Escuché una entrevista con Enrique de la Madrid y me dejó un grato sabor de boca. En lo particular, tuvo algunas expresiones que me resultan más que esperanzadoras. Hombre preparado y hecho a la realidad del México que empezó a ver la democracia como el gran anhelo de un pueblo que busca mejores condiciones de vida.
Decía Enrique que estamos llegando, con el intento del presidente por implantar un maximato como hace 90 años, a la agonía de un presidencialismo exacerbado que creíamos haber dejado atrás. Que, ante semejante situación, el reto es generar una coalición de ciudadanos para enfrentar al oficialismo. Es enfático cuando el entrevistador afirma que en México no hay oposición y contesta: “¡Ah! ¿Entonces tú estás de acuerdo con la destrucción del país?” La respuesta es “No, claro que no”. Entonces De la Madrid es contundente: “Ah, bueno, pues te informo que ¡tú eres oposición!” También cuando le dicen, sobre los posibles aspirantes, “es que no vemos a nadie”, responde, con seguridad “¡Claro! Porque estás buscando donde no lo hay. Si buscas un caudillo no lo vas a encontrar”.
En México necesitamos nuevos liderazgos ciudadanos que cuestionen a las/os políticas/os tradicionales y su supuesta autoridad moral. La sociedad parece ávida de liderazgos que encaucen ese gran cambio social, gente que se ponga en sus zapatos. Cuando un país supera una crisis similar a la que vivimos es porque han existido instituciones con autoridad, de aquí que el presente gobierno pretenda su destrucción.
El reto es presentar candidatas/os con liderazgo en las próximas campañas. Hoy veo en el liderazgo de Alejandra del Moral esa capacidad para intentar el renacer ciudadano, ganar la confianza ciudadana no es fácil, pero se pierde muy rápido en un solo error. Hoy estamos en el tiempo de que las/os ciudadanas/os tomen el control de la vida política. Exigen, y con razón, que las/os gobernantes estén en una pecera y cuestionan todas sus acciones: las que resultan bien y las que resultan mal.
Con la exhibición de la corrupción de los hijos del presidente queda claro la parte más oscura del oficialismo que evidencia su debilitamiento. Más aún, cuando al definir los temas del segundo debate de las candidatas a gobernadora, Delfina pide que no se toque el tema de la corrupción del que ella ha sido protagonista en varias ocasiones, demuestra así la opacidad e impunidad con que se manejan los liderazgos carentes de autoridad moral.
La reputación siempre ha sido un atributo considerablemente importante en los líderes políticos. Hoy, en la era de la información y la comunicación, se vuelve fundamental porque cada una de sus acciones anteriores es conocida y permite evaluar su desempeño. Además, las redes sociales potencializan las características de cada quien, las buenas y las malas. Es evidente que las tecnologías de la información y la comunicación ayudan a construir los nuevos liderazgos.
Un líder (o lideresa) persigue una causa, pertenece a un grupo, tiene una propuesta, elabora un plan estratégico y un plan táctico. El líder, que no caudillo, que necesitamos tiene una fortaleza emocional, se crece ante la adversidad, asume responsabilidades y compromisos con otros, para muchos representa protección y futuro sin cancelar sus propias capacidades. Así es, por ejemplo, la nueva generación de mujeres que, con verdadero valor, semejante al de una leona luchan por alcanzar sus objetivos.
Los liderazgos que necesitamos tienen capacidad de negociación, de comunicación; son sensibles a los miedos, las angustias y las esperanzas de quienes les rodean; suele tener y provocar empatía emocional. Su mensaje es siempre racional y logran unir a todos quienes tienen un mismo interés, al tiempo que generan confianza. Esta es la nueva generación que merece gobernar, tiene fortaleza competitiva, posiciona su marca, construye identidad y a la vez lealtades. Así veo a Ale del Moral.
Hoy más que nunca necesitamos que la sociedad alce su voz, que se generen más y nuevos liderazgos. México saldrá adelante cuando se convierta en México ciudadano, pleno de liderazgos diversos. México debe dejar atrás el rencor, el resentimiento y las ideologías políticas, especialmente las extremas.
Esta contienda es también de ideas. Ideas que llaman a la acción, que provocan sentimientos y mueven almas, si esta sociedad se decide y participa el futuro está garantizado, será próspero y de muchas alegrías. Ese es el Estado de México que quiero y que te invito a construir. Vamos todos a votar el 4 de junio. Que nuestra voz se escuche firme y digna en todos los rincones. Cada voto cuenta. Muchas generaciones lucharon porque así fuera. Hoy nos toca honrar ese esfuerzo llenando las urnas de votos libres.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.