Hace unos días fue motivo de discusión pública una propuesta encaminada a la libre portación de armas en México, lo que generó un intenso debate sobre los alcances y dimensiones de la misma. Frente a dicho escenario, caben las palabras del gran Cesare Beccari, conocido como el gran Márques de tratado de los delitos y de las penas, quien afirmaba lo siguiente: “Un manantial de errores y de injusticias son las falsas ideas de utilidad que se forman los legisladores. Falsa idea de utilidad es aquella que antepone los intereses particulares al inconveniente general… que hace servir los sofismas de la lógica en lugar de la razón”.
Desde entonces como ahora, debemos urgir a la razón, porque hablamos de la vida misma que es lo más importante, pero también es cierto que todos, en general, desde nuestros espacios y coincidencias debemos apelar a la lógica y reflexionar sobre la estrategia de seguridad que se está llevando a cabo para hacerle frente a los niveles incesantes de inseguridad que se están viendo reflejados en la gran mayoría de los estados a lo largo y ancho de la República.
Miguel de Cervantes Saavedra en el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha sentenciaba lo siguiente: “Las armas requieren espíritu como las letras”. Esta pequeña, pero contundente reflexión tiene muchas implicaciones de fondo, porque una falsa idea de utilidad sería proponer la libre portación de armas en México, pero lo pertinente sería exigir al estado que garantice la seguridad de todos los mexicanos, a la manera del gran libertador Simón Bolívar: “las armas os darán la independencia, pero las leyes os darán la libertad”.
Soy un convencido de que en el discurso se encuentra una de las herramientas más importantes al alcance del ser humano, ya que permite expresar nuestros pensamientos e ideas, pero también invita al debate, al diálogo y a profundizar sobre los distintos escenarios y realidades que se presentan, aunque también estoy perfectamente consciente de que requiere sensibilidad y mucha responsabilidad.
Sensibilidad para leer que modificar -en este momento- la Ley de Armas de fuego, es una absoluta barbaridad, lo que implica responsabilidad para proponer aquello en un contexto complejo, donde, por ejemplo, en nuestro vecino país del norte se presume que el 44% de los homicidios que se producen anualmente son a causa de las armas de fuego, lo que quiere decir que diariamente mueren en promedio 111 personas, a pesar de que hace unos días la Corte Suprema dictaminó un fallo histórico en favor del derecho a la libre portación de armas en todo el país.
A menudo se nos olvida que los niños de hoy son los adultos del mañana y que nuestro ejemplo es mucho más importante que miles de palabras. Besa a un niño y harás a un hombre, enseñándoles la importancia de que las armas de fuego no dan frutos ni son respuestas, lo que sí es respuesta son los libros, los instrumentos musicales, los pinceles, las partituras, los colores, la poesía y el deporte. ¡No, a la falta de sensibilidad!, ¡No, a la deshumanización!, ¡No, a la libre portación de armas en México!, ¡Sí, a exigir a nuestras autoridades un verdadero estado de derecho!, ¡Sí, a los derechos humanos! Porque los niños, como decía Kennedy: “son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro”.