Seguramente muchos de nosotros el fin de semana nos organizamos con la familia para asistir a algún restaurante a convivir; sin embargo, he tenido noticias de varios amigos y conocidos que en nuestra bella capital se ha incrementado un fenómeno que inhibe este tipo de convivencia y, aún más, provoca en el sector restaurantero una merma en sus ganancias.
El robo a mano armada y con violencia cometido por grupos de delincuentes en restaurantes y negocios de alimentos se ha incrementado en Toluca y sus alrededores; este fenómeno provoca temor de la ciudadanía ante agresiones y el despojo de las pertenecías que en ese momento traen consigo como carteras, relojes, teléfonos celulares y hasta vehículos son objeto de la acción de estas bandas delincuenciales.
Nada menos que el fin de semana, un amigo y los comensales de un restaurante en Toluca fuero objeto de amago y maltrato para despojarlos de sus pertenencias. Si aunado a esto agregamos la falta de respeto y compromiso de algunos servidores públicos, la ciudadanía prefiere cuidar su vida y posesiones a disfrutar de un rato de esparcimiento que puede terminar en una tragedia.
Otro ilícito que se ha crecido en grandes proporciones es el robo a casa habitación. Y también, desafortunadamente, un familiar mío sufrió el embate de la delincuencia que vulnera la esfera familiar y extrae del hogar de una familia sus pertenencias, pero sobre todo roban la tranquilidad y confianza de cada ciudadano, que sufre la intromisión en lo más respetable e íntimo, su casa.
Qué tristeza que Toluca, con su tranquilidad de siempre, se esté convirtiendo en un nicho de oportunidad para la delincuencia. ¿Qué nos hace falta para regresar a la Toluca en la que se podía transitar a cualquier hora sin preocupación?, ¿en la que se podía dejar un vehículo en la calle sin pensar si al regresar estará o no? y ¿en la que salíamos de nuestras casa sin pensar en que al regresar se encontrara violada nuestra tranquilidad?
Yo insisto, estimados lectores, en que son acciones en conjunto las que debemos desarrollar. La ciudadanía, educando a las nuevas generaciones en los valores y el respeto a la ley y la autoridad y sobre todo, en la cultura de la auto protección, y la autoridad, con gran responsabilidad, cumpliendo con honestidad, eficacia y eficiencia la labor para la cual nos hemos alquilado. No es con ocurrencias con lo que lograremos una verdadera seguridad pública; no es con anacronismo con lo que responderemos en la persecución de los delitos. Necesitamos sacudirnos la flojera mental y física, debemos dejar de ser reactivos y convertirnos en entes productivos; la seguridad no se logra aumentando el número de patrullas con un solo elemento, eso está probado, también hay que aumentar el número de policías pero, sobre todo, habrá que preparar agentes de la ley con valores cívicos y especialmente con un gran sentido de pertenencia a su labor.
Modernizar nuestra Fiscalía estatal no es un tema menor. No es posible que los agentes del Ministerio Público y los policías investigadores estén pensando en crear un sindicato, por las pesimas condiciones de trabajo en que se desarrollan. ¿Cuánto tiempo tiene que no modernizan las instalaciones y cuantos servidores públicos de la fiscalía han sido contratados de diez años a la fecha?
No es crítica, son reflexiones que hago con la experiencia que me ha dado una vida de dedicarme a estos temas. El cambio es posible, solo falta voluntad
No podemos permitir que la delincuencia rebase a la sociedad de Toluca, de nuestro estado y de nuestro país.
Por cierto: las cámaras son un buen medio para tener datos en caso de un robo a casa habitación, sólo hay que tener cuidado de ocultar bien el receptor para la grabación, si no lo hacemos así, también se lo pueden robar.