Diablo: hola, Simplicio, y ahora, ¿por qué andas de guaraches? ¿A poco ya tan pronto después del triunfo del Mesías Tropical en la elección presidencial, andas disfrazado de apóstol del pueblo?
Simplicio: !Calla, demonio blasfemo! Jesucristo mismo usaba guaraches, bueno, allá en Palestina le dicen sandalias...
Diablo: Pero noto que además de tener todavía el dedo pulgar morado por la tinta de las elecciones, tienes morado el dedo del pie gordo izquierdo. ¿Te vas a acabar pintando todo de morado para destacar como miembro de MORENA?
Simplicio: Basta ya de tus burlas, méndigo diablo. Lo cierto es que me golpeé el dedo gordo izquierdo, se me inflamó y no me cabe el pie en mis zapatos usuales.
Diablo: Hombre, pero no entiendo por qué tienes también hasta la cara morada...
Simplicio: Estoy morado...de coraje por la nueva verifiicación vehicular...
Diablo: ¿Qué, no pasó tu carcacha?
Simplicio: Con tantos requisitos no hay carro que pase, pero lo peor es que además me prohibieron que manejara cualquier vehículo en tanto no me cure del dedo gordo del pie.
Diablo: Ah, caray, ¿y qué razón te dieron para eso?
Simplicio: Pues dicen que con el dedo gordo inflamado, no puedo manejar bien porque el dedo gordo es decisivo para el sistema de frenado y en general una eficiente operación del auto...
Diablo: !Diablos! No lo había pensado así, pero tienen razón, el dedo gordo del pie humano es lo que lo diferencia de los animales y de nosotros los demonios, que tenemos garras y no pies.
Simplicio: Pero tú tienes alas para volar y no necesitas auto para circular...
Diablo: Eso sí, pero quién te manda ser simplemente humano. Pero el dedo gordo del pie humano es lo que te distingue de los animales.
Simplicio: Yo creía que era el pulgar de la mano humana, que es completamente oponible a los otros cuatro dedos, lo que nos diferenciaba de los demás animales.
Diablo: Pues sí y no.
Simplicio: No entiendo, ¿cómo es eso?
Diablo: Pues sí porque efectivamente el factor más importante relacionado a la habilidad de la mano y su pulgar es la liberación del ser humano de su función en la marcha, que todavía hoy es crucial para tus parientes los simios.
Simplicio: Órale, méndigo Diablo, no sea tan llevado...
Diablo: Lo siento, Simplicio, pero esa es una parte importante de la teoría científica de tu evolución. Pero Darwin se quedó corto porque en realidad la clave de la singular evolución del ser humano, lo que le ha permitido dejar de andar, por decirlo así, en cuatro patas y poder caminar en dos pies y pensar, ha sido el dedo gordo del pie, que es importantísimo para desplazarse equilibradamente, lo cual favoreció el desarrollo del cerebro humano aunque no todos lo logran.
Simplicio: Caramba, nunca pensé que en realidad pensamos con los pies, con los dedos gordos, ¿verdad?
Diablo: En efecto, es imposible pensar bien sin un par de dedos gordos en los pies, que te eviten tropezarte y darte en la madre a cada rato, ¿no crees, mi Simplicio?
Simplicio: Pues sí, ahora me doy cuenta de la importancia del dedo gordo y me lo voy a cuidar como si fuera mi propio cerebro.
Diablo: No se te olvide jamás, Simplicio, que en efecto el dedo gordo es evolutiva y anatómicamente lo que distingue al hombre de los monos, de su origen animal y bruto. El dedo gordo es la parte más humana del cuerpo humano en el sentido de que ningún otro elemento del cuerpo se diferencia tanto del elemento correspondiente del mono antropoide.
Simplicio: Cierto, ¿pero qué tiene qué ver eso con la verificación vehicular?
Diablo: !Que no puedes mover bien los pedales!
Simplicio: Oye, Diablo, los monos no dan patadas, ¿verdad?
Diablo: ¿Por qué preguntas?
Simplicio: Porque no se me ocurre nada más humano que darle un buen puntapié al fulano de la verificación...
Diablo: Bien, Simplicio, ya empiezas a pensar como un verdadero humano, pronto estarás conmigo por toda la eternidad, pero con eso te vas a lastimar más tu dedo gordo de la pierna izquierda.
Simplicio: Por eso Dios me dio dos piernas...
Diablo: Bueno, Simplicio, más vale que te vayas acostumbrando a ya no manejar tu carcacha y aprendas a andar con la raza en el transporte público para que te des tu baño diario de pueblo con los chairos...
Simplicio: No hay que exagerar, Diablito, que también hay Uber...
Diablo: No dejarás de ser un junior pirrurris. A propósito, ese Rolex que presumes no cuadra con los guaraches de pobre chairo que traes...y llamando a que Primeros los Pobres, no tienes vergüenza, Simplicio.
Simplicio: Es que este relojito me lo regaló mi novia, y además, qué te importa mi vida privada, diablo metiche.
Diablo: Me importa y mucho, porque voy a estar vigilando a todos los chairos, los de primera con Rolex y los de segunda para ver si no aparecen después con Rolex pagados con los impuestos de los mexicanos, especialmente te voy a vigilar a ti, mi querido Simplicio, chairo de Rolex y guaraches.
Simplicio: !Vete al demonio!
Diablo: Con gusto, después de este infierno electoral me voy al inframundo a descansar y preparar un pabellón especial para los chairos que no cumplan sus promesas de campaña. Allá abajo te espero, puedes pedir tu último Uber al infierno, dirección conocida...jajajajajaja
(Julio 2018)