Sin madre…

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Sin madre…

Miércoles, 07 Febrero 2024 00:25 Escrito por 
Raúl Mandujano Serrano Raúl Mandujano Serrano Desde el Sótano

El filósofo alemán Erich Fromm decía que "el ser humano es el único animal que se regodea haciendo daño a los de su propia especie", narra el periodista mientras bebe de su café americano sin azúcar. Tal referencia es porque hace unos días, policías de la Ciudad de México detuvieron a Aarón “N” de sólo 19 años de edad, quien bajo los influjos de drogas, apuñaló a su madre hasta matarla. Este individuo caminaba por calles de la colonia Roma riendo y bañado en sangre. ¡Dantesco!

El amanuense recuerda un caso ocurrido en la Asunción, Metepec, en septiembre 2015. Ahí fue detenido Fernando Baruni Carbonell, de 26 años, luego de asesinar a cuchilladas a Alicia Carbonell, su madre, quien le reclamó por consumir drogas en su habitación, lo que provocó la ira del sujeto de marras –dirían los de nota roja-. El tipo, con su ropa ensangrentada, arrastró el cuerpo hacia una bodega para ocultarlo.

Igualmente, en abril del 2023, Pablo “N”, adicto a las drogas, asesinó a puñaladas a sus padres, quienes le negaron dinero para comprar drogas. Esto ocurrió en Valle de Chalco. Los cuerpos de las víctimas yacían en medio de un gran charco de sangre. Y en febrero 2021, en Ecatepec, Francisco “N”, un joven de 25 años de edad, confrontó a golpes a su padre por haberle escondido las drogas que consumía y lo asesinó. Después intentó deshacerse del cuerpo cubriéndolo con una lona, lo roció de gasolina y le prendió fuego.

 

La mente del parricida

Entender la mente de un parricida es complicado. Freud utiliza el mito de Edipo. El complejo edípico se refiere al deseo inconsciente de tener una relación sexual con su progenitora (incesto) y matar al padre (parricidio). En tanto que la psicopatología explica que cualquiera podría ser un homicida y específicamente un parricida, porque habitan en 3 ofuscamientos: los neuróticos, que viven en sociedad pero padecen, sufren y gozan de su propia realidad mental; los psicóticos, que tienen paranoias y esquizofrenias, escuchan voces y tienen alucinaciones. Y los perversos, que se disfrazan como personas simpáticas, manipuladoras y hasta inteligentes para lograr sus objetivos.  

En la antigüedad, los parricidas eran severamente castigados. Los romanos idearon el Poena Cullei (del latín, "pena del saco"), que consistía en meter al asesino en un gran saco junto con un gallo, un perro, un mono y una víbora… La idea era que esos animales torturaran al parricida. Otra era lanzarlo a las bestias en la arena del anfiteatro (damnatio ad bestias) o ser enterrado vivo.

En 1835, el escritor francés Michel Foucault escribió la historia de Pierre Rivière: “el horrible parricidio del siglo XIX”, en el que relató el comportamiento del chico de 20 años que degolló atrozmente a su madre, hermana y hermano. Foucault describe tan detalladamente lo sucedido, que su delineación ayudó a la psiquiatría y la justicia penal en la interpretación de este delito.

Mire –continúa el periodista- en 1989, Erik y Lyle Menéndez asesinaron brutalmente a sus padres. Ocurrió en la mansión de las víctimas: José y Kitty Menéndez, en Beverly Hills, California. El padre era un ejecutivo de Hollywood al que le dispararon en 6 ocasiones y 10 a su madre. Ambos fueron condenados a cadena perpetua. Los argumentos eran por una venganza ante el abuso sexual al que los sometían sus progenitores.

Es difícil predecir un crimen de esa naturaleza pero, lo que si se sabe es que son cometidos por mentes enfermas, agravadas por el uso de drogas… Y en México, bueno, aquí seguimos intentando legalizar su consumo… Nos vemos en otro Sótano. Mi X @raulmandujano

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