Los efectos destructivos de un Ciclón Tropical se registran principalmente en las costas, cuando pasa del territorio oceánico al continental; en la transición, conforme avanza sobre el territorio, su fuerza se disminuye naturalmente al entrar en contacto con la orografía y las condiciones ambientales de las zonas rurales. Un huracán Categoría 4 puede degradarse en Tormenta Tropical en menos de dos horas gracias a este fenómeno transitorio. Sin embargo, sus efectos son diversos –especialmente provocados por la gran cantidad de agua que traen consigo– y generan afectaciones no sólo en los territorios más próximos, sino hasta la zona centro del país.
¿Por qué genera severas afectaciones en la zona centro, a más de doscientos kilómetros de distancia, un fenómeno cuya fuerza destructiva se presenta en el litoral y se disipa en menos de dos horas? Básicamente por un fenómeno residual que ocurre en la atmósfera, el cual, para volver a recuperar su equilibrio original, previo al impacto, genera lluvias que se extienden de manera gradual para descargar la gran cantidad de agua generada. Este fenómeno puede durar de 3 a 7 días.
De acuerdo con un modelo de análisis del efecto destructivo de los desastres, diseñado a principios de los años noventa, conocido como Modelo de Presión y Liberación de los Desastres (PAR, Pressure and Release, por sus siglas en inglés), cuyo método es aún vigente, indica que los riesgos provocados por estos fenómenos –daños y pérdidas posibles– dependen de otros factores, la mayoría de las veces ajenos a la fuerza de la naturaleza, asociados con las condiciones de vida de la sociedad y niveles de vulnerabilidad (física, social y económica) de cada localidad.
Siguiendo la teoría PAR, la vulnerabilidad se construye progresivamente –de menos a más– según la acumulación o presión (Pressure) de tres componentes que la anteceden: las Causas de Fondo (Factores Subyacentes), tales como la pobreza, marginación y limitado acceso a información de carácter preventivo, entre otros; las Presiones Dinámicas, como una débil gobernanza, falta de capacitación y adiestramiento, asentamientos irregulares, sobrepoblación, etc.; y Condiciones Inseguras, como la infraestructura sin protección, bajos niveles de subsistencia y segmentos poblacionales en riesgo.
Estos tres componentes concatenados generan vulnerabilidad social, la cual implica una presión que se va a encontrar, en sentido opuesto con otra, generada por la exposición física a una amenaza, que en el caso que nos ocupa son los efectos de un Ciclón tropical. Tal es la presión entre ambas fuerzas encontradas (vulnerabilidad y amenaza) que cuando llegan a su límite, se materializan en un Desastre, el cual hace las veces de una válvula de alivio, dejando escapar la presión acumulada, pero a costa de pérdidas humanas, daños a los bienes, la infraestructura y el medio ambiente.
Posterior al desastre, una vez auxiliadas, resguardadas y atendidas las víctimas, si en las siguientes etapas de recuperación y reconstrucción el ente gubernamental, responsable del restablecimiento de los servicios básicos y de la gobernabilidad, no atiende de fondo las causas del desastre y solo hay un restablecimiento superficial, los componentes ya citados nuevamente comenzarán a acumularse, harán presión y el periodo de retorno volverá a cumplirese y la misma historia se repetirá.
Según el Informe Mundial sobre de Desastres 2020, publicado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, 8 de cada 10 desastres son provocados por fenómenos meteorológicos o climáticos; asimismo, los eventos desastrosos más frecuentes en México son debido al paso de Huracanes, cuya principal afectación son las inundaciones. Y para sorpresa de todos, según el Catálogo de Inundaciones, publicado cada año por el CENAPRED, indica que las entidades federativas que más inundaciones han registrado en los tres recientes años son: CDMX, Estado de México, Jalisco y Veracruz, en donde más que grandes amenazas, se enfrentan múltiples condiciones de vulnerabilidad social. Esto es también protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa Ramírez
Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre
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