Si usted acostumbraba a caminar por las calles de la Toluca de los Portales de ‘don José María González’ (a “portalear” decían los morrillos de los 70’s), se habrá dado cuenta de que el tiempo ha sido cruel con la ciudad… El periodista levanta su mirada recordando cuando sus pies lo llevaban a andar con sus desgastados zapatos de niño de 8 años, entre “bomboneras” llenas de abejas y estantes multicolores por las cocadas anaranjadas y blancas, dulces de leche, tamarindo, jamoncillos, duquesas, chongos, limones con coco o frutas cristalizadas…
Mientras le “bolean” las botas sentado en el asiento de un “bolero” del Portal, el hacedor de historias rememora como en esos portales caminaba gente elegante que se hospedaba en el Hotel San Carlos o jugaba billar en las mesas distinguidas “Del Gran Hotel”, mientras fumaba un puro del negocio de un amable viejito que se encontraba afuera, cerca de la XECH, “Radio Estrella, la grande de Toluca”, todo eso ubicado en esos portales de 1832: el “20 de noviembre”, “Madero” y “Reforma”.
Y por allá de 1906, nacieron en esas mismas “bomboneras” las tortas. Con ‘Don Florentino Valdés’, “El Ojéis” (Es que él a sus clientes les decía “¿de qué la quieres Ojéis?”. Y es tan centenario su negocio, como lo son también sus tortas de “estopa” y chile macho, o qué tal las “bombas”, de “El Sol”. Esas de albóndiga bañadas en chile chipotle, en tortas o tacos dorados… Picosísimas, como para luego ir a bajarte lo enchilado al “Conde”, “San Carlos”, al “Jockey Club”, “la Flor de Mayo”, “el Reloj”, “la Pasadita” o “el Lagarto”… Tantas cantinas que había para “mojar la palabra”…
En la escuela, la mejor a mis 6 años, la ‘Miguel Alemán’, nos enseñaron que Toluca tiene el apellido de Lerdo de Tejada, para honrar al político liberal mexicano Miguel Lerdo de Tejada, quien se destacara en la Guerra de la Reforma, pero que su nombre original era Nepintahihui, "la Tierra de maíz", poblada desde el siglo VII por guerreros matlatzincas.
Nostálgico mientras el silbido del trapo abrillanta su calzado, recuerda sus escapadas al Calvario y caminar cerca de la “Cueva del Diablo”, y sudar de miedo con sus amigos hablando de las historias del “Chivo Negro”, “la Teresona”, o “el Callejón del Muerto” y de ahí, a correrle como loquitos a “La Violeta” de Don Paco, “Paquito”… Al que le quedé a deber una torta de huevo con chorizo…
Pero esos tiempos de vecindad amable terminaron. Ya los niños de 7 u 8 años no pueden andar solos ni entrar a cines icónicos como “El Rex”, “el Justo Sierra”, “el Coliseo”, o el “Cinema 70”… La falta de seguridad, la ausencia de policías o su complicidad con delincuentes hace de esta ciudad una entidad peligrosa. Tampoco volverá a ser limpia. Sus calles y periferia están inundadas de basura y el servicio de limpia falla horrendamente para recolectar; tampoco será una ciudad sin ruido, porque sus gobiernos han permitido la proliferación de líneas de autobuses ruidosos sin un orden vial y menos sin consideraciones ambientales.
El 22 de mayo del 2022, el aún alcalde Raymundo Martínez Carbajal, aseguró que Toluca volvería a ser “la ciudad limpia, generosa y segura que siempre hemos querido”… Pero su demagogia por votos contrasta con los abusos de sus agentes, eruditos “mordelones” de su parquímetro virtual y fantasmas de un tráfico incontrolable; y menos esperar algo, algo llamado señalamientos que ayudarían a identificar el peligro de circular en sus terribles calles llenas de baches… No, Toluca no será la de antes, pero no todo está perdido.
Mi X @raulmandujano