En los trabajos de transición del gobierno federal con los equipos del presidente electo Andrés Manuel López Obrador y del actual Enrique Peña Nieto, hemos sido testigos de un show mediático en el que a ciencia cierta no se sabe cuál es el rumbo que se seguirá, lo que sí es evidente, es que parece que las pláticas entre uno y otro han resultado en un acuerdo terso para que se lleve a buen fin la laboriosa labor administrativa.
No obstante, por las apariciones que se han generado con todo el equipo de uno y otro, cabe la pregunta ¿como para qué? ¿cuál es el fin? Los cuestionamientos incómodos de los reporteros que cubren la fuente, han sido dirigidos especialmente para Peña Nieto, quien ha tenido la paciencia y sobre todo, la experiencia que le dan casi seis años al frente del gobierno para responder sin mayor complicación, y no podía ser de otra manera, pues a punto de partir, no habría motivo para enredarse en situaciones que ya no le corresponden.
Pero, ¿cuál fue, o es, el acuerdo con López Obrador para ver este espectáculo? Cualquiera puede pensar que así se definió para evitar alguna futura investigación que le complicaría la vida al quien deja el ejecutivo y por supuesto, a su equipo, y si no es así, ¿para qué están todos los demás? Lo terso de la presentación ante la prensa no puede ser casualidad, difícil que lo sea.
Uno de los temas que se esperaba saldría a cuenta y del cual se verían obligados a responder, giró en torno a la Profesora Elba Esther Gordillo, y no era para menos, la lideresa que tiene el colmillo bien retorcido, eligió dar una conferencia de prensa el primer día del regreso a clases, conocedora de su imagen y del impacto que iba a causar. Y así sucedió, porque se fue generando una gran expectativa con el anuncio promisorio de la semana pasada y que cumplió éste lunes. Para quienes conocen a la maestra, no hubo sorpresas, su aparición ya se esperaba de la manera en como se dio.
La profesora lució mejor de lo que muchos pudieron imaginar, considerando, claro, que va saliendo de un cautiverio de casi todo el sexenio que termina, pero no fue casualidad elegir el día, todo tenía un fin bien planeado, de inmediato, se colocó en el lugar que dejó desde el tiempo en que perdió su libertad, como si de pronto el tiempo no hubiera pasado, dejando en claro dos cosas muy importantes, su celebración de ver que la reforma educativa pasa seguramente por sus últimos días y el reposicionamiento de su imagen para retomar lo que seguramente reclamará como suyo y que nunca perdió.
Una tragedia para el gobierno saliente, porque la reforma educativa fue uno de sus principales logros, con muchos esfuerzos y enfrentamientos de por medio y que le dan al presidente Enrique Peña un trago muy amargo para digerir. El proceso, que se le achaca en contra de la Profesora, que si bien, como lo señaló, estuvo en manos del Poder Judicial y la acusación a cargo de la autoridad persecutora federal, no puede pasar por alto que para muchos es quién determinó su detención, y por el otro lado, AMLO declarando que la tal Reforma sería cancelada para, en su lugar, tener otra mejor.
Por otro lado, las conferencias que se han registrado por parte del presidente electo, hacen recordar aquellas que ofrecía cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, ahora Ciudad de México, dejando de manifiesto un culto elevado de su persona, dictando la agenda en la política nacional, lo que al parecer repetirá como presidente, no es necesario ser adivino para saberlo, porque así lo ha venido haciendo en los últimos días.
La sonrisa que esboza es muestra fiel de que se encuentra gozando de la atención que bien sabe obtiene, se da tiempo para decir algún chascarrillo con todo y felicitaciones y aplausos de la prensa que le sigue los pasos, los que tal vez en algún momento fueron víctimas de señalamientos por el ahora presidente electo y que en la crítica, fueron severos, pero parece que todo eso cambió.
Sin embargo, aún hay quienes no creemos en que las cosas puedan resolverse como por arte de magia, y que tampoco podemos aceptar que la participación ciudadana mediante encuestas sean la solución a todos los problemas y en especial, a los más importantes, sólo porque López Obrador diga que el pueblo es sabio, porque esa sabiduría que dice tiene el pueblo, la basa exclusivamente en el hecho de que fue elegido presidente, no por eso, será sabio, pues la historia ha demostrado que el pueblo también se equivoca en el momento de elegir a sus gobernantes. Pero, el voto, es un derecho ganado, ¿estará el ciudadano común en condiciones para saber votar por otras cuestiones que deberían corresponder en su decisión a las autoridades, que para eso fueron electas?.
Más bien, parece que con ello intenta evadir la responsabilidad de su cargo y hacer responsables con un supuesto golpe de autoridad de los mexicanos, que se expresarán por medio de ellas, mismas que siembran más dudas que certeza, sobre todo, por todo lo que tiene que ve con ese ejercicio. Todo esto es sólo un circo para dar la idea de que se gobierna escuchando a la gente.
Sucedió con los candidatos de su partido, Morena, cuando hizo a un lado a los que aparecían como los indiscutibles favoritos, para ocultar una imposición, pues nunca se supo a ciencia cierta los resultados, sólo se anunciaron. Esto, hace pensar que las futuras encuestas, cuando ya se encuentre a cargo del ejecutivo, serán muy parecidas.
Pero, como los comediantes profesionales quienes merecen respeto y reconocimiento, cuando, independientemente de que haya pasado alguna tragedia, el show debe continuar.
