Hablar del Tren Maya, es referirse a la obra emblemática que pretende el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y para llevarla a cabo ha comprometido a los gobernadores de los Estados de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco, que se encuentran involucrados en el proyecto, y son quienes estarán encargados de solucionar cualquier problema que se presente durante su construcción, y en caso de no ser así, de antemano serán culpables.
Uno de los gobernadores, Alejandro Moreno de Campeche, priista por cierto, dijo en una entrevista con Luis Cárdenas de MVS, que más del 80% de los ciudadanos apoya el proyecto del Tren Maya, el cuál, pasó de la idea inicial de abarcar 900 kilómetros a 1500, y digo idea porque un proyecto de esa naturaleza, debe contar con un soporte de estudio, hecho por especialistas que avalen tan ambiciosa ampliación, más parece una ocurrencia, no puede verse de otra manera.
Bueno, pues hablando del gobernador de Campeche, dijo que se había hecho una encuesta telefónica a 2500 personas, de donde surge ese porcentaje del 80% que es al que se refiere, y al mismo tiempo, ataja diciendo que lo más importante es el aporte que se tendrá para los ciudadanos, obviamente antes de ser cuestionado sobre una sola encuesta que parecería muy pobre si se considera que se está hablando de un tema de esa naturaleza y de esa importancia.
Es aquí donde uno cuestiona las diferencias entre la continuación de la Construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y del Tren Maya, y cabe una reflexión, ¿por qué en lo que se refiere al Tren Maya no se señalan a los que invertirán como se hace con los del Aeropuerto? pues la inversión que se contempla es mixta, con una importante participación de la iniciativa privada, además de ser una decisión bastante neoliberal.
En cuanto al presupuesto que supone la obra, se consideran entre los 120 mil y 150 mil millones de pesos, lo noble, es que generará inversión, empleo y desarrollo, sin dejar de lado que actualmente la península recibe una cantidad muy importante de turistas, por lo que representará una alternativa para ellos, además de proyectar la integración de los estados del sur, sur-este, que es en sí una fórmula bastante interesante.
Al estado de Campeche le corresponden 565 km de la obra, de los cuales 308 ya están construidos; especial atención ameritan los 256 kilómetros que están contemplados en un tramo de selva, de éstos y de todos lo demás, asegura el gobernador contar con todos los permisos y derechos de vía (se involucran tres derechos, el de vía, el de carreteras y el de las líneas eléctricas) pues se va a construir sobre carreteras federales y estatales.
Según el presidente electo López Obrador, precisa que el tiempo que se invertirá en la construcción del Tren Maya es de 4 años máximo, sin pretextos y sin retrasos, además apunta, que no se trata de un proyecto del próximo sexenio sino estratégico para la nación, con inversión mixta.
Por otro lado, el gobernador Alejandro Moreno, asegura que la zona se encuentra rezagada desde hace 30 o 40 años, pues no reciben atención en la misma proporción que como aportan a la federación, que no han contado con gran apoyo del gobierno federal. Sin embargo el gobernador se contradice, a la pregunta de que si se refiere al gobierno actual, recula y señala que en la administración de Peña Nieto ha recibido total apoyo en Campeche en obras de infraestructura, ¿por fin?
Pero, se construya o no el Tren Maya, que es más difícil que suceda lo segundo, porque recordando lo que recién dijo el flamante presidente electo Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que “les guste o no les guste… vamos a construir el Tren Maya” imponiéndose de antemano ante los opositores llamados “graciosamente” por el simpático personaje como los “fifís” o prensa “fifí” o más bien, a todos los que aparentemente no concuerdan con sus ideas, porque por el hecho de criticar o no estar de acuerdo con él, no es visto con respeto democrático, sino calificado con la palabra señalada.
¿Y qué? Si los que nos atrevemos a señalar lo que no parece congruente y disparatado por un improvisado sujeto que vive con ocurrencias y dice lo que quieren oír dependiendo del auditorio que tenga, pues entonces así será.
Sin embargo, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México tiene diferente óptica, porque no es un proyecto que se le haya ocurrido al originario de Macuspana, y que posiblemente sea el que haga notar al agónico gobierno de Enrique Peña Nieto, y surge una sencilla pregunta, ¿qué no es por el bien de México, de los ciudadanos y de su desarrollo que se hacen este tipo de obras, como el propio Tren Maya? Que por cierto, no tuvo consulta alguna, y como dijo AMLO, va porque va, pero, siendo congruentes, aún realizándose y es el deseo de todos los involucrados y no involucrados, por el bien de este país, pues dará un impulso importante especialmente al turismo, aunque sí es importante recordarle al tabasqueño, México ocupa el 6º lugar en el tema del turismo, y esto es, sin su intervención, pero, como está acostumbrado a todo minimizarlo, tal vez no sea importante para él, pero bueno, el aeropuerto, al no llevarse a cabo en sus términos, y con la inversión ya hecha, se perderán más de cien mil millones de pesos, casi nada, ¿por capricho?
¿Cómo verá el mundo a México, cuando, si tiene un proyecto como el Tren Maya y un aeropuerto Internacional parchado con Santa Lucía y ahora Toluca?, tema que ha tenido entretenidos a todos; a los ciudadanos, a su próximo gabinete, y a la prensa, cuando al final se hará lo que AMLO diga, y punto. Sólo una cosa, en caso de que decida que se tire a la basura todo lo invertido en Texcoco, y que se haga el parche propuesto por él, durará muy poco, y tarde o temprano se tendrá que volver sobre el mismo asunto, tal vez después, mucho después de que haya dejado la silla presidencial, y será recordado como el presidente necio que pudo haber cambiado la historia, por lo menos en este sentido, y no quiso hacerlo, ¿por qué? Porque se cansó el “ganso”.