Quien lo dijera, han tenido 15 días las mamás y papás de México para juntar dinero y comprar los útiles escolares. Ojalá lo logren. Qué tiempos aquellos, cuando tomado de la mano de mi papá y mamá caminábamos por muchas tiendas buscando los mejores precios de libretas, juegos de geometría y los colores, los colores de “Blanca Nieves” de 12 lápices, o de “La Brujita”, eran los más baratos y a mí me gustaba dibujar y colorear. Y luego llegar a la escuela casi corriendo, bajando del “Américas” ahí en Isidro Fabela, con tu mochila de cuero duro que era casi de tu tamaño y que ya de por si pesaba unos 5 kilos, y luego con los útiles ¡puf! Llegabas a casa con la espalda destrozada.
No sé cuánto le costaba a mi padre, un obrero de la General Motors que tenía que comprar “los útiles” para seis hijos. Hoy comprendo el enorme sacrificio que representaba para ese par de bellas y buenas personas gastar para que sus hijos e hijas tuvieran útiles, uniformes escolares, un “lonche”, zapatos o tenis y les quedaran los 50 centavos o un peso para el autobús de regreso… Eran buenos tiempos –dice reflexivo el periodista mientras sorbe de su café americano sin azúcar-.
Los programas académicos o escolares nunca han considerado el bolsillo de los ciudadanos ni los sacrificios que tienen que realizar para que sus hijos entren a una escuela. “Yo iba a la Miguel Alemán” –refiere orgulloso el amanuense- y recuerda también “la lista” que les entregaba la maestra y que en ocasiones era de hasta dos hojas con las especificaciones y hasta dónde podrían adquirirlos. El ritual de “los útiles” sacaba alegrías a las niñas y los niños, pero también les sacaba algunas lágrimas por el sacrificio a sus padres.
Pero los años pasan. Me tocó también ser el padre esperando “la lista” para comprar los útiles. Ya incluso la mercadotecnia había superado el trajinar de papelería en papelería por negocios que ya vendían “los útiles completos”, porque “alguien” de la Secretaría “les filtraba” “la lista” y sólo debían pagar por el paquete completo y sólo a “forrar” libretas y libros, el diccionario y hasta las cajas de colores. El gasto era grande y por eso valoro tanto a Roberto, mi padre y a Pilar, mi madre, que ya descansa en el cielo de los ángeles bonitos.
La era de las redes sociales
En la era moderna, la de la tecnología, en muchos países se concentra sólo en el aprendizaje y uso de aplicaciones inteligentes con materiales educativos; sin embargo, México no tiene la capacidad ni desarrollo para ello. Aquí la Secretaría de Educación Pública ya anunció la lista de útiles necesarios para aprender en el ciclo escolar 2024-2025, que incluye diferentes artículos para los distintos grados y niveles educativos, tales como un cuaderno para cada una de las asignaturas, lápiz, bicolor, bolígrafo, marca-textos, sacapuntas, goma para borrar, tijeras y lápiz adhesivo, además, claro, de una caja de lápices de colores y un juego de geometría.
Pero no incorpora nada de tecnología, quizá porque tampoco el programa de estudios de la Nueva Escuela Mexicana considera asignaturas sobre uso responsable de la informática y las redes sociales que, al parecer no importan mientras se destaque el nacionalismo y la biografía de los héroes que nos dieron patria.
Dejemos la emoción del regreso a la escuela y los útiles escolares al pasado, porque vivimos una generación cuyos aprendizajes se estacionan en Facebook, Tik-tok, e Instagram y que las tareas se copian por el WhatsApp y Messenger… Mi X @raulmandujano