La transitoriedad del poder

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Publicado en Opinión

La transitoriedad del poder

Jueves, 01 Agosto 2024 00:03 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

En estos días que está por resolverse la impugnación de las elecciones, tanto de diputados y senadores como de la presidencia de la República. Arrecia la versión oficialista, con descalificaciones hacia la oposición, que difunde partes ininteligibles de la legislación secundaria en las que el partido gobernante y sus aliados fincan sus intenciones de concretar una sobrerrepresentación en las cámaras. Así, de recibir el 54% de los votos en las urnas pretenden adjudicarse el 74% de las curules.

El caso es que desde la presidencia de la República, y por parte de diversos actores políticos, se ha orquestado una verdadera persecución y acoso a los consejeros del INE y a los magistrados del Tribunal Electoral de la Federación. Consejeros y magistrados serán responsables de la elaboración de los resolutivos de la asignación de plurinominales, los primeros, y del fallo para la conformación final de las cámaras, los segundos. El mismo acoso y los mismos insultos se observan en redes sociales o en la calle y vienen de militantes, simpatizantes, funcionarios en activo y electos. Todos se olvidan del pasado como si nunca hubieran sido oposición. Ensoberbecidos y borrachos de poder, me recuerdan una reflexión de José Elías Romero Apis quien refiere que el poder es como un bloque de hielo sobre la mesa: si lo utilizamos lo gastamos y se acaba, si no se usa se derrite y se acaba. Por eso es que vale aprovecharlo mientras dura y no perderlo ni abandonarlo.

Para el economista, investigador y consultor Claudio M. de Rosa, la alternancia política es lo más característico de nuestros tiempos. El poder es efímero, el mayor ejemplo es la dinámica de alternancia que se observa en Europa. La constante en política es que todo cambia. Agrega, “…no olvides que las personas que te encuentras cuando vas de subida, las volverás a encontrar cuando vas de bajada, la humildad es una buena consejera. Es mejor ser siempre comprensivo y estar dispuesto a escuchar”.  Es decir, no abusar del poder, no ir más allá de tus facultades legales cuando eres servidor público porque, tarde o temprano, corres el riesgo de caer en la corrupción. El abuso del poder es rechazado por la sociedad que exige castigo. Ahí tenemos el ejemplo del pasado sexenio de Peña, cuando un pueblo cansado de abuso de poder y corrupción decidió dar su apoyo al hoy presidente.

A las y los beneficiarios de programas sociales yo les pediría que no olviden que estos tienen un costo. Las deudas que se generan por entregar dinero a las personas (“vivir de la tarjeta de crédito”) y que tiene que asumir el gobierno, terminamos pagándolas todos. El costo suele ser muy diverso, directo o indirecto, sea con mayores impuestos, con deficiencias en los servicios públicos, carencia de infraestructura de todo tipo, etc. Y a los nuevos ganadores les pediría que siempre tengan presente que el ejercicio del poder desgasta. Si los gobernantes logran engañar una vez a base de mentiras y piensan que al pueblo olvida esas actitudes, cuando fallan los servicios y acciones del gobierno, el pueblo recupera la memoria e imputa al gobernante en turno su falla.

Volvamos al asunto inicial. El riesgo que la República corre, y con ella nuestros derechos y libertades por muy abstracto que suene, es que la soberrepresentación permitirá que la voluntad de un solo hombre defina el destino del país. Quienes tendrán un espacio en el poder Legislativo se lo deben a Andrés y votarán cada una de las iniciativas que les indique y en el futuro, las que envíe por interpósita persona. Insisto, con 74% de legisladores a su servicio, puede hacer cualquier cosa. El más disparatado rumor que usted haya escuchado puede ocurrir si el titular del poder Ejecutivo se queda sin el contrapeso de un poder Legislativo plural. En el extremo, con la reforma que pretende para capturar el poder Judicial no sólo creará un mayor caos en la impartición de justicia, sino que las modificaciones arbitrarias a la Constitución no podrán ser detenidas.  De hecho, eso ya no puede hacerse porque eliminó el carácter general del amparo. López Obrador pretende (y tiene el apoyo de todos sus incondicionales que son muchos), en pocas palabras, concentrar los tres poderes en su persona.

Mientras en México corremos ese enorme riesgo de concentración de poder, el mundo está demandando nuevas formas de hacer política, con transparencia, con espacios deliberativos y, créamelo, en cualquier momento surgirá una persona con liderazgo que será el inquisidor de los hoy poderosos. La euforia actual por alabar y quedar bien con el amado líder, es muy probable que no se transfiera a la nueva presidenta. El poder perece sin remedio, tiene fecha de caducidad. Todos los expresidentes lo han vivido en carne propia. ¿Cuánto tiempo realmente gobernaron, cinco años? El caso de Peña es peor, quizá sólo fue presidente cuatro, ¿es ésta acaso la razón por la que Andrés quiere extender su mandato más allá de su sexenio?

Sólo en la grandeza del espíritu se observa la humildad del ser humano. Todos somos necesarios y todos podemos aportar a la construcción del bien común, qué gran honor hacerlo en representación del pueblo. El trabajo comprometido y bien hecho gana el respeto de los gobernados, entonces el honor se mantiene en todo lo alto. Vivir en el oscurantismo, con soberbia y abuso de poder es un gran riesgo democrático.

Dice Moisés Naím en su libro El fin del poder, que el poder no es lo que era. El autor hace énfasis en el hecho de que en once de las elecciones presidenciales que se han celebrado recientemente en América Latina ganaron partidos que se crearon después de 2010. Por su parte Gutiérrez Rubí dice que el nuevo poder debe ser abierto, descentralizado, participativo y colaborativo. El poder está cambiando de manos y es más fácil de obtener, es más difícil de usar y mucho más fácil de perder.  Esto último no deberían perderlo de vista los ganadores porque más temprano que tarde el dinero se acaba y la línea de crédito en la tarjeta, también.

 

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

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