Ser mujer en esta era, en este contexto, no es fácil. Mañana se conmemorarán los eventos trágicos que dieron pie a esta queja que parece eterna: Trabajos dignos, libertad de expresión, libertad de decisión, libertad para amar, para dejar de hacerlo, para volar, para pensar.
El avance en estos temas ha sido más lento que el paso de una tortuga. Las precursoras de todos los derechos que se han logrado deben estar atónitas ante tanta injusticia.
Y es que para muestra un montón de casos que nos ponen los pies en la tierra. Las mujeres no pueden dejar de luchar, no hay modo; siempre tenemos que estar con el cuchillo entre los dientes.
Una niña de cuatro años no recordó ni el día, ni el horario del abuso que cometieron con ella, por eso, el juez decidió que no había elementos para acusar a su tío violador y lo dejó libre.
Del 1 de diciembre de 2018 al 31 de enero de 2024 se han registrado en México 4 mil 817 casos de feminicidios, por supuesto nuestro Estado siempre ha estado a la cabeza.
Lo cual demuestra que seguimos desprotegidas ante los desconocidos, pero más ante los conocidos, porque los ataques casi siempre son de personas cercanas.
En materia electoral tampoco se ha permitido la igualdad sustantiva, hay paridad numérica, pero el acceso al poder para las mujeres es a cuenta gotas, solo algunas llegan y se espera que sean la puerta que sea abre para las demás, pero no, no sucede como se espera. De hecho, se sigue especulando que si tienen acceso al poder es por su cercanía a un hombre quien decide por ellas o que las maneja como quiere.
Aunque no fuera verdad, es el primer ataque que reciben las mujeres en la política: no se reconoce su valía, sino las circunstancias por las cuales llegaron ahí.
En cuanto al acceso a la educación, sigue siendo sesgada, pocas mujeres logran estudiar el nivel superior o ir más allá por un posgrado, porque se espera que si se casan, se dediquen a su familia o simplemente la vida se va comiendo el tiempo para que pueda lograr sus sueños. En este sentido, la igualdad en casa está en un porcentaje muy bajo, los quehaceres del hogar, se añaden a los laborales, lo cual se convierte en un ciclo sin fin de atender, lavar, recoger y volver a empezar.
Considero que, puesto que, los cambios no se han dado desde el núcleo familiar, es difícil irradiarlos a nivel sociedad.
Ni hablar de la participación de las mujeres en la ciencia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó que a nivel mundial solo 1 de cada 3 investigadores son mujeres.
En el cine, en la cultura, es lo mismo. Mujeres talentosas que no son tomadas en cuenta.
En el deporte, las mujeres fueron golpeadas por otra mujer. La CONADE se convirtió en una lucha por competir y no caer en las garras de Ana Gabriela Guevara, quien sigue regando impunidad y quitando apoyas no solo a las mujeres, sino a todos.
Obviamente, esto lleva a los mismos resultados en todos los sectores: menos trabajos publicados, menos salario, menos importancia a sus opiniones.
Esta lucha por ser mujer nunca acabará, pero es bueno saber que siempre nos volvemos a parar.
Somos más las que ayudamos, somos más las que soñamos, las que queremos volver a creer que es posible ser de otro modo, salir a la calle sin miedo, sin ser acosadas, sin ser asesinadas.
Quiero creer.