El Beso de la Primera Ministra de Finlandia

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Publicado en Opinión

El Beso de la Primera Ministra de Finlandia

Miércoles, 07 Septiembre 2022 00:40 Escrito por 
Jorge Olvera García Jorge Olvera García Inventario

Con acierto, el creador de la raza cósmica, José Vasconcelos sentenció: “La ignorancia de uno afecta a la nación entera”, este pensamiento es el culmen de todos nuestros males y constituye la síntesis de la injusticia, el reclamo, la discriminación y exclusión que a diario viven todas aquellas personas que de forma consciente, liberal y propositiva procuran pensar, actuar y vivir sin miedo. Este espacio, por significativo que parezca apenas y puede sostener el reclamo, la desgracia y el hartazgo que miles de mujeres viven en su día a día. La semana pasada la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, fue objeto de vejaciones, denuncias y flagrantes señalamientos en su contra por la difusión de varias fotografías y videos de fiestas privadas en las que ha participado, lo que abrió el debate sobre la libertad de ser, hacer y sentir en un mundo donde ser autentico parece ser una grave sentencia: “Soy un ser humano. A veces también anhelo la alegría, la luz y el placer en medio de estas nubes oscuras”, expresó la ministra finlandesa.

Actualmente vivimos, como dice Antoni Brey, en la sociedad de la ignorancia, la cual debe dar paso a la individualidad, dejando a las personas vivir no como especímenes, sino como constructores sociales, aportando de forma crítica nuestros conocimientos a la organización de la especie.  Para los griegos, la filosofía no era una simple actividad académica, sino algo virtuoso que se practicaba día con día. El estoicismo es una corriente que vale la pena rescatar en estos momentos, para esta escuela filosófica una vida que vale la pena vivir radica en utilizar la razón para ayudar a los demás y a nosotros mismos. Si mejoramos como personas, estaremos mejorando nuestro entorno. Y si estamos mejorando para nuestro entorno nos estaremos mejorando automáticamente a nosotros mismos.

No es necesario mostrar bellezas a los ciegos ni decir verdades a los sordos. Basta con no mentir al que te escucha ni decepcionar al que confía. Las palabras conquistan temporalmente, pero los hechos, esos sí nos ganan o nos pierden para siempre. Porque donde la ignorancia con arrogancia grita, el silencio con elegancia enseña, y bien se dice que las palabras llaman, pero el ejemplo arrasa. La libertad de Sanna Marin, nos hace recordar el pensamiento de Eduardo Galeano al describir que el hombre siente miedo del “miedo a la mujer sin miedo”.  El ejemplo de la primera ministra es el anhelo de todas y de todos, aquel que representa y rompe el imaginario del poder, que sin estridencias está ocupando un cargo que desafía la autoridad del autócrata.  

El desarrollo de los derechos humanos se ha reflejado fielmente en cada momento crucial de la historia. Nuevos escenarios propician nuevos derechos que necesariamente deben ser reconocidos y garantizados por el Estado y la sociedad, a eso nos referimos cuando precisamos definir la evolución de las sociedades.

El último estadista, el hermano mayor, Adolfo López Mateos, referente histórico de las libertades en nuestro país nos dijo: “México precisa autoridad con libertad y libertad con responsabilidad. Ser libre implica saber serlo y la determinación de que todos sean por igual. La libertad no es una idea abstracta; es una norma de conducta diaria: la propia conciencia de la libertad encuentra los linderos de la responsabilidad. A quienes no conocen la libertad, no podría hablárseles de responsabilidad. Sólo quienes son libres viven su libertad responsablemente”.

Una sociedad libre, genuina y que se precie de estar acorde a la dinámica del siglo XXI, precisa normalizar la adopción entre parejas del mismo sexo, significa no deshumanizar a las personas intentando poner etiquetas a las cosas en lugar de reflexionar y darle lógica, sentido y razón a los fenómenos sociales. “El valor de la democracia liberal consiste en que una mujer de 36 años, criada por una pareja de lesbianas, se divierta y normalice el beso entre dos mujeres. Solo eso ya es extraordinariamente valioso. Pero es que Marín se ajusta más a lo que somos, representándonos con su espontaneidad mejor que todos esos políticos que se exhiben, encorbatados o no, para la galería”, refiere Miriam Martínez Bascuñan en el diario EL PAÍS.  

Lo sucedido con Sanna Marin, debe convertirse en un distintivo de sororidad, empatía, solidaridad, democracia, aceptación, respeto, apertura y derechos humanos. Es una mujer de su tiempo a la cual le quieren cortar las alas y no debemos permitirlo.

La vida no es blanco y negro, es en este espacio de nuestra existencia donde debemos dejar atrás los viejos dogmas que tanto daño nos han hecho, como el que dice que: “las mujeres deben someterse a sus esposos al igual que se someten al Señor. Porque el esposo es cabeza de la esposa, de la misma manera que Cristo es cabeza y salvador de ese cuerpo suyo que es la Iglesia. Así que las esposas deben estar sujetas en todo a sus esposos, así como la Iglesia lo está a Cristo…”. Como lo ha dicho el papa Francisco, es momento de que la iglesia repare sus acciones. Es momento de que reconozcan la libertad de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. El derecho de todas las personas a amar libremente y formar una familia. Ni los prejuicios, ni las ideologías deben marcar el reconocimiento de los derechos humanos, ni de nadie.

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin saber que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”. Ha llegado el momento de no tolerar más el pensamiento misógino y machista. Muchos deben desaparecer de su boca las palabras que se convierten en las dagas ardientes que poco a poco desvanecen su dignidad, su confianza y su seguridad. Macho aferrado, abre los ojos, escapa de tu ceguera y date cuenta que te estas convirtiendo en el más intenso animal. Deja de tomar tus privilegios falsos por haber nacido hombre, deja de mandar, ya no esperes que te sirvan más.

Conservar el estado actual de las cosas solo contribuye al machismo, al patriarcado, a los antivalores que de tanto ser practicados se han convertido en parte de nuestra cotidianeidad y degeneran en la violencia de género.  

Porque muchas veces nos mimetizamos con lo que nos rodea, y al voltear percibimos que estamos a bordo de su mismo barco errático, como las películas de Pedro Infante o Mauricio Garcés, que se convirtieron en un ícono del poder mujeriego, de la mujer sumisa que no debe existir más, nunca más. A la manera de Alfonsina Storni: “Hombre pequeñito que jaula me das. Digo pequeñito porque no me entiendes, ni me entenderás. Tampoco te entiendo, pero mientras tanto ábreme la jaula que quiero escapar”. Destruyamos y reconstruyamos estos dogmas que esclavizan y adormecen la libertad de la mujer con obras cinematográficas como “Desobediencia”, drama sensibilísimo, conmovedor y tierno que nos hace cuestionar la profundidad del amor. Ideas redondas no caben en mentes cuadradas.

Trabajemos para que se haga realidad el sueño de Martin Luther King, quien, en su discurso pronunciado en 1963, en Washington D. C., exclamó:

“¡Hoy tengo un sueño! Sueño que algún día los valles serán cumbres y las colinas y montañas serán llanos; los sitios más escarpados serán nivelados, y los torcidos serán enderezados (…) y se unirá todo el género humano. Ésta es nuestra esperanza. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de nuestra nación en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, lucha juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres”. Desde este espacio coincidimos en que el tiempo de las mujeres ha llegado y por eso es que apoyamos los movimientos feministas que no son más que un grito desesperado a la indiferencia y a la normalización de la violencia. Porque las paredes se despintan. Los monumentos se restauran. Las clases se reanudan, pero las vidas no, esas sí que no. Se trata de que los hombres tengan sus derechos y nada más. Y se trata de que las mujeres tengan sus derechos y nada menos.

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