Así le dijo su instructor de primeros auxilios a Víctor Manuel Figueroa Corchado, mejor conocido en el mundo de las emergencias como “Maverick”, cuando sacó 6.5 de calificación en su primer examen, antes de ser Paramédico. Con 25 años de servicio en una Unidad de Rescate Aéreo, hoy recuerda que de haber hecho caso de aquel consejo se hubiera privado de su principal pasión: ayudar a la gente y ser siempre una esperanza en el peor día de sus vidas.
A los 8 años de edad conoció el mundo de las ambulancias y las emergencias gracias a su tío Guillermo Corchado, mecánico de oficio y socorrista de la vieja guardia, héroe anónimo como muchos voluntarios que salen a prestar auxilio por el sencillo placer y compromiso de hacerlo. Él fue su principal inspiración. Maverick hizo su debut como “Patrullero” en la Brigada de Seguridad Vial de la Escuela Primaria “Américas Unidas”, en la colonia Romero Rubio, de la Ciudad de México, ahí descubrió que con un poco de destreza en las manos, mucha atención y ganas de servir a los demás, agitando su bandera de precaución y pitando su silbato en un crucero, era capaz de salvaguardar la vida de las mamás de sus compañeros de escuela, al cruzar la calle, cuando estas iban a recogerlos todas las tardes al concluir las clases. Eran los años ochenta, del siglo pasado.
Casi 40 años después, en el año 2025, Maverick, continúa fiel a su labor de salvaguardar la vida de otros, pero ahora coordinando operaciones de rescate aéreo todos los días, o deslizándose sobre el cable de una grúa, en caída libre, a diez mil pies de altura para brindar auxilio a un grupo de alpinistas accidentados en el Nevado de Toluca o en el Volcán Popocatépetl.
Su experiencia como Paramédico Avanzado, Rescatista y Especialista en Aeromedicina, le ha permitido ser un elemento multifuncional y útil para el beneficio de las personas que han sufrido un accidente en lugares de difícil acceso, o que por su estado crítico de salud y la gravedad de sus lesiones requieren de una atención rápida, precisa y eficaz mediante un oportuno traslado aéreo.
Sus cualidades, acumuladas en más de 30 años como elemento voluntario de la Cruz Roja Mexicana y sus múltiples participaciones como coautor de libros de medicina de emergencias y de rescate, le permiten hoy día coordinar la extracción y aseguramiento de múltiples víctimas tras un accidente de autobús sobre una autopista, brindar apoyo a los combatientes de incendios forestales esparciendo agua con un helibalde sobre una serranía; o haciendo traslados especializados para trasplantes de órganos entre hospitales.
“Ya escucho menos de mi oído derecho y he tenido desprendimiento de retina por tanta vibración y ruido del rotor del helicóptero, después de 25 años volando; pues una hora de trabajo en el aire corresponde a 8 horas de oficina”, revela Maverick. Sin embargo, no pierde el entusiasmo y agradece a todos sus errores y a todos los obstáculos que la vida le ha puesto, porque gracias a ellos ha logrado mucho más de lo que imaginaba.
Destacado por su sencillez y disponibilidad, Maverick también está por terminar su Doctorado en Educación y es Maestro en Administración de Instituciones de Salud. “Por falta de recursos no pude estudiar Medicina, mi gran sueño; tuve que lavar coches para salir adelante en mis primeros años, pero agradezco al universo por todo lo que me ha pasado”.
Con la experiencia de haber participado en los rescates aéreos más importantes y famosos del país, Maverick se piensa jubilar en cinco años. “Me gusta cerrar ciclos, me voy a comprar una lanchita y me voy a ir a Puerto Progreso, dejaré todo esto y me voy a dedicar a otra cosa”. ¡Que su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa
Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre
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