La comunicación es la herramienta más útil para transformar o destruir al mundo, hay que ser más cuidadosos que nunca en escoger las palabras (o emojis) ya que nos vestimos con ellas; Warren Buffet uno de los grandes empresarios del mundo dice que si tienes unos pesos hay que invertirlos en comunicación, en entender y estudiar cómo funciona y evoluciona, es la forma en la que le contamos al planeta nuestro sentir y pensar, con sonidos y silencios, sobre todo teniendo en cuenta que NINGUNA PALABRA ES INOCENTE.
Hoy más que nunca que desde un púlpito mañanero se nos invita permanente al odio y la polarización, quienes sentimos y pensamos distinto estamos estigmatizados como neoliberales o fifis, desde esta resistencia, hagamos de nuestras palabras, un bálsamo de paz, puentes que unan, acciones que convenzan, realidades que transformen; empeñarnos en un lenguaje positivo, en una escucha activa que permita un efecto transcendental en el cerebro y corazón de los demás, porque solo recordamos aquello que nos emociona, aquello que acusa de recibo en el alma.
¿Y qué nos emociona? Cuando estamos en la generación más depresiva de la historia, sobreviviendo a una pandemia que la Organización Mundial de la Salud asegura es equiparable a una Guerra, en donde las nuevas generaciones están menos involucradas viviendo en mundos avatar, donde la pantalla del celular atrae su atención 300 veces al día en promedio, obsesionados por estar permanente entretenidos, la paciencia es cada vez menor y la curva de atención a la audiencia en caída libre.
Nuestra manera del percibir el mundo depende en gran medida de como se presenta la información, de nuestra comunicación, de la capacidad de convencer y conmover, sobre todo si los mensajes más convincentes se asocian a señales agradables, intentemos ser una permanente, practiquemos hasta el cansancio porque nos volveremos expertos, seamos una señal agradable al UNIVERSO, un guiño de orientación y gratitud permanente y si el 80% de nuestras decisiones se toman con las emociones, con nuestro lado derecho del cerebro que sean emociones en amor, empatía y solidaridad… MÉXICO NOS NECESITA EN ESA VIBRACIÓN.
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