En las últimas semanas hemos escuchado mucho sobre los sucesos en la UNAM. Homicidios, feminicidios y, lo más grave, la intromisión en la máxima casa de estudios a nivel nacional de la delincuencia organizada.
La venta de substancias prohibidas en los campus universitarios no es un tema reciente; durante muchos años se ha sabido de venta y consumo de drogas sin que ninguna autoridad pueda hacer algún intento para erradicarla, por la “autonomía universitaria”. El miedo a violarla es generalizado y el desconocimiento de este tema es en gran parte la causa del problema.
Me pregunto: ¿qué es la autonomía universitaria?, ¿será a caso que existen en nuestro país territorios en los cuales el control social que debe imponer la autoridad no puede ser aplicado, en donde las leyes deben ser especiales y no generales como la teoría jurídica lo marca?; estaríamos entonces ante territorios libres y soberanos, separados del pacto federal y con su propia normatividad y autoridad.
Pero la autonomía universitaria no es eso, esta definición se refiere a la posibilidad que tiene la comunidad universitaria de tener sus propias opiniones, a la libertad de cátedra, a la libertad de interpretación y expresión, en fin, a ejercer sin ningún límite ese derecho a la educación con libertad y sin límites ideológicos o de opinión.
Ésta posibilidad no limita a la autoridad a perseguir y castigar a los delincuentes que realizan su actividad ilícita en la máxima casa de estudios, ni a aplicar las políticas sociales o médicas para evitar el consumo de estupefacientes o substancias que sí limitan la calidad académica de los jóvenes.
Es entendible que los adolescentes y jóvenes estudiantes, en su época universitaria, sienten como una amenaza la aplicación de la autoridad; sin embargo, debemos procurar que los estudiantes convivan armónicamente con la autoridad de sus padres, de sus maestros y sobre todo del Estado y entiendan que este es su aliado para lograr una formación integral y darles la posibilidad de ser los ciudadanos que nuestro país requiere.
Sin embargo, mientras existan autoridades universitarias y educativas que tampoco entiendan la autonomía, o entes políticos que, en su afán de protagonismo, desacreditan al gobierno y llevan a los jóvenes a un camino de rencor y desacuerdo con la autoridad, la autonomía seguirá siendo una falacia que solo nos lleve a la impunidad de la delincuencia en territorio universitario.
Este problema se extiende a lo largo y ancho de nuestro país, y en cada universidad y plantel educativo de nivel superior, los jóvenes piensan que la autonomía es lograr que la autoridad del estado no ingrese a los campus universitarios y esto los convierte en territorios fértiles para la delincuencia y el desorden, si no, observemos las actividades que desafortunadamente se desarrollan en las normales rurales.
Mi apreciación no Hablando de…AUTONOMÍA O IMPUNIDAD.
En las últimas semanas hemos escuchado mucho sobre los sucesos en la UNAM. Homicidios, feminicidios y lo más grave, la intromisión en la máxima casa de estudios a nivel nacional de la delincuencia organizada. La venta de substancias prohibidas en los campus universitarios no es un tema reciente, durante michos años se ha sabido de venta y consumo de drogas sin que ninguna autoridad pueda hacer algún intento para erradicarla por la “autonomía universitaria”. El miedo a violarla es generalizado y el desconocimiento de este tema es en gran parte la causa del problema.
Me pregunto: ¿qué es la autonomía universitaria?, ¿será a caso que existen en nuestro país territorios en los cuales el control social que debe imponer la autoridad, no puede ser aplicado, en donde las leyes deben ser especiales y no generales como la teoría jurídica lo marca?; estaríamos entonces ante territorios libres y soberanos, separados del pacto federal y con su propia normatividad y autoridad.
Pero la autonomía universitaria no es eso, ésta definición se refiere a la posibilidad que tiene la comunidad universitaria de tener sus propias opiniones, a la libertad de cátedra, a la libertad de interpretación y expresión, en fin, a ejercer sin ningún límite ese derecho a la educación con libertad y sin límites ideológicos o de opinión. Ésta posibilidad no limita a la autoridad a perseguir y castigar a los delincuentes que realizan su actividad ilícita en la máxima casa de estudios, ni a aplicar las políticas sociales o médicas para evitar el consumo de estupefacientes o substancias que sí limitan la calidad académica de los jóvenes.
Es entendible que los adolescentes y jóvenes estudiantes, en su época universitaria, sienten como una amenaza la aplicación de la autoridad, sin embargo, debemos procurar que los estudiantes convivan armónicamente con la autoridad de sus padres, de sus maestros y sobre todo del Estado y entiendan que este es su aliado para lograr una formación integral y darles la posibilidad de ser los ciudadanos que nuestro país requiere.
Sin embargo, mientras existan autoridades universitarias y educativas que tampoco entiendan la autonomía, o entes políticos que en su afán de protagonismo, desacreditan al gobierno y llevan a los jóvenes a un camino de rencor y desacuerdo con la autoridad, la autonomía seguirá siendo una falacia que solo nos lleve a la impunidad de la delincuencia en territorio universitario.
Este problema se extiende a través de lo largo y ancho de nuestro país y en cada universidad y plantel educativo de nivel superior los jóvenes piensan que la autonomía es lograr que la autoridad del estado no ingrese a los campus universitarios y esto los convierte en territorios fértiles para la delincuencia y el desorden, si no, observemos las actividades que desafortunadamente se desarrollan en las normales rurales.
Mi apreciación no es en contra de los jóvenes, ni las administraciones Universitarias, yo soy egresado, y con mucho orgullo, de la Uaemex, pero mientras no permitamos, con los límites necesarios, la participación directa de las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia en la solución de los problemas de delincuencia, esta aprovechará para llenar sus filas de adolescentes y jóvenes desorientados.
Por cierto; ¿alguna vez has platicado con tus hijos sobre las consecuencias del consumo de drogas?, nunca es tarde para hacerlo. es en contra de los jóvenes, ni las administraciones Universitarias, yo soy egresado, y con mucho orgullo, de la Uaemex, pero mientras no permitamos, con los límites necesarios, la participación directa de las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia en la solución de los problemas de delincuencia, esta aprovechará para llenar sus filas de adolescentes y jóvenes desorientados.
Por cierto; ¿alguna vez has platicado con tus hijos sobre las consecuencias del consumo de drogas?, nunca es tarde para hacerlo.
