Llegó la hora de los ciudadanos, de tomar el gobierno en sus manos, de ponerle un alto a las autoridades que no dan resultados y al abuso que se hace de los trabajadores, de los contribuyentes, de los emprendedores, de las pequeñas y medianas empresas, de los comerciantes, de la clase media; la denostación de los intelectuales que piensan diferente, de los académicos que imparten clases con una visión universal, de los periodistas que se siguen asesinando.
La sociedad mexicana se viene organizando en torno a diversas causas, entre ellas, los niños en situación de calle o de violencia, la falta de medicamentos, las mujeres tan violentadas participarán en el proceso electoral próximo como candidatas a regidoras, diputadas, senadoras, presidenta, lo que pudiera cambiar el curso de la historia y la manera de gobernar. Sería no sólo un paso del género sino de la ciudadanía.
Francia, Nueva Zelanda y ahora Italia llevan la vanguardia en materia de candidatos y candidatas sin partido, con ideologías diferentes y sin los partidos tradicionales.
Nuevos tiempos. La candidata de extrema derecha, para primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ganó las elecciones del domingo en Italia, sin partido político. Disruptiva en sus posturas ganó la elección anterior con un embarazo de siete meses bajo el lema “soy mujer, soy madre”.
En agosto de 2020, en Nueva Zelanda, Jacinta Ardem ganó el cargo de primera ministra con el 49 por ciento de los votos, postulada por el Partido Laborista, pero sobre todo por ser una influencer en Instagram y Facebook en donde tiene casi dos millones de seguidores.
Otro caso ha sido Emmanuel Macron que en abril de este año, en plena crisis de la OTAN por la guerra de Ucrania, ganó la reelección como Presidente de Francia con el 58 por ciento de los votos, después que en su primera elección fue un candidato sin partido.
Los cambios se pueden. La ciudadanía levanta la voz para tomar las decisiones que se requieren y afectan al país. Está lista.
Si la derecha dejó de funcionar, las izquierdas tampoco lo han logrado, y la aspiración de vivir mejor se ha quedado en pausa ¿cuál es el camino? Ni los fanáticos de Morena ni las coaliciones de los viejos partidos tienen claro el rumbo. La ciudadanía tiene la palabra.
