¡Vaya, tremendo autosabotaje!

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¡Vaya, tremendo autosabotaje!

Martes, 25 Abril 2023 00:21 Escrito por 
Guillermo Calderón Guillermo Calderón Mis preguntas finales

Solo es una reflexión que pretende impulsar el
mundo de las ideas, los valores y las actitudes.

 

Gracias al debate del pasado jueves, pudimos observar cómo se sigue suspirando por el pasado. Por un lado, vi a una aspirante a gobernadora Delfina Gómez Álvarez, mostrando un liderazgo natural, nada forzado, nada altanero, nada arrogante. Por el otro lado, estaba su contraparte, intentando entrar a los hogares mexiquenses con rotundidad y en calidad de estrella televisiva. Sobreactuaba en cada una de sus intervenciones, como si fueran históricas. Celebraba sus actuaciones y sonreía por cada indirecta y ataque verbal que lanzaba sobre su adversaria.

En términos generales, la candidata aliancista, se presentó al debate con una actitud, “un poquito sobrada”, de acuerdo con la frase que hoy los jóvenes utilizan. Por momentos, acusaba algunos pensamientos suyos qué, si los hubiéramos podido escuchar, correrían sobre frases, cómo: “Yo soy yo y me siento superior a ti”.

En sí, el evento televisivo fue, un auténtico autosabotaje de Alejandra del Moral.

Menos política, un poco de modestia, mucha más humildad intelectual, más respeto y mucho, mucho menos ego, es lo que esperaríamos los mexiquenses de los debates. Queremos debates constructivos y saludables, de ideas y de propuestas sobre nuestros mayores problemas, que promuevan el convencimiento social, no la ira o el resentimiento de un grupo. Solo nos hacen pensar en los enfrentamientos entre bandas. Bueno, en este debate, hubo quién hasta se preparó, de verdad, pero para repartir puñaladas más que para el diálogo mismo.

Pero, ese no fue el mayor error cometido, tampoco lo fueron las fatales actitudes de arrogancia que afloraban, por momentos, en una de las participantes. El mayor dislate, estuvo cuando la candidata aliancista (PAN, PRD, PRI), preguntaba, una y otra vez, con humilde soberbia: “Delfina ¿Quién tiene la capacidad para gobernar el Estado de México?” Asumiéndose, como la única e imprescindible persona que lo puede hacer. Sin ella, el Estado de México, es incapaz de valerse por sí mismo.

En aquellas palabras, se escondía un insulto hacia los mexiquenses en general. Porque, debemos entender, entonces, que ellos están llamados para pastorear al rebaño que necesita de sus decisiones, de su voluntad y su energía para estar protegidos de todo y de nada a la vez. En su visión, se encuentra un Estado, en estado de invalidez. Qué barbaridad.

Otro de los aspectos importantes del debate es que, reforzó aquel deseo generalizado consistente en que, nuestra entidad logre, por vía el sufragio efectivo, un verdadero cambio del sistema político mexiquense y por, consiguiente, de gobierno.

Ocho de cada diez mexiquenses lo reclaman, pero se requiere que, ese cambio, sea amplio y fuerte, de tal manera que alcance a rasgar y derribar, de una vez por todas, a esa agobiante tela de araña que, solo ha servido para atrapar problemas y limitar las capacidades ciudadanas, durante 96 años. Así ha sido por décadas, se trata del mecanismo mejor construido, con el que se protegen los intereses de los cacicazgos políticos más recalcitrantes y enraizados en la entidad.

No debemos perder de vista que, de lograrse la verdadera transformación; también estaríamos recuperando una virtud, que la declinante clase política local ha olvidado o se niega a asumir: la humildad. Pero no aquella, la que elaboran con la receta de la casa a la que le añaden demasiada altanería y jactancia, como lo vimos en el debate. No. Yo me refiero a la humildad, en el más alto sentido de la palabra, en donde se comienza por reconocer y aceptar, las propias limitaciones y debilidades de cada uno, como ser humano.

La humildad que se reclama para el Estado de México debería de empezar, incluso desde aquel eslogan de valientes. Porque, es de lo que más carece, de la valiente humildad para respetar la libertad de decidir lo que más conviene a cada uno de sus gobernados. Pero, en tiempos electorales, eso no es así, porque hay muchos reclamos de mujeres, transportistas, maestros, productores del campo, autoridades municipales y organizaciones sociales a quienes les condicionado beneficios y derechos, debido al proselitismo que se comprometan y desarrollen.

Lo importante de todo esto, es que, ahora ya no hay forma de que sigan ocultando debajo de la alfombra, todo ese miedo que les produce, la libertad de los mexiquenses, la que hemos conquistado, a pesar de los poderosos. Hace tiempo que aprendimos, cómo deshacernos de él y de la indiferencia y de la resignación, que muchas veces se le emparejan.  Afortunadamente las cosas han cambiado y seguirán cambiando, porque en la verdadera realidad del Estado de México, todos los días luchamos por cerrarle el paso al distanciamiento entre la sociedad y la política, es por eso qué, ya no hay espacio para la autocomplacencia y menos aún, lo hay para la soberbia.

Ahora, mis preguntas finales, respecto al autosabotaje, ¿Quién tiene la capacidad de gobernar con humildad al Estado de México? Más allá de los egos ¿Sabrán que no son lo que dicen, piensan y hacen? ¿Cómo se le llama a esa desmedida ostentación de méritos y logros y sentirse superior a los demás, hecha costumbre entre los políticos? Por eso, a las personas humildes no se les conoce tanto, porque mantienen la boca cerrada.

Hasta aquí con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.

Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook e Instagram: Guillermo Calderón Vega

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