Mucha controversia ha despertado la propuesta del Comité de Desarrollo Deportivo de la Federación Mexicana de Futbol de evitar el descenso en la Primera División y por ende anular el ascenso a la misma, lo que dejaría congelados en el mismo nivel a los campeones de las categorías menores.
El argumento es que quieren fortalecer a la Liga de Ascenso, con equipos más sólidos en lo económico, administrativo pero sobre todo con un proyecto futbolístico a futuro y no solo para ir cumpliendo con los reglamentos.
De inmediato han surgido voces que rechazan esta propuesta, que si se quitaría la competitividad en la Primera y en el Ascenso MX, que si se afectaría a los jugadores y provocaría conformismo en algunos clubes del máximos circuito, que prácticamente mataría la inversión en equipos de la liga de plata que no tendrían mayor premios que el económico, pero no el ver a su franquicia jugando contra los principales equipos del país.
Si se analiza de manera fría y lejos del romanticismo del premio de una competencia la idea no es tan descabellada, pues actualmente en el Ascenso hay clubes con bajo poder adquisitivo, infraestructura chica o que no cumple con parámetros de una liga de élite, además de proyectos deportivos nulos, a corto plazo.
Derivado de esto solo seis de los 16 equipos que militan en la Liga tienen derecho a subir a Primera División, el resto no cumple con los requisitos.
No se trata solo de hacer par de buenos semestres futbolísticos para merecer estar en Primera División, con ello debe ir un proyecto bien fundamentado del cómo este equipo será autosustentable para la adquisición de jugadores, una mercadotécnica que llame a los aficionados a llenar los estadios y fuerzas básicas que alimenten la plantilla.
Lejos de esto muchos de los equipos que suben a Primera sufren para armar su equipo, suben sin recuerdos y muchos de ellos recurren al apoyo gubernamental que se convierte en arma de doble filo, porque mientras dure ese sustento la franquicia es rentable, después vienen a menos y por eso pocos de los clubes que ascienden se mantienen en el máximo circuito.
Fortalecer a los equipos del Ascenso está bien, pero también se debe explorar en Primera qué clubes cuentan con lo mínimo necesario para ser competitivos, para colaborar en el desarrollo del fútbol y evitar problemas como la falta de pago de salarios, constantes cambios de administración e ingresos de recursos privados de no tan clara procedencia.
La tarea de la Federación Mexicana de Futbol no está sencilla, pero si quiere una liga competitiva debe empezar por tener clubes fuertes en todos los aspectos, con recursos propios capaces de afrontar las crisis futbolísticas y financieras.