El pasado lunes, 13 de marzo, Norma Lizbeth, de 14 años, murió tras ser agredida a golpes por una de sus compañeras de secundaria. La menor cursaba el tercer grado de Secundaria en el plantel 0518 Anexa a la Normal de Teotihuacán. Ella fue víctima de violencia escolar, su presencia ya no se encuentra entre nosotros, pero el problema sigue estando ahí.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), hoy en día México ocupa el 1er lugar en Bullying escolar. Concretamente, se ha definido como una serie de amenazas, burlas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y el acosador.
Si bien es cierto, se han llevado acciones con la finalidad de combatir este tipo de conductas, lo cierto es que nada ha sido suficiente si persisten casos como lo acontecido en Teotihuacán en el mes de marzo, de nada servirá destituir a la directora del plantel, ni haber ejecutado una orden de aprehensión en contra de la menor responsable de ocasionar la muerte de Norma, si no prevenimos desde el hogar el cultivo de valores, la creación de políticas públicas que proliferen un entorno más seguro.
A título personal he advertido desde mi vocación docente que este tipo de conductas deben de considerarse muy en serio, por ejemplo, cuando fui Rector de la Universidad Autónoma del Estado de México propuse la creación del “Instituto de Defensoría de los Derechos Escolares del Estado de México“ cuyo objetivo era precisamente prever, reflexionar, convocar a autoridades y padres de familia a defender y proteger los derechos escolares.
La universidad ha sido ejemplo en ese sentido con la Defensoría de los Derechos Universitarios, la cual, lejos de convertirse en un espacio que genere mayores indices de violencia se ha convertido en una genuina respuesta a esta problemática social, ya que convoca el respeto de los derechos, pero sobre todo de deberes apreciando esa simetría a fin de educar, prevenir e involucrar a todos los actores que convergemos en un mismo tejido social.
Coexistimos en una coyuntura que plantea numerosos desafíos en una realidad ya de por si compleja y que es responsabilidad de todos recomponer el camino, porque como sentenciaba el presidente Pepe Mujica: _“la historia no la hacen los hombres, sino las grandes causas”. _
Mi testimonio fue satisfactorio al dejar un legado durante mi paso como Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México con la creación de la Visitaduría Adjunta de Atención a la Violencia Escolar, punta de lanza en su momento, en donde obtuvimos importantes resultados.
La niñez es el mas valioso capital que tenemos en la sociedad, y como tal, debemos generar las condiciones adecuadas para que se desarrollen en entornos de paz y seguridad, donde se privilegie el respeto a la dignidad humana por sobre todas las cosas. Solo así daremos paso al verdadero estado humano donde las leyes se apliquen para normar la conducta y enseñar el camino de la recta razón.
