Nelson Mandela decía que: “cualquier país, cualquier sociedad que no se ocupa de sus niños no es una nación”, en este sentido valdría la pena poner en tela de juicio hacia donde se dirige nuestro país en materia de desarrollo integral de la niñez. Muchas son las alertas que nos dejan ver que la infancia mexicana no es prioridad para esta administración, vamos a dividirlo en dos vertientes fundamentales para el sano crecimiento de niñas, niños y adolescentes. Iniciemos con SALUD, para 2023, se anticipa la disminución de recursos a Institutos Nacionales de Salud, entre ellos: el Hospital Nacional de Pediatría con 164 millones de pesos menos y Hospital Infantil de México, 93.3 millones de pesos menos. El Programa de Abasto Social de Leche presenta una reducción de 36 mil 845 millones, es decir, de -22%, en un país que ocupa los primeros lugares de obesidad y desnutrición infantil, por si no fuera suficiente, el programa de salud materna, sexual y reproductiva se proyecta una reducción de -30%, cuando México ocupa el deshonroso primer lugar mundial en embarazos de niñas y adolescentes.
Otro aspecto prioritario: EDUCACIÓN, el cierre de Estancias Infantiles, más de 300 mil menores, se quedaron sin un espacio de atención y cuidado mientras sus madres y padres trabajan, eliminación de Escuelas de Tiempo Completo, 3.6 millones de niñas y niños sin la oportunidad de un horario ampliado en el que más del 70% recibía su único alimento del día, desaparición de programas fundamentales para la inclusión y abatimiento al rezago educativo como: atención a la diversidad de la educación indígena, fideicomiso para el bachillerato general en sus modalidades no escolarizada y mixta, que brindaba a menores con discapacidad la oportunidad de estudiar. Si a esto sumamos que 5.2 millones de niñas, niños y adolescentes dejaron la escuela el pasado ciclo escolar, el panorama se vuelve desolador, considerando que la falta de garantías para el acceso a la educación eleva el riesgo de trabajo infantil, embarazo prematuro y matrimonios a temprana edad, colocando a las y los menores en un grave estado de vulnerabilidad.
¿En dónde está su planeación, estrategia, responsabilidad y sentido de realidad? Es fundamental garantizar los derechos de niñas, niñas y adolescentes a través de un presupuesto que haga visibles sus principales necesidades, seguir ignorando a las infancias mexicanas, podría tener graves consecuencias. El tiempo es AHORA, hagamos lo posible y lo imposible para que crezcan y se desarrollen adecuadamente, en conciencia de que, “infancia es destino” y en medida de que hagamos nuestras sus causas y abracemos a la niñez, dejaremos de castigar a los adultos del futuro.
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