Mañana 15 de febrero, conmemoramos el Día Internacional del Cáncer Infantil, con el objetivo de crear conciencia y expresar el apoyo a niñas, niños y adolescentes con cáncer. A los supervivientes, a los que perdimos y a las familias que los acompañan, con profunda admiración y respeto por nuestra niñez y sus padres que luchan contra el Cáncer infantil, por aquellas niñas y niños valientes que llevaron esta batalla hasta el último momento y que aún sin haberla ganado, su legado es la esencia de una voz que debe retumbar en las instituciones mexicanas de salud pública. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, en México, se registran al año 180 mil casos de cáncer y lamentablemente el 50% de las personas que lo padecen pierden la vida.
En cuanto al cáncer infantil, las cifras son desalentadoras, de acuerdo a datos de la Secretaría de Salud, en nuestro país se diagnostican anualmente 5 mil casos de algún tipo de cáncer infantil, el 75% de los pacientes recibe tratamiento en etapas muy avanzadas y cada 4 horas pierde la vida una niña o un niño, almas llenas de sueños e ilusiones que desgraciadamente se apagan. Estos datos y estadística son nombres y apellidos que nos deben llamar a la acción, a la conciencia, a la reflexión, a la empatía y solidaridad de la batalla a la que se enfrentan miles de niñas y niños, no podemos ser indiferentes ante esta terrible e innegable realidad, hoy 15 de febrero del año 2023, derivado de la indiferencia y mala planeación, llevamos más de 1,600 víctimas de esta terrible enfermedad.
Desde el 2019, el mundo ha visto a México como un país sin rostro de niñez, indiferente al cáncer e incapaz de garantizar el abasto y la distribución de los medicamentos, sin importar que se trate de vida o muerte.
¿Cómo explicarle a una madre de una niña o un niño con cáncer, que las quimioterapias que necesitan deben esperar porque se prefiere comprar estadios de béisbol, rifar un avión, sin avión o comprar pipas que no llegaron, a adquirir los insumos que necesitan para sobrevivir?
¿Con qué cara y sobre todo quién tiene el valor para salir a pedirles una disculpa a los padres que cargan con el dolor de haber perdido a su hija o hijo, porque el medicamento no llegó a tiempo? O peor aún con que corazón se da una respuesta como: “No soy médico, a lo mejor usted sí, Ande, ayúdelos”. Más que transformación, estamos viviendo un retroceso humanitario
Reconocemos, respetamos y respaldamos cada una de las manifestaciones que han hecho, las distintas voces que se han sumado a esta causa humana, porque cuando una hija o un hijo tiene en peligro su vida, no existe reclamo que no sea válido para exigir su derecho a la salud.
Como dicen los expertos “Invertir recursos en Niñas, Niños y Adolescentes es: legalmente obligatorio, socialmente necesario, económicamente redituable, éticamente correcto, afectivamente transformador y humanamente INDISPENSABLE.”
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