“Lejos de haber terminado”. Así nos encontramos en torno a la pandemia por COVID-19. De acuerdo con el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, el comportamiento de los contagios en los distintos países indica que seguimos en “emergencia mundial”, luego de dos años y medio de que se declaró el riesgo.
Los aumentos de los casos, la evolución viral que se presenta y la presión en los servicios de salud de varios países, significan que el COVID-19 sigue siendo una emergencia global. “Nuevas oleadas del virus demuestran una vez más que el COVID-19 está lejos de haber terminado”, dijo Adhanom durante una conferencia de prensa que ofreció en Ginebra, Suiza.
En ese sentido, exhortó a los gobiernos de todos los países a implementar medidas como el uso de los cubrebocas o mascarillas, mejorar los sistemas de ventilación y los protocolos de detección y tratamiento, luego de que se informó que los casos aumentaron en un 30 por ciento durante los últimos quince días, a pesar del incremento en la inmunidad de la población, que ha impedido la aceleración de las hospitalizaciones y muertes.
Por otra parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que las subvariantes de ómicron BA.4 y BA.5 son muy infecciosas, por lo que -según explicó la directora del organismo, Carissa Etienne- se están generando nuevos contagios en América, además de que el virus continúa evolucionando cada ocasión que es transmitido. Reiteró la necesidad de recuperar medidas como el distanciamiento social y señaló que los viajes internacionales han contribuido a esa mutación del virus.
El pasado martes, México registró la cifra más alta de muertes durante lo que se ha denominado la “quinta ola” de COVID con 36 mil 334 contagios y 92 muertes en un día, y este miércoles 13 de julio se reportaron 37 mil 346 casos positivos y 72 defunciones.
En ese contexto, lo ideal es que las autoridades y los sectores productivos prevean medidas para reducir la tendencia, pero ante la situación económica que se vive en el país, ese escenario es poco probable, en virtud de que la prioridad que se ha establecido es mantener las actividades económicas y evitar un nuevo cierre como los que se vivieron hace poco más de dos años.
Sin embargo, el aumento de los casos se ha normalizado y en virtud de que las muertes no han sido tan numerosas como en 2020 o 2021, se ha tomado con mayor tranquilidad el tema de un contagio, sin reflexionar en torno a las secuelas que deja el virus.
Ya se ha documentado que, luego de haber vivido el contagio y “superado” la enfermedad, el sistema inmunológico queda “sensible” a cualquier otro padecimiento y se han identificado efectos en los sistemas digestivo, nervioso, circulatorio, respiratorio y cardiaco, por lo que algún otro padecimiento que afecte esos sistemas, puede tener mayores complicaciones que antes del contagio por COVID-19.
Parece que no hemos aprendido a incorporar las actividades a distancia en nuestro desempeño cotidiano y ahora todo quiere hacerse de manera presencial, porque -como decimos- “al fin ya tengo la vacuna”, lo que sí puede implicar que no haya tanta gravedad por el COVID o evitar la muerte, pero sin considerar el efecto posterior.
Es un hecho -como se planteó desde que surgieron las vacunas- que habrá que aprender a convivir con la enfermedad o al menos sobrevivirla, pero tampoco habrá que jugarle “al vivo” y descuidar las medidas de protección que recomienda la OMS.
Como ha sido desde el principio, la responsabilidad inicia y termina siendo individual, porque de las autoridades no se ve que tengan el ánimo de gestionar adecuadamente lo que sigue vigente de la pandemia.
PERCEPCIÓN
Es un hecho que las campañas políticas ya están en marcha. Las principales vialidades del Estado de México ya están plagadas de espectaculares con las imágenes de quienes aspiran a gobernar la entidad. Algunas muy creativas, otras las de siempre y algunas verdaderamente horrendas. Y no hay autoridad que detenga esos actos.
La pregunta es ¿de dónde sale para pagar tantas carteleras? Porque la más económica cuesta, al menos, 20 mil pesos mensuales y hasta 80 mil pesos, dependiendo el lugar donde se ubique. Haga cuentas.
