Enrique Bátiz Campbell, murió

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Enrique Bátiz Campbell, murió

Lunes, 31 Marzo 2025 00:02 Escrito por 
Gilda Montaño Gilda Montaño Con Singular Alegría

Hoy murió Enrique Bátiz Campbell. El mejor director de orquesta que tuvo alguna vez este país y que fue invitado a dirigir la orquesta Sinfónica del Estado de México por Carlos Hank González en 1971 y que él fundó. Cuando gobernó Alfredo del Mazo González estuvo fuera y volvió a dirigirla con Ignacio Pichardo Pagaza. Al fin salió cuando Alfredo del Mazo Masa fue gobernador, por una denuncia que a la postre, él ganó.

Hablar de él, es hablar de una de las figuras más importantes y trascendentes que tuvo este país, en el cuarto del siglo pasado y durante este cuarto ya. Hombre muy querido, y muy odiado. Era extremadamente exigente con su orquesta. Pero la consolidó como la mejor de su país. Así la llevó a muchos lados del mundo. Si se conoció México y el Estado de México culturalmente, fue por supuesto, por las presentaciones que tuvo la Orquesta durante toda su vida. Europa, Asia, Estados Unidos. Tuvo la Presea Estado de México. Será siempre, el director Emérito.

Dirigió varias orquestas. Entre otras la Royal Philarmonic. Fue un genio. Era un niño prodigio. A los cinco años, dio su primera presentación pública de piano. Nació el 4 de mayo de 1942, y murió hoy a las 6.30 de la mañana. Amelia Guízar, nuestra entrañable amiga, lo acompañó y cuidó hasta que el partió. Estaba aún en el hospital cuando le llamé.

Tuvo un problema con una mujer suiza, que ella manifestó, luego de 25 años. Ella lo acusó después de un cuarto de siglo, de violación. Y el juicio, ---yo lo viví--, él lo ganó. Hasta allí quedó esa historia. Pero no el prestigio del maestro Bátiz.

A mediados de 2018, y con motivo de un homenaje musical a Gabriel García Márquez por parte de la OSEM, Bátiz destacó que se sentía muy satisfecho de la agrupación en la que ha permanecido durante 46 años. “Estoy muy contento y honrado de haber trabajado y seguir trabajando por la cultura musical a través de la OSEM”. Recién lo vi en Toluca, y me dijo lo mismo.

El 07 de febrero de 2018, y tras 46 años de ser director de la Orquesta, fue sustituido por Rodrigo Macías, informó entonces, el patronato de esa institución. Nunca lo nombraron director Emérito. El fundó la orquesta en 1971.

Su discografía incluye más de 100 grabaciones orquestales. De las cuales, casi todas, me regaló. Recuerdo que la única petición que me hizo el entonces gobernador Ignacio Pichardo Pagaza, aquel 11 de septiembre de 1989 cuando venimos, fue que cuidara mucho a Enrique Bátiz. No fue fácil, pero lo hice.

Enrique Bátiz debutó en el Palacio de Bellas Artes, en 1969, con la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Venía de estudiar muchos años en la Escuela Julliard de Nueva York, donde conoció a su esposa Eva María Zuk, quien también estudiaba allí. Ella fue considerada con los años, la mejor pianista del orbe. Nada menos. Tuvieron dos hijos: ella escritora, él economista. Tita y Tito. Él tuvo una tercera hija brillante: Milena. A todos los amaba mucho, y estaba muy orgulloso de ellos tres.

Hoy, la Universidad de Hidalgo, a través de su rector, el Dr. Octavio Castillo Acosta, informa de la muerte del Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Sé que está bien. Y que descansa en paz.

Una anécdota preciosa: Esto que les escribo, sucedió hace ya cuatro años. Lo quiero publicar hoy, porque Enrique murió por la mañana. Pero no su genio, ni su figura. Seguirá siendo hasta siempre, el maravilloso director de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, toda su vida. Solo la dirigió 46 largos años.

Enrique Bátiz, mi entrañable amigo, me habló después de haber leído el artículo que escribí de Eva María Zuk, la semana pasada. Y puntualizó: Es un recuerdo maravilloso. Tiene la virtud de lo excelso en la manera de la presentación. Te felicito. Es asombroso. Ella tenía 17 años cuando la conocí y un año fuimos amigos hasta que en mayo de 1964 aceptó ser mi novia. El verano lo pasó en Caracas y yo en México. Nos reencontramos en el otoño al inicio de clases, el 25 de septiembre de 1964. Y pasó de ser novia, a pedirle que uniéramos la vida y nos casamos por lo civil en Nueva York el 26 de diciembre de 1964. Después la boda religiosa en Caracas, el 23 de septiembre de 1965. Hay toda una historia por relatar. Todavía…

Es una linda historia de amor y también de pasión por la música, le respondí. Y me acordé de las grandes cajas de recortes periodísticos de su transcurso por la música, que algún día me enseñó, que tenía en su casa, allá en Barranca del Muerto, cuando yo le hacía mil preguntas para la entrevista de los 25 más importantes extranjeros que optaron por ser mexicanos. Todos polvosos, todos llenos de historia de amor, de polvo y viento… y sueños de poeta.

Eva Zuk ha sido una de las amigas a las que más he querido en mi vida. Aprenderle, aprehenderle, intuirla, tratar de adivinar sus pensamientos que manejaba con una gran inteligencia y dulzura era muy rico. Jamás a nadie hizo sentirse mal, ni menos. Era una reina.

Un día llegué a verla y me encontré con la triste noticia que tenía cáncer. No sabía ni qué decirle. Mandó comprar pastelitos y me los dio con té. Al irme, me acuerdo muy bien que al despedirse me dijo: y tu tan llena de vida… Traía yo un collar de ámbar, me lo quité y se lo puse. Tenía todas las ganas del mundo de que estuviera cada día mejor. Y mi collar tenía toda clase de buenaventura hacia ella.

Esta es otra parte, condensada de lo que Eva me platicó. Lo comparto con alegría. La melodía, la música, es como un canto. Se respira, se cuenta, se calcula, se palpa el sentido de cuanto se acelera y se prevé. Tiene medida. Equilibrio. “Rubato” significa robar tiempo, pero donde se sustrae luego se agrega, para que todo suene bien. Así como en la vida...” Así como fue su vida… La vida de los dos.

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Gilda Montaño

Con singular alegría