Ahora que se conmemoró en México el Día Nacional del Cine Mexicano, a la memoria del amanuense llegaron cintas icónicas que cambiaron su perspectiva de vida. Ahí no aparecería nunca “Barbie” ¡guácala! y menos “Chabelo y Pepito” contra los Monstruos, no, el escribano creció viendo la filmografía de Pedro Infante, de Germán Valdés y del propio Mario Moreno, pero también otras que hoy son joyas de la historia del cine nacional, como “Macario” con Ignacio López Tarso o “Los Olvidados”, con Roberto Cobo. Tristemente todos estos magnos de la actuación reposan en el arcano.
Y es que en muchas, la mayoría, más allá de la imaginación, mostraban la realidad desde la mirada de Roberto Gavaldón, Emilio Fernández, Luis Buñuel, Ismael Rodríguez y hasta Emmanuel Lubezki. Otros hacen historia, como Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro o Alejandro González Iñárritu, pero nada como ver esas escenas sobre la pobreza extrema en calles, hogares y en vidas.
Una de esas que me inspiró –refiere el periodista sotanero-, fue la de “Nosotros los Pobres”, dirigida por Ismael Rodríguez. Era la historia de “Pepe el Toro”, pero en ella conocías la savia de "Chachita", Yolanda "La tísica", "La Chorreada" y su silbidito romántico con Pepe; "La Tostada" y "La Guayaba", "el Topillos", "El Camellito" y esa gran frase cuando lo arrolla el tren: “Jorobadito y sin piernas, pos voy a rodaaar”… Y muchos más. Y poco ha cambiado desde ese 1948 (cuando se filmaban esas escenas realistas de un submundo compuesto por secuelas que integraban el amor, la alegría y la desgracia de la pobreza en México).
Nosotros los pobres. Versión 2023
La tarde del 14 de agosto –lo describieron enojadas algunas víctimas- abordaron el camión de pasajeros de la línea Atsuzi, un par de sujetos portando armas (al parecer revólveres); uno sometió al conductor para que le entregará “la cuenta”, mientras el otro amagaba a los usuarios, sobre todo a “los de adelante”. Les quitaron lo poco que guardaban. Porque quienes viajan en esas unidades no llevan mucho, apenas lo necesario para comprar la cena o para sus “pasajes” del día siguiente. Son la parte urbana de la pobreza. Porque los pobres no sólo se ven en las comunidades rurales o indígenas, aunque en todas, el campo, calles, barrios, pueblos o colonias, los pobres son víctimas de la violencia del hampa maldita, o de los malditos políticos.
La primera mentira del político será “combatir” la delincuencia. “La seguridad será nuestra prioridad” –dicen-, pero no es así, es lo que menos les importa. Más bien añoran bautizar una calle con su nombre, o una colonia, o una estatua, y olvidan que gobernar es administrar, y, al menos en Toluca los ciudadanos no entienden (y me sumo a ello) qué se administra. Alumbrado público no hay en muchos lugares, el abasto de agua no se diga, se gasta más en anunciar pavimentaciones, que en lo que cubren, aunque los terribles baches sigan ‘floreciendo’ en el asfalto; ambulantaje imparable, extraños edificios nacen y perduran en obra negra, nula seguridad (aunque si andan ‘faroleando’ con sus gafas negras y patrullas nuevas); de 60 a 70 delitos diarios, 16 feminicidios, 15 asaltos diariamente en el transporte público pero… hay que agregar otro rubro, el de las extorsiones policíacas. Es decir, multas por el “exitoso” parquímetro virtual, “cobros” a transportistas y comerciantes en la central de abastos (donde ocurren ejecuciones permanentes) y mercados, operativos para “taparle el ojo al macho”… “Nosotros los Pobres 2023” versión Toluca existe. Somos una cifra pequeña para el gobierno, pero una muy alta cuando quieren votos. Sólo digo… Mi X @raulmandujano