Siempre he pensado que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, no es de esos que se equivoca nada más porque sí. Sin lugar a dudas existe la posibilidad de que así sea, sin embargo, el político calcula y se equivoca, en muchas ocasiones, premeditadamente. Traigo esto a colación después de que han pasado algunos días desde que el Presidente decidió retar al “periodista” Loret de Mola, a fin de que transparentara sus ingresos y, ante la negativa, decidió decir que superaba los 35 millones provenientes de varios medios de comunicación. De inmediato las plumas y las columnas de los medios de comunicación se hicieron a la tarea de llamar irresponsable al Presidente; que se intenta callar la libre expresión; que ha violado la Constitución, el secreto fiscal y un largo etcétera.
En primer término a quienes dicen que se intenta callar las voces críticas desde el poder es un gran error. El debate entre los políticos y la prensa es abierto en estos nuevos tiempos. Las redes sociales han facilitado esta posibilidad y prácticamente en tiempo real se pueden sostener y confrontar las ideas. El derecho de réplica se puede sostener sin necesidad de recurrir al mismo medio que lo publica. Al contrario de lo que muchos creen, yo pienso que esto abrirá las puertas para que las apreciaciones y puntos de vista se confronten y, por tanto, se eleve la calidad de la información y el trabajo del investigación periodística, últimamente manejada como propaganda política. Por otro lado, se ha asegurado que se ha violado el derecho a la protección de datos del comunicador que se ha victimizado pero, por el contrario a lo afirmado, el periodista ha echado por tierra esa posibilidad al negar que esas cantidades señaladas por el Presidente sean realidad. Es decir, reprocha lo dicho por el mandatario y la información dada a conocer. Si esto fuese así y se le diera el crédito a lo afirmado por Loret de Mola, entonces no existe evidencia cierta que los datos presentados sean parte de los que obran en poder de la autoridad fiscal o administrativa del estado y consecuentemente no existe ninguna violación a la ley. Lo que realmente ha echo el Presidente, es poner una trampa monumental a Loret y a todos aquellos que se han ido de bruces en apoyar al periodista. Loret no solamente debiera de aceptar el reto de dar a conocer por sí mismo el monto y origen sobre sus ingresos haciendo pública su declaración fiscal, no porque exista una obligación legal, sino porque lo que está en juego es su credibilidad y es precisamente ahí, donde la sagacidad de AMLO los ha arrinconado. Loret no lo hará porque sus ingresos son superiores a lo expresado por el Presidente. Si no fuera así, Loret podría demandar fácilmente el daño moral respectivo y ganar una enorme cantidad de dinero por esos hechos o bien, demandar la consecuente violación a su derecho a la privacidad, pero al hacerlo, tendrán que requerirse vía judicial los informes necesarios a la autoridad fiscal para que se demuestre quien tiene la razón y, en ese terreno creo que perdería el “periodista”. Frío y calculador Andres Manuel López Obrador ha tendido la trampa.