Las violencias en el espacio público

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Las violencias en el espacio público

Viernes, 09 Septiembre 2022 01:05 Escrito por 
Yuritzi Castañeda Ulloa Yuritzi Castañeda Ulloa Lentes violetas

La violencia comunitaria, según la CEDAW, es la que se presenta en los espacios públicos, es ejercida mayoritariamente por personas desconocidas o por personas del entorno comunitario de las mujeres o niñas.  Según los datos que publicó recientemente el INEGI con la ENDIREH las mujeres en México han sufrido los últimos años el incremento de las violencias en el espacio público, y desafortunadamente son las mujeres entre 15 y 35 años las que más padecen de estas violencias en su día a día. 

Normalmente en la secundaria e incluso los últimos años de educación primaria, las niñas y adolescentes empiezan a sufrir de violencia comunitaria, sobre todo el acoso sexual en el espacio público y en los medios en los cuales ellas se movilizan para ir a la escuela, o a su casa, la violencia a estas edades provoca que las mujeres inicien  su desarrollo con secuelas de violencia, y desde ahí inicien a caminar con miedo.

El sistema patriarcal ha hecho que los hombres crezcan con la idea que las mujeres hacen o dejan de hacer las cosas para llamar su atención, que las mujeres se visten de una forma para ellos o que las mujeres simplemente deciden hacer alguna u otra cosa por complacerlos, por ello hasta este siglo se sigue pensando que la vestimenta de las mujeres ocasiona que estas sean víctimas de alguna agresión o que no se cuidan lo suficiente, hoy en día seguimos cuestionando a las mujeres por sus comportamientos y nunca ponemos atención en la conducta de los agresores.

 La estigmatización sobre el cuerpo de las mujeres y la sexualización que se da de los cuerpos de las niñas desde pequeñas edades, la tolerancia social que hasta hoy tienen estos actos permite que los hombres sigan ejerciendo violencia sobre niñas, adolescentes y mujeres que no conocen, que solo han visto pasar al lado suyo quizá algunas veces y en la mayoría de las ocasiones ni siquiera las han visto antes. 

Pero también es importante que hablemos de la responsabilidad que tienen las autoridades para que las mujeres no sufran de violencia comunitaria, hoy en día, con el mal estado de muchas calles y avenidas para transitar en auto particular en la voz de muchas personas y en las letras en espacios como estos la exigencia para las autoridades son calles en buen estado para transitar en auto, pero nunca, la exigencia es que las mujeres puedan transitar por estas calles con seguridad y aquí es donde el pendiente más grande de los gobiernos locales en el espacio público se puede ver, ninguna calle está construida con una perspectiva de género y mucho menos feminista que permita que las mujeres caminen seguras y sin miedo, sin importar la hora del día y el lugar al que se dirijan, hasta hoy y a pesar de los esfuerzos de algunas instituciones la obra pública en los municipios no tiene perspectiva de género, los responsables de estas acciones no consideran la diferencia que tiene para las mujeres caminar con zapatos con tacones, caminar con muchas cosas en las manos, caminar cuidando niños, caminar con lentes violetas es urgente para que las mujeres podamos caminar sin miedo y con espacios adecuados, iluminados y seguros, que permitan que lleguemos a salvo todos los días. 

La violencia en el transporte público es otra violencia comunitaria que surge a raíz de la impunidad social, del quedarnos callados ante la violencia machista y los ataques de esta en los espacios que están próximos a nosotras, y por supuesto a la hipersexualización de los cuerpos de las mujeres, reeducarnos como sociedad y empezar a levantar la voz en el transporte público para que los agresores no ocupen estos espacios es una solicitud a todas las personas, y a los gobiernos, trabajar y reconocer estas violencias es la exigencia del movimiento feminista, las mujeres queremos transitar sin miedo y con libertad y esto no será posible si el transporte público no se regula de una forma adecuada, una forma que permita identificar a los agresores, y por supuesto que con ello se puedan dar los siguientes pasos para acabar con la impunidad que hoy existe de esta violencia. 

Sin duda aún faltan más violencias comunitarias que mencionar, pero no puedo cerrar esta semana sin recordarles que para terminar con esta y todas las violencias que sufrimos las mujeres una respuesta militarizada por parte del estado, sería una equivocación profunda y un riesgo mayor de violaciones a nuestros derechos y sobre todo a nuestro derecho de vivir una vida libre de violencia, la respuesta debe y está en la prevención y en las estrategias comunitarias de recuperación y apropiación de los espacios públicos, estrategias que hasta hoy siguen siendo solicitudes de todas las mujeres para vivir, libres y sin miedo. 

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Yuritzi Castañeda Ulloa

Lentes violetas