Vulnerables

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

Vulnerables

Lunes, 09 Mayo 2022 00:26 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

“Lo que no me mata, me hace más fuerte”.
Friedrich Nietzsche

 

La palabra Vulnerable es un adjetivo que indica la cualidad de algo o alguien que “puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente”, así lo define el diccionario de la Real Academia Española (RAE). En términos de salud, las personas somos vulnerables generalmente cuando estamos enfermos o tenemos las defensas bajas, es decir que nuestro cuerpo no tiene la suficiente fortaleza para continuar con la línea vital de manera normal y nuestras actividades deben ser suspendidas o ralentizadas debido a nuestra condición. Descansar o parar es la recomendación para detener el proceso. Incluso, una vez detectada la enfermedad o condición de vulnerabilidad (desnutrición, anemia, depresión, etc.), un médico nos indica la ingesta o administración de un medicamento para potenciar la recuperación.

Vulnerables somos también cuando estamos susceptibles o afectados por una emoción o sentimiento que profundiza en nuestro ser y nos hace realizar acciones –buenas o malas, es indistinto– que jamás haríamos de no vernos vulnerables ante alguna pasión o sentimiento. Un fuerte enojo nos puede llevar a vulnerar los límites de nuestro carácter e incluso vulnerar a otros (violencia intrafamiliar, por ejemplo). Quienes están enamorad@s, de igual manera están vulnerables o susceptibles y sus reacciones, si son correspondid@s, pueden ser de júbilo y éxtasis; pero si no lo son, pueden enfrentar una decepción que los arroje a una fuerte depresión o experimentar intensos celos. Ambas reacciones son extremas, generan consecuencias y, para restablecerse, requieren de una intervención, una acción de mitigación que nos devuelva a la normalidad. Apaciguar el alma.

Como puede apreciarse, ante una vulnerabilidad detectada o sufrida, existe una acción de mitigación, una estrategia para “moderar, aplacar, disminuir o suavizar” –según el diccionario de la RAE– dicha vulnerabilidad. Hasta aquí no hemos mencionado nada ilógico o fuera de lo normal. Quien se enferma va al médico (automedicarse no es la opción); Quien se enamora inicia una relación sentimental y hasta se puede casar y tener hijos –¡Vaya forma de mitigar! –. Quien sufre mal de amores busca mitigar lo que siente con terapia psicológica, hacer deporte, cambiar de pareja, meditación religiosa (beber no es recomendable, suele vulnerar aún más).

Vulnerables también somos cuando salimos de casa, caminamos por la acera, cruzamos la calle, abordamos el transporte público o manejamos nuestro auto en una ciudad llena de vulnerabilidades y de riesgos; cuando llegamos al trabajo o a la escuela, también ahí estamos vulnerables, con la diferencia de que ahí –como en cualquier otro espacio público– la vulnerabilidad es compartida entre muchas personas más y la responsabilidad de mitigarlas no depende de uno mismo, sino de voluntades y capacidades de múltiples actores.

El Artículo 2, fracción LVIII, de la Ley General de Protección Civil (LGPC), define a la vulnerabilidad como una “Susceptibilidad o propensión de un agente afectable a sufrir daños o pérdidas ante la presencia de un agente perturbador, determinado por factores físicos, sociales, económicos y ambientales”. Por agente afectable se entiende a las personas, sus bienes y el entorno; por agente perturbador se entiende a los fenómenos hidrometeorológicos, geológicos, químicos tecnológicos, sanitario ecológicos y socio organizativos. Es decir, que la vulnerabilidad es la posibilidad de que una persona o entidad sufra daños o pérdidas en su integridad, pertenencias y el lugar que habita o en el que se encuentra cuando un factor físico, social, económico o medioambiental lo impacta.

A esos “daños o pérdidas” derivados de la interacción entre una vulnerabilidad (lugar, tiempo y exposición) y un agente perturbador (amenazas) se le conocen como riesgos (Art. 2, Fr. XLIX, LGPC). Los riesgos se construyen a partir de las diversas amenazas que circundan a los individuos o entidades y la posibilidad de su impacto; estas amenazas pueden ser geofísicas (sismos, deslaves), climáticas y meteorológicas (ciclones, inundaciones), biológicas (epidemias), químicas (Incendios) y sociales (eventos masivos, accidentes).

Los peligros constituyen la probabilidad de ocurrencia de un agente perturbador potencialmente dañino (Art. 2, Fr. XXXVII, LGPC) y tienen una magnitud determinada, es decir una cuantificación universalmente aceptada; por ejemplo, la magnitud de los sismos se mide a través de la Escala de Richter. La intensidad de un peligro es la percepción o impacto que produce un fenómeno; el impacto de un ciclón tropical se mide con la Escala Saffir-Simpson, la cual se basa en los daños que produce a su paso por el territorio, al igual que la Escala de Mercalli que mide los efectos de un sismo. La frecuencia de los peligros se refiere a los registros documentados de un mismo fenómeno, cantidad de eventos en un año, por región o por zona.

En resumen, el nivel de riesgo al que está expuesto un individuo o entidad, lo determina la interacción entre las amenazas (peligros potenciales) y sus propias vulnerabilidades (lugar, tiempo y exposición), las cuales pueden ser físicas, sociales, económicas, educativas, territoriales y ambientales. Para quienes se dedican a la prevención de riesgos y protección civil corresponde a la clásica ecuación que se implementa cuando se realiza un análisis de riesgos: P= A x V.

Finalmente, una vez que hemos reconocido cuán vulnerables somos, dependiendo en qué lugar nos encontremos, los recursos disponibles y nuestras propias características individuales, corresponde preguntarnos ¿Si quien está vulnerable por enfermedad va al médico y el que es vulnerable por desamor va al psicólogo o practica yoga, a quién recurre quien se encuentra vulnerable por un sismo o huracán? ¡Efectivamente, acertó! A la Unidad Interna de Protección Civil, si su vulnerabilidad es dentro de su trabajo, escuela, instalación fija o móvil que frecuente. Pero si está usted en la calle, en el cerro, cerca del río o debajo de un puente, la Unidad Municipal de Protección Civil es a quien usted debe recurrir para saber cómo mitigar dicha vulnerabilidad y fortalecer a su comunidad.

Así como en la medicina hay especialidades, si su enfermedad amerita un trato muy específico, existen diferentes terapéuticas (cardiología, nefrología); en la psicología también se puede recurrir a la psiquiatría o a la terapia cognitivo-conductual, según el tipo de atención requerida. En materia de protección civil y prevención de riesgos existen entidades e instrumentos especializados en reducir o mitigar vulnerabilidades particulares. Tenemos un Atlas de Municipal de Riesgos (la radiografía vulnerabilidades de una ciudad), las verificaciones y análisis de vulnerabilidades y riesgos (los AVR) que es similar a la diagnosis que hace el médico al paciente; los programas de mantenimiento correctivo y preventivo para mitigar riesgos y los programas de difusión y capacitación para el conocimiento y socialización de los riesgos –que hace las veces de la dosis de medicina y el tipo de terapia que necesita el cuerpo enfermo–; los simulacros de gabinete y de campo para prever futuros escenarios de riesgo y estar preparados para enfrentarlos (como la rehabilitación de un enfermo), entre otras estrategias de mitigación de riesgos.

¿Cómo podemos ser más resilientes como sociedad, como vecinos y ciudadanos? Así como acudimos al médico, vamos a acudir y recurrir a nuestras Unidades Internas, Municipales y Estatales de Protección Civil; hagámoslas trabajar, para eso están, para ayudarnos a reducir nuestras vulnerabilidades; vayamos a sus instalaciones a preguntar cómo podemos participar en la detección y mitigación de riesgos. Debemos involucrarnos, es tarea de todos. como ya vimos, somos vulnerables en todos lados, pero sólos, desorganizados e indiferentes, lo somos más. Recuerde que el espacio más seguro lo hace usted. ¡Cuídese! ¡Que su semana sea de éxito!

 

Hugo Antonio Espinosa
Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,
Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.
Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX.

Twitter: @CmdtEspinosa
Instagram: cmdtespinosa

Visto 1459 veces
Valora este artículo
(0 votos)
Hugo Antonio Espinosa

Sin riesgos