro, envió flores, elevo una oración, dijo que bueno era y que gran pérdida, o quizá tenía mucho por vivir? ¿Esperaremos a que alguien haga eso por nosotros al morir o viviremos plenamente en el disfrute de la misma? No sé, usted tiene la respuesta.
Lo que sí sé, es que hoy nuevamente ¡Brindo por la vida!
Y por qué no decirlo… la obligación de cuidarnos, es todos.
Los abrazo de corazón.
