Muy acertada fue la misiva que envió un mando militar al Presidente electo, en la cual le explica que las Fuerzas Armadas, además de asegurar la soberanía de nuestro país, participan activamente en la vida del mismo, sobre todo en acciones que dan tranquilidad a la sociedad.
Es cierto, en mi opinión, los militares deberían regresar de inmediato a los cuarteles y también pienso que desaparecer al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea para convertirla en una guardia civil, sería un gran error. El simple hecho de regresar al Estado Mayor Presidencial a las filas del Ejército ya es una equivocación que raya en el populismo y que ha negado el próximo Presidente de México.
Debemos entender que no se trata de la persona sino de la figura que representa a todos los mexicanos, del hombre que toma las decisiones más importantes para el presente y el futuro de un país; que en esa figura está representada esa soberanía nacional de la que hablamos y, por tanto, debe estar protegida por profesionales y no por un grupo de inexpertos que no tiene la más mínima idea de lo que es proteger y asegurar la tranquilidad de un país entero. ¿Se imaginan, estimados lectores, otro magnicidio en México y las consecuencias políticas, sociales y económicas que esto conlleva?, no soy ave de mal agüero, como profesional de la seguridad veo las cosas a desde ese peculiar punto de vista.
Regresando a la carta de un militar al Presidente electo, en ella, de manera muy específica, trata de explicar las bases filosóficas, sociales y prácticas de la existencia de las fuerzas armadas y la diferencia con la fuerza civil, que tiene la obligación de proporcionar seguridad pública y hacer cumplir las determinaciones de la autoridad con el ejercicio de la fuerza pública dentro del Estado de Derecho y con el respeto de los Derechos Humanos a través del cumplimiento de los protocolos de uso de fuerza establecidos. Seguramente esa carta llevará la opinión de la gran mayoría de los elementos de las fuerzas armadas y de muchos de los ciudadanos que pensamos que sin ser un país bélico, México necesita instituciones fuertes que nos aseguren a todos la tranquilidad de vivir en paz dentro de nuestro territorio y una protección efectiva de nuestra soberanía.
No perdamos la visión de la seguridad como derecho fundamental y mucho menos, el objetivo de las instituciones creadas para proporcionarla, cada una en sus funciones específicas. Recordemos que nuestro país se encuentra conmocionado por la acción de la delincuencia organizada, la única que obtiene beneficios con la falta de conocimiento y las acciones erróneas.
Por cierto: la valentía de este miembro de las fuerzas armadas debe ser ejemplo para no callarnos y decir con respeto nuestras verdades.