Dentro del marco del aniversario número LXV del nacimiento de la escuela Normal de Educadoras del Estado de México, celebrado el pasado sábado 24 del presente mes; entre lo local y lo global actores, saberes e instituciones en la historia de la educación; hablaremos de una profesora; una mirada, una historia ella es Elisa Estrada Hernández (1900-1981); primera directora de la Escuela Normal de Educadoras, del internado para maestras y de la Escuela Secundaria número 2.
El siguiente texto constituye un resultado parcial de un proceso de investigación más amplio sobre las experiencias vividas por la profesora, el cual se enmarca en la historia cultural, perspectiva historiográfica redescubierta en la década de los setentas que propició la configuración de un campo de estudio, lo íntimo, la sensibilidad, los afectos, el mundo de la experiencia vivida, es decir el retorno al sujeto dando cabida a los actores educativos.
El escrito tiene un carácter más narrativo que teórico, considerando diferentes momentos de la vida de la profesora desde su nacimiento, hasta su fallecimiento, pasando por su vida estudiantil y profesional; La “Seño Eli”, como la conocieron muchas generaciones que cariñosamente así le decían, nació un 9 de diciembre de 1900 en el pequeño poblado de Tequesquipan, perteneciente al municipio de Temascaltepec, Estado de México; sus padres fueron el profesor Francisco Estrada Rivera y la señora Paula Hernández Colín, siendo la hermana primogénita de 6 hermanos más; 5 mujeres y 2 hombres.
Su infancia y los primeros años de su adolescencia transcurrieron entre el ocaso del Porfiriato y los años de lucha armada de la Revolución Mexicana, de este periodo poco se sabe de su vida, salvo lo comentado por su hermano Aman, en el sentido de que la familia se estableció en la pequeña Villa de Metepec y posteriormente se trasladó a la ciudad de Toluca, lugar en que residieron definitivamente. La mudanza probablemente obedeció a cambios de adscripción laboral de su padre, quien fue profesor de instrucción primaria y/o el interés de este de radicar en la capital del estado, para ofrecer a sus hijos mejores opciones de escolaridad. Las circunstancias que vivió Elisa en su infancia y adolescencia, fueron determinantes en su vida. Abrevo de sus padres la cultura del esfuerzo, trabajo y responsabilidad que el caracterizaron, así mismo tomo de conciencia de que los estudios no eran como pensaban algunas mujeres de su época “mientras me caso”, y muy probablemente por influencia de su progenitor, abrazó la carrera de profesora de instrucción primaria.
En enero de 1918, a pocos meses de haber concluido la lucha armada, ingresó junto a su hermana mayor Agustina, a la Escuela Normal de Profesores, de Toluca, institución que en ese mismo año adoptó por primera vez el modelo mixto, el cual duró tan solo dos años. A pesar de ello, la población estudiantil estuvo compuesta mayoritariamente por mujeres, así por ejemplo el grupo escolar del que formó parte, estuvo constituido por 12 mujeres y cuatro varones. Elisa fue alumna externa destacando en sus estudios, obteniendo buenas calificaciones. Entre sus maestros se encontraron Ignacio Quirós Gutiérrez, Luz R. Bracamontes, Heriberto Enríquez, Antonio Albarrán, Carlota Mier y Romero, Noé Pérez, Eduardo Mendieta, Francisco Olguín y Gumersindo Pichardo. El año de 1920 fue trascendente en su vida escolar, porque tuvo la oportunidad de conocer a Gregorio Torres Quintero, creador del método Onomatopéyico, quien se hizo cargo de la dirección de la Escuela Normal de Profesores de febrero a agosto del citado año. Si bien la presencia del distinguido pedagogo fue fugaz, no por ello dejó de ser de impacto, no tan solo para ella sino para toda la comunidad normalista, y porque de ello; por la innovación que realizó tanto en la vida académica de la institución como en la vida estudiantil al reconocer a la “Sociedad de Alumnos Futuros Educadores”, de la que formaba parte ya Elisa, y promover su consolidación a través del establecimiento de un reglamento del que ella fue partícipe.
En noviembre de 1920 y fungiendo como director Anacleto López Ibarra, la sociedad de alumnos promovió una huelga motivada por el descontento ante el trato que les daba la autoridad institucional. En documentos localizados de este hecho se encontró que el profesor Francisco Estrada, fue el único padre de familia, que respaldo la participación de sus hijas en dicho movimiento. Este movimiento tuvo como consecuencia la vuelta al modelo unisexual, al trasladar a los varones al Instituto Científico y Literario y el cambio de director de la Normal, acto respaldado por el gobernador Abundio Gómez (hermano de Filiberto y tío de Wenceslao Labra). Elisa concluyó sus estudios en el año de 1922, obteniendo el título de profesora de Instrucción primaria Superior, el 28 de abril del mismo año, al sustentar un examen teórico-práctico, presidido por Enriqueta Amman, Directora de la Institución.
El ejercicio de su profesión lo realizó básicamente en el nivel de primaria, lo cual destinó 36 años de su existencia, 16 como maestra frente a grupo y 20 como directora, inició sus labores como profesora en 1922 en la escuela primaria Urbano Fonseca, ubicada en Toluca. En los años de 1926 y 1927 se desempeñó en la escuela primaria Anexa a la Normal para profesores y en los dos siguientes en la primaria Luisa Maldonado, pero fue en la escuela para niñas, general José Vicente Villada, donde logró el reconocimiento de la sociedad toluqueña, por el trabajo realizado como maestra y directora. En la escuela Villada como coloquialmente se denominaba, permaneció 27 años de 1937 a 1957, siete frente a grupo y el resto como directora. En ella realizó un intenso trabajo e impulsó acciones novedosas con el objeto de mejorar el servicio educativo e impactar favorablemente en la formación de las alumnas, como campañas escolares de escritura, ortografía, puntualidad y aseo, además del correo escolar. Fue una de las directoras que pugnó porque las alumnas recibieron clases extracurriculares, como danza, que era pagada por la propia escuela. Con la intención de que las maestras de la Villada fueran las mejores fue selectiva, cuidó con celo la llegada del personal docente a la institución, aunque no siempre tuvo razón en su valoración, como lo dejan ver las palabras de una de sus profesoras:
No fui alumna aventajada como otras de mis compañeras, sin embargo, logres cubrir una buena calificación que me permitió lograr la culminación de mi carrera, era yo inquieta… cuando salí de la Normal, al término de la carrera solicite ingresar como profesora de la Escuela Primaria José Vicente Villada de la cual fue directora por varios años la maestra Elisa Estrada y oh… desilusión, cuando en una junta de directores de primaria dieron os nombres de las nuevas profesoras que integraban su equipo docente al ver el mío se horrorizo y comento que no me aceptaría porque era yo una joven glamorosa, muy socialité y cariñosa con mi sexo opuesto, que seguramente no la haría yo como “seño”.
Como estaba yo recomendada por un alto jerarca político estatal me tuvo que aceptar, pero durante varios meses puso muchas trabas para que yo decidiera salirme, pero no fue así…le demostré…que, si podía yo ser maestra, me coloco en primero de primaria con un grupo muy heterogéneo, niñas reprobadas, mayores de la edad convenida, etc. Saqué a mi grupo a la fuerza, por las tardes citaba yo a las niñas que les costaba más trabajo aprender y finalmente triunfe…fui consentida de mi gran pedagoga por ser yo muy buena maestra.
Para 1940, Elisa realizó estudios de pedagogía en el Instituto Científico y Literario de Toluca, lo que le permitió consolidar su formación y obtener cátedras en su alma mater la Normal para Profesores. Las materias que impartió fueron Historia Universal, Práctica de Observación, Ciencia de la Educación, Historia de la Educación y Técnica de la Enseñanza, estas dos últimas, las trabajó también en la Escuela Normal del Estado. La seño Eli como la llamaron, tenía claro que para impartir una cátedra era necesario tener el dominio de la misma, motivo por el cual solo acepto aquellas que tenían relación con su preparación. Por ello en el año de 1945, cuando en lugar de la clase de Observación de la Práctica le asignaron la de Dibujo, prefirió solicitar licencia sin goce de sueldo.
Hacia 1958 se hizo cargo de la dirección de la escuela que la formo, llamada en ese tiempo Normal para Señoritas (por haber vuelto al modelo unisexual), y sus anexos; la Secundaria número 2 y el internado. Así como de la Escuela Normal de Educadoras, que se fundó en ese mismo año (Evangelina Ozuna Pérez principal gestora, icono de lucha, valor, pasión, amor y compromiso por la niñez mexiquense). Todas ellas compartieron el mismo edificio institucional. Al frente de estas escuelas, impulsó actividades pedagógicas que enriquecieron la formación de las estudiantes como campañas permanentes de lectura, escritura y ortografía, concursos de dibujo, canto coral y actividades deportivas. Además de considerar por primera vez, como escuelas para la práctica pedagógica de las normalistas, instituciones de educación primaria ubicadas en el interior de la entidad, porque ellas serían el futuro campo laboral. Su desempeño, al decir de algunos alumnos, se caracterizó por su seriedad, trato cordial y afectuoso, a la vez que demandante de trabajo puntual y de calidad, lo que generó emociones encontradas entre las estudiantes. La maestra Eli era temida y querida, temida porque era muy exigente y celosa de su deber, querida por su calidad humana y sencillez. En 1962 tomó la decisión de retirarse del servicio, después de 40 años dedicados al magisterio.
De los 40 años laborados, veinte coincidieron con el periodo en que el Estado de México enfrentó una crisis en el erario público, lo que tuvo como consecuencia que su salario, como el del resto de profesores, fuera bajo y sufriera constantes retrasos. Estas circunstancias aunadas a su espíritu de lucha la condujeron a participar en diferentes organizaciones y movilizaciones de profesores, las cuales culminaron con la formación del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM). A cuatro años de haber ingresado al campo laboral, participó junto con otros cuatro jóvenes profesores de la ciudad de Toluca, en la fundación de la Sociedad Mutualista de Maestros “Ánfora” el 30 de abril de 1926, primera organización gremial, cuya intención fue la de brindarse apoyo mutuo y propiciar un espacio de formación pedagógica permanente.
En la búsqueda de mejores salarios, seguridad social y laboral, como integrante de la Liga de Maestros del Estado de México, en los años treinta, participó activamente en diversas manifestaciones y en las huelgas de agostos de 1932 y julio de 1935. De igual manera lo hizo en la de octubre de 1940, formando parte del grupo de profesores que acamparon dos días cerca de la residencia oficial de Los Pinos, para pedir al apoyo presidencial. Su constante actividad en pro de los derechos de los profesores, la llevó a ocupar distintos cargos en las organizaciones gremiales. A lo largo de su trayectoria profesional su trabajo fue reconocido tanto por sus compañeros de trabajo como por sus alumnos, los cual deja ver tanto escritos como en los comentarios que surgen de los recuerdos de quienes la conocieron. En el primer caso se encuentra la valoración que hicieron exalumnas de la Normal en una encuesta, donde la mencionan como la profesora mejor capacitada para orientar tesis y que de ella conservaban los mejores recuerdos por su brillantez de exposición y amplitud de conocimientos. De los recuperados a través de los recuerdos, un ex alumno de la Normal del Estado comentó “Ella fue un gran ejemplo en la formación de muchas generaciones, porque formo parte de la planta de docentes con práctica de valores, con pulcritud en su persona, en su plan de clase a desarrollar con los estudiantes, eso ha hecho que este en la memoria de muchos que fuimos sus alumnos”.
También fue objeto de homenajes, como el que le hicieron al cumplir 25 años de servicio, en el que el gobernador en turno licenciado Alfredo del Mazo Vélez le hizo entrega de una medalla como maestra distinguida junto con otra gran docente Clarita del Moral; así mismo varias instituciones educativas en la Entidad llevan su nombre; preescolares, guarderías y primarias, ya sean de carácter público, privado o sindical. A pesar de estar jubilada siguió ejerciendo su profesión dirigiendo algunas tesis, enseñando a sus sobrinos y alfabetizando adultos mayores. El poco tiempo que le quedaba para destinarlo a su familia, lo empeño para generar fuertes lazos de unión entre sus miembros, los cuales le permitieron disfrutar en el ocaso de la vida de la compañía de hermanos y sobrinos, así como de amistades. Fue maestra de grandes personajes de la política como es el caso del profesor Carlos Hank González y su esposa doña Guadalupe Rhon de Hank, así como doña María del Socorro Ofelia Nieto Sánchez madre del expresidente de México licenciado Enrique Peña Nieto, doña Luisa Isabel Campos de Jiménez Cantú entre otros.
Estas palabras ponen de manifiesto las dos pasiones de la seño Eli, a las que le dedicó tiempo, esfuerzo, corazón y vida; la docencia y la lucha gremial, Eli falleció el domingo 24 de mayo de 1981.
Fuente: Archivo histórico Escuela Normal para Profesores.
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